Variedades purple: cuando el color es salud y también es enfermedad

Entre los factores que pueden producir estos cambios están las variaciones en los niveles de pH (en medios ácidos tienden al rojizo, en medios más alcalinos a los tonos azulados y púrpuras), las carencias de nitrógeno (amarillo) o potasio (verde oscuro y morado), y, sobre todo el frío. Si bajan mucho las temperaturas, las plantas tienden a mostrar diferentes coloraciones.

Por supuesto, estos cambios de pigmentación deben vigilarse, porque si se deben efectivamente a motivos de salud, el resultado será una marihuana de menor calidad que la brillantemente verde.

Pero esto no es en absoluto un axioma. Existen variedades de marihuana de casi todos los colores, colores que tienen un origen genético y que no tienen nada que ver con problemas ni carencias. Las más conocidas y llamativas son las llamadas variedades purple, que presentan un hermoso color morado en diversos matices. 

Con un origen genético común radicado en tierras de Afganistán, Pakistán y Uzbekistán, las variedades purple deben su belleza a unos pigmentos secundarios, las antocianinas, a quienes la verde clorofila oculta al principio de la temporada, pero que al final, cuando ésta se debilita, aparecen en todo su esplendor. La condición para que lo hagan es que desciendan las temperaturas nocturnas, en la última etapa del cultivo.

La pionera y reina de estas variedades purple es la Blueberry Original, de Dutch Passion y creada en Estados Unidos por D.J. Short -con permiso de la Purple Haze, otra distinguida aristócrata-, pero hoy en día existen muchas otras versiones de igual o mejor calidad: la Blue Widow de Dinafem, la Purple Ryder de Joint Doctor, la Purple Widow de Sjamaan, la Blue Kush de BOG Seeds, la Pakistan Chitral Kush de Cannabiogen, la Grapefruit x Blueberry de Chimera... etc, etc.

Todas ellas tienen calidad y potencia garantizada, desmintiendo el viejo mito de que las marihuanas moradas son más suaves. Otra de sus ventajas es la sorpresa que puedes dar a tus amigos mostrándoles una piedra de hachís purpúreo, casi una piedra preciosa.

Tener un jardín de colores, plantando sólo marihuana, es perfectamente posible. Además de las purple, existe todo un plantel de variedades que presentan tonalidades distintas del verde, desde amarillos a rojos fuertes (gracias a otros pigmentos secundarios, los carotenoides), e incluso grises y negros ahumados, debidas a características genéticas diversas.

Probad con una Stinky Pinky (rosada) de British Columbia Seeds, con una Red Dwarf (roja) de Buddha Seeds, o con una Vietnam Black Thai (ahumada) de Ace Seeds. Naturalmente, necesitan de un cultivo cuidado y, en la medida de lo posible, fertilizantes orgánicos, para desplegar todo su potencial.

Pero si lo lográis, la belleza de vuestra plantación sólo se podrá comparar con la calidad de vuestras cosechas.

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