- Tratar náuseas y vómitos, controlar nuestras pesadillas o el insomnio, actuar como un analgésico natural…
- Parece que estamos hablando del CBD de la marihuana, pero no es así: el tetrahidrocannabinol (THC) tiene también un gran atractivo terapéutico.
- Desde hace varias décadas se estudian sus virtudes y ya existen incluso medicamentos con THC sintético.
- Por lo tanto, no hace falta que temamos sus efectos psicoactivos: es tan idóneo para la salud como otros cannabinoides, solo que hay que utilizarlo de forma responsable.
Hablar de CBD es hablar del cannabinoide más vinculado a los efectos terapéuticos de la marihuana. Muchos enfermos buscan variedades ricas en cannabidiol o productos derivados, como aceites, para aprovechar todo su potencial. Sin embargo, solemos olvidar que el THC, que se asocia a los efectos psicoactivos de la marihuana, también tiene un gran efecto para aliviar los síntomas de múltiples enfermedades. Por ello, hoy te hablamos de algunas aplicaciones que harán que no asocies esta sustancia solo con un simple colocón psicoactivo.
Insomnio y trastornos del sueño
Los investigadores llevan tratando los problemas del sueño con el THC desde por lo menos los años 70. En un estudio publicado en 1973, se demostró que pequeñas dosis orales de THC ayudaban a dormir, tanto a personas con insomnio como a personas sanas. Lo mejor es que el sueño no ha dejado de ser el centro de la investigación con THC: una investigación de la Universidad de Illinois, en Chicago, concluyó en 2013 que el THC también podría mejorar la respiración nocturna y disminuir las interrupciones mientras duermen en los pacientes de apnea del sueño.
Asma
De nuevo en los años 70, y aunque pueda parecer una ironía, se demostró que el humo del cannabis puede provocar un efecto broncodilatador que ayude a los pulmones de los asmáticos, siempre y cuando este humo no provenga de un cigarrillo, que puede irritar y empeorar los pulmones de los pacientes. El estudio se publicó en el 'New England Journal of Medicine', pero los intentos para fabricar un inhalador que ofreciera esta sustancia no fueron fructíferos con la tecnología de la época. Ya en el siglo XXI, la solución puede estar en los vaporizadores de nueva generación, tan pequeños como discretos.
Tratamiento del dolor
Muchas personas toman marihuana medicinal para aliviar los molestos síntomas que se padecen con un cáncer o un problema en las articulaciones y la espalda. Si bien suelen recurrir a opciones con CBD, el THC también puede ayudar a calmar el dolor. Algunos estudios han demostrado que el tetrahidrocannabinol altera el sistema nervioso central para bloquear las señales de dolor que se transmiten desde el cerebro.
Náuseas y vómitos
Los enfermos de cáncer con quimioterapia pueden tener náuseas o vómitos erradicables con el cannabis. Ya en los 80 y en Estados Unidos, se aprobó el dronabinol, un medicamento genérico con THC sintético que servía (y sirve, porque todavía existe) para tratar estos malestares y que también se conoce en Estados Unidos con el nombre de marinol. A finales de la década se estudió para comprobar si podía ayudar a personas con sida a ganar peso, pero los resultados no fueron muy significativos.
De hecho, el dronabinol se ha mostrado también como un potente ayudante para las dolencias y un buen sustituto para conseguir los mismos efectos que la marihuana fumada. Según un estudio publicado en 2013 en la revista 'Neuropsycopharmacology', este fármaco actúa sobre los dolores durante más tiempo que el cannabis consumido por combustión.
Estimular el apetito
Las personas a las que se les cierra el estómago a la hora del almuerzo también pueden consumir variedades con alto porcentaje de THC. Este cannabinoide estimula las ganas de comer, tanto en personas enfermas como en sanas. Por ello, muchos enfermos de cáncer o de anorexia podrían ver así mejorada la apetencia. En este último caso, los beneficios se pueden ver incluso en un aumento de peso.
Esclerosis múltiple
También España ha estudiado los efectos del THC sobre nuestro cuerpo. La 'Revista Española de Esclerosis Múltiple' publicó un estudio sobre la interacción del THC con los receptores CB1 y CB2 del sistema cannabinoide para el tratamiento de esta enfermedad. Al juntarse, el THC impide que se rompan las conexiones neuronales que llevan al agravamiento de la esclerosis múltiple en fase avanzada y a la muerte de las neuronas. Así, la enfermedad se ralentiza. Para llegar a estas conclusiones, se experimentó con animales que tenían isquemia y trauma cerebral y que mejoraron tras tomar THC.
Además, el cannabis ayuda a estas personas a calmar sus dolores, que también aumentan conforme evoluciona la enfermedad. De hecho, hay quien recomienda comenzar a tomar marihuana cuando es diagnosticada o en su fase inicial, para combatir lo que los analgésicos quizá no hagan en una etapa posterior.
Y hablar de esclerosis y THC es hacerlo del Sativex, uno de los medicamentos cannábicos más conocidos. Su principio activo es tetrahidrocannabinol, aunque también incluye CBD, y es recomendado para la espasticidad muscular, que provoca dificultad de movimientos, y para dormir. De nuevo, las posibilidades de llegar a un colocón fuerte son nulas, por lo que se puede combinar con la actividad diaria o tomar antes de ir a la cama sin riesgo a tener un mal viaje.
Síndrome de estrés postraumático
En este caso, el efecto psicactivo que puede provocar el THC es hasta beneficioso, pues ayuda a mitigar recuerdos muy dolorosos, una de las características de los pacientes del síndrome de estrés postraumático. Eso fue lo que concluyeron en 2013 investigadores del centro médico Langone de la Universidad de Nueva York.
Mientras tanto, en 2014, un estudio de tres semanas que desarrollaron investigadores israelíes concluyó que unas dosis orales de THC podían ayudar en el tratamiento de algunos síntomas de este síndrome, como las pesadillas nocturnas, los recuerdos dolorosos que regresaban a la mente y el nerviosismo.
Síndrome de Tourette
Tics, problemas al hablar, espasmos… son algunos de los síntomas del síndrome de Tourette, una enfermedad neurológica. Un estudio realizado por investigadores alemanes y publicado en 2003 por la revista 'Pharmacopsychiatry' trató a 12 pacientes adultos con Delta (9)-THC. Con el tiempo se demostró una mejoría en los tics, tanto vocales como motores, y en el comportamiento obsesivo compulsivo. No hubo reacciones adversas. En 1989, la revista 'Life Sciences' ya dijo que el CBD, el THC y la nicotina podrían ayudar a los medicamentos antipsicóticos que se tomaban para enfermedades como el síndrome de Tourette.
El síndrome de Tourette es crónico, aunque no degenerativo. Si bien no tiene cura, la aplicación de THC puede ayudar a reducir estos síntomas y a mejorar la calidad de vida de las personas. Aun así, las pruebas para demostrar su eficacia son todavía limitadas (recordemos que este estudio se realizó con tan solo 12 personas); hasta la Academia Nacional de la Ciencia dijo hace unos meses que los estudios que existen todavía son pocos. Por tanto, hay que seguir investigando.
Alzhéimer
Investigaciones publicadas en 2014 en la 'Revista de la Enfermedad de Alzhéimer' de Estados Unidos concluyeron que el THC podía reducir los niveles de una proteína que hace avanzar la enfermedad. Sin embargo, esto solo se había probado con ratones y ratas. El año pasado, un estudio del Instituto Salk de Estudios Biológicos, en California, concluyó que el THC ayudaba a eliminar placas tóxicas del cerebro y a bloquear la inflamación que mata neuronas en él. Pero de nuevo, eran necesarias más pruebas con humanos.
Protección cardiaca
Y por último, y de acuerdo a un estudio publicado en 2013 en 'Biochem Pharmacol', una dosis muy baja de THC ayuda a proteger el corazón. Lo que hace el cannabinoide es activar los receptores CB1 y CB2 que se encuentran presentes en él y así reducir los daños isquémicos miocárdicos, es decir, los producidos cuando no llegan las suficientes sangre y oxígeno al músculo cardiaco.
Aún en fase de experimentación, o con una larga trayectoria de eficacia, está claro que el THC tiene mucho que ofrecer en el ámbito terapéutico. Los científicos ya lo supieron hace varias décadas y siguen demostrando todo su potencial. Ahora solo hay que vencer los miedos a su efecto psicoactivo y quererlo tanto como al CBD, porque ambos cannabinoides conjugados, junto con el resto de componentes de esta planta, es la forma más efectiva de aprovechar todo lo que tiene para darnos.
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