- Existen diferentes formas de disfrutar de la marihuana que no implican inhalar el humo de su combustión, como son la vaporización o la ingesta de alimentos con cannabis, cada una con sus propias peculiaridades.
- Mientras que los productos comestibles provocan efectos más duraderos, los causados al inhalar los compuestos a través del vapor desaparecen más rápidamente.
- Sin embargo, cuando introduces las sustancias psicoactivas del cannabis a través del sistema digestivo, debes esperar más tiempo hasta notar alguna sensación.
- Te explicamos estos y otros detalles de ambas opciones de consumo, para que puedas elegir la que mejor se adapte a tus preferencias.
Magdalenas, caramelos, humus, bacón, 'pizza' o guacamole: las opciones para ingerir cannabis en forma de alimentos son de lo más abundantes. La elección de una u otra, o la invención de una nueva receta, solo va a depender de los gustos y la imaginación de cada persona. Sin embargo, no todo los usuarios optan por este método de consumo, en el que el cuerpo absorbe los principios activos del cannabis a través del sistema digestivo. Algunos prefieren, por ejemplo, la vaporización. Cada una de estas dos formas de disfrutar la marihuana tiene sus puntos fuertes y débiles.
Si ya has probado alguna receta que contiene cannabis quizá te preguntes por qué su ingesta proporciona un efecto que parece más intenso y duradero que el obtenido mediante inhalación. Cuando tomas marihuana a través de la boca, el THC recorre todo el sistema digestivo hasta llegar al intestino y después pasa al hígado, donde es metabolizado y convertido en un compuesto hidrolizado. Este producto o metabolito es muy activo y atraviesa fácilmente las membranas que separan el torrente sanguíneo del tejido cerebral, de ahí su intenso efecto psicoactivo.
Sin embargo, tanto el CBD como el THC vaporizados siguen una ruta metabólica diferente porque, en lugar de pasar por el estómago y dirigirse al hígado, pasan directamente a la sangre a través de los pulmones. Por eso, cuando fumamos o inhalamos el vapor, sentimos los efectos casi de forma inmediata, pero también desaparecen rápidamente si detenemos el consumo. Concretamente, el máximo suele aparecer durante los primeros 10 minutos y se disipa después, entre media hora y una hora. Así, la inhalación es la mejor opción para los más impacientes o los que no quieren permanecer mucho tiempo bajo los efectos psicoactivos por algún motivo.
Por el contrario, la forma en que se asimilan los compuestos al ingerir la planta provoca que las sensaciones tarden entre 30 minutos y dos horas en aparecer, a pesar de que después pueden perdurar durante varias horas más. Los efectos varían entre diferentes tipos de alimentos, pero generalmente los consumidores experimentan consecuencias intensas (tanto psicoactivas como físicas) con dosis de cannabis altas, mientras que los comestibles con pequeñas cantidades provocan efectos más suaves y confortables.
Optando por la vaporización
A pesar de su persistencia y aparente vigor, los alimentos que contienen marihuana liberan menores concentraciones de cannabinoides a la sangre que las segregadas en la inhalación. Esto se debe a que los compuestos de la marihuana no pasan al torrente sanguíneo en su totalidad, sino que solo lo hace en cierta proporción. Durante la ingesta, solo entre el 10 y el 20 % del THC y alrededor del 15 % del CBD pasan al torrente sanguíneo, mientras que al ser respirados este porcentaje aumenta hasta el 50 o el 60 %.
El CBD y el THC no son solubles en agua.
Que solo asimilemos una fracción de ambos compuestos es consecuencia de varios factores. El CBD y el THC no son solubles en agua, con lo que tiende a escapar del torrente sanguíneo y difundirse rápidamente hacia los tejidos grasos, donde se acumula. De esta manera disminuye la cantidad del compuesto que llega a los centros nerviosos donde ejerce su actividad corporal. El porcentaje varía también con el método de consumo, pues, al introducir ambas sustancias en el organismo a través del sistema digestivo, estas pasan por el hígado, que cumple con su labor de filtro natural y elimina cierta cantidad de los compuestos del torrente sanguíneo, un efecto que no se produce en el caso de la vaporización.
Otra de las ventajas de la vaporización es el control que el usuario tiene de la dosis que quiere consumir. Determinar la concentración de THC y CBD en cualquier receta que contenga marihuana, incluso las preparadas en casa, es complicado, y los propios fabricantes encuentran dificultades para estimarla. Debido al retraso entre la ingesta propiamente dicha y el momento en que se notan los efectos, los consumidores pueden llegar a aumentar la cantidad que toman por pensar que la ausencia de sensaciones se debe a una escasa proporción; después, se encuentran con consecuencias que podrían llegar a ser exageradas. Incluso, productos preparados para su consumo como marihuana medicinal contienen a veces concentraciones de cannabinoides diferentes de las marcadas en el envase.
Cuando se trata de cannabis inhalado por vaporización, los casi instantáneos efectos permiten a los usuarios graduar mejor la dosis en función de su apetencia y necesidades en cada momento. Normalmente, se considera que unos 10 miligramos de THC (o CBD) proporcionan unos efectos de intensidad media, mientras que 100 miligramos de un comestible se consideran mucho más potentes y debería administrarse en varias porciones para disfrutar del momento sin experimentar sensaciones incómodas.
Un menú de alimentos
Aunque los motivos para elegir una u otra forma de consumo pueden ser de lo más variopintos, muchas personas optan por probar los alimentos que contienen cannabis porque no les gusta la sensación de fumar o quieren evitar los posibles efectos nocivos de consumir la planta inhalando humo. La vaporización representa una alternativa en estos casos, pero a menudo, debido a la larga duración de los efectos obtenidos de los productos comestibles, algunos usuarios prefieren estos últimos, sobre todo cuando consumen marihuana por motivos terapéuticos. Su persistencia permite, por ejemplo, aliviar el dolor durante más tiempo.
Los usuarios que se decanten por las recetas de marihuana pueden, además, innovar y deleitarse con distintos sabores antes de disfrutar de los efectos de la planta. Hace tiempo que las opciones dejaron de reducirse a los típicos 'brownies'. Hoy en día, los más creativos pueden introducir un nuevo componente en casi cualquier plato, desde un simple muesli bien aderezado a una ensalada de quinoa o un tarro de mantequilla casera.
Pero cuando la decisión no depende de la debilidad por la comida, la elección del método de consumo puede basarse principalmente en el tipo de efectos que deseemos. Si preferimos disfrutarlos durante un periodo de tiempo prolongado sin importar la espera, entonces los productos comestibles son una buena opción. Por su parte, la vaporización se presenta como una buena alternativa para aquellos que deseen una sensación intensa en poco tiempo. Elijas el que elijas, seguro que disfrutas del cannabis con agrado.
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