Suiza ultima su programa piloto de clubes cannábicos en la capital y otras tres ciudades

Países como Estados Unidos, Uruguay o Chile se han convertido en una referencia mundial por la decidida lucha que han iniciado a favor de regular la marihuana, tanto en el ámbito terapéutico como en el recreativo. Sus usuarios y pacientes tienen hoy privilegios que, aunque les sirven de ejemplo, aún quedan muy lejanos para quienes residen en Europa. El Viejo Continente ha vivido años en los que no solo no avanzaba sino que se retrocedía progresivamente en políticas cannábicas. Hoy algunos ejemplos ayudan a mantener la esperanza de que otro mundo es posible para quienes creen en la planta.

El más reciente es Suiza, que trabaja en un programa piloto con el que, según el plan del Gobierno, se abrirán 4 clubes sociales en diferentes ciudades: Berna (capital del país), Ginebra, Zúrich y Basilea. Según plantean las autoridades, las asociaciones se definirán como puntos de distribución regulada para usuarios y tendrán como objetivo acabar con el mercado negro relacionado con la marihuana.

Por el momento no se conoce mucha información sobre la noticia, aunque sí se sabe que la apertura depende de que tanto los Gobiernos locales como los cantonales den luz verde a la medida. Además, y para beneficio de los usuarios, parece que este será el inicio de un proyecto más amplio: la apertura de los clubes servirá a fin de poner a prueba leyes más liberales relacionadas con la marihuana y comprobar sus resultados. Hay que recordar que desde 2014 se debate si deben permitirse o no este tipo de lugares de consumo.

Las autoridades suizas han explicado que la iniciativa servirá para que los consumidores tengan acceso a cannabis legal, puesto que son conscientes de que al menos 500.000 personas son usuarias regulares de la hierba. Sin embargo, estos puntos estratégicos serán controlados de cerca y regulados de forma estricta, sobre todo durante la primera fase del programa piloto, durante la que solo 2000 personas podrán acceder a los clubes, siempre y cuando tengan algún problema relacionado con la salud o con el consumo de otras sustancias.

Este es un nuevo paso después de que el país despenalizara la posesión de cannabis en 2013, de modo que portar 10 gramos o menos dejó de ser considerado un delito para ser tratado como una sanción administrativa que conlleva una multa de alrededor de 100 dólares (90 euros).

Mientras que muchos ven la noticia como un avance tanto para Suiza como para la Unión Europea, algunos legisladores del país observan la idea con preocupación. Desde el punto de vista de activistas y usuarios este es un paso sin precedentes que traerá mejores decisiones en un futuro próximo.