- En las últimas décadas el cultivo de cannabis ha pasado de ser una actividad que se practicaba únicamente en algunos países tradicionalmente (Colombia, México, Marruecos…), a consolidarse en todas partes del mundo gracias a su progresiva legalización.
- En este artículo exploramos cómo la marihuana puede cultivarse bajo los principios de la permacultura, un sistema que busca integrar los cultivos en los ciclos de la naturaleza, promoviendo así un mayor respeto por la biodiversidad y la sostenibilidad.
¿En qué consiste la permacultura?
El término permacultura, acuñado en los años 70 por el biólogo Bill Mollison, hace referencia a un diseño que pretende imitar los patrones de la naturaleza para crear una interacción entre el hombre y el medio más justa y sostenible.
En agricultura, esta práctica persigue la creación de sistemas regenerativos que promuevan la mejora del suelo y su microvida, así como la reducción del uso de fertilizantes y pesticidas.
¿Por qué es importante implementar los principios de la permacultura en el cultivo del cannabis?
A medida que se establecen los mercados legales en países de todo el mundo, los cultivos de cannabis proliferan como una práctica agrícola más.
Por ello, en algunas zonas como en el norte de California, algunos granjeros se han dado cuenta de la necesidad de implementar técnicas de cultivo más sostenibles para frenar el impacto de los cultivos de marihuana sobre el medio.
Beneficios de la permacultura aplicada al cultivo de cannabis
Y es que aprovechar los preceptos de este sistema no tiene pocas ventajas:
- Promueve la biodiversidad: se fomenta la diversidad tanto de la flora como de la fauna en el ecosistema. Integrar el cannabis en un circuito de permacultura puede ayudar a crear hábitats para insectos beneficiosos, que a su vez promueven la polinización de otras plantas, así como el control de plagas que pueden atacar a la marihuana.
- Mejora significativamente la calidad del suelo. La permacultura incluye métodos como la rotación de cultivos, el uso de fertilizantes orgánicos y los cultivos asociados. Este tipo de prácticas, a diferencia de los sistemas de agricultura intensiva (que agotan el sustrato y lo empobrecen), mejoran la estructura del suelo y su fertilidad. Algo que resulta esencial para que las plantas de cannabis crezcan sanas, vigorosas y produzcan abundantes cosechas de calidad.
- Reduce el uso de pesticidas químicos y fertilizantes minerales. Este método se basa en el uso de los recursos naturales para el control de plagas y el abonado de la tierra, por ello, reduce el uso de productos químicos que no son seguros ni para el medio ambiente ni para los consumidores.
- Ayuda a terminar con el estigma asociado al cannabis. La creación de sistemas de cultivo de cannabis más sostenibles y resilientes no solo mejora la calidad del agua, del suelo y del aire, sino que contribuye a desestigmatizar el cultivo de cannabis, ya que no se percibe como una amenaza al ecosistema local, sino como una actividad respetuosa con el medio.
- Construye comunidad y mejora las relaciones interpersonales. La permacultura no es solo un sistema de agricultura, sino también una filosofía de vida. Por ello, se enfatiza la importancia de la comunidad y de la colaboración entre las personas, esto puede hacerse a través de cooperativas de cultivadores que comparten conocimiento, recursos y educación sobre prácticas sostenibles y métodos ecológicos.
¿Cómo diseñar un sistema de permacultura para el cultivo de cannabis?
Como hemos mencionado más arriba, la permacultura se inspira en amoldarse al máximo a la naturaleza, de este modo, se obtienen sistemas más eficientes y sostenibles.
Por tanto, antes de empezar tu cultivo de marihuana, debes evaluar el hábitat en el que se va a desarrollar. Este análisis debe incluir desde las condiciones ambientales y climatológicas, hasta su fauna, los recursos disponibles en el medio, etc.
Análisis y observación de la zona de cultivo
Observa el clima de tu zona y los patrones naturales que se desarrollan en él para elegir las variedades de marihuana que más se adapten.
- Si se trata de una zona árida y elevada, será mejor elegir variedades tipo kush, que soportan mejor la dureza de este tipo de climas.
- Si por el contrario, se trata de una zona calurosa y húmeda, las genéticas tipo sativa serán tu mejor elección.
- Si vas a cultivar marihuana en una zona fría con veranos cortos, elige variedades autoflorecientes.
La idea es que no necesites malgastar recursos innecesariamente tratando de adaptarte a las necesidades de la planta, sino que el cultivo se adapte a los recursos que ofrece el entorno.
Zonifica tu cultivo con antelación
Planifica de antemano tu espacio. Elige bien el sitio donde vas a cultivar, es importante evaluar factores como la exposición al sol, el drenaje del suelo y la disponibilidad del agua.
Una vez hayas seleccionado el lugar, planifica el espacio para potenciar la eficiencia y sostenibilidad de tu cultivo: zonas de compostaje, espacios para la biodiversidad, etc.
Practica los cultivos asociados
Planta otras especies que beneficien al cannabis, por ejemplo, cultivos complementarios de albahaca o caléndula, que pueden ayudar a repeler plagas e insectos.
También puedes usar plantas leguminosas que fijan el nitrógeno y ayudan a mejorar la fertilidad del suelo.
Haz un uso responsable del agua
La gestión del riego es crucial para no impactar de forma negativa en el ecosistema de la zona. Un ejemplo de buenas prácticas en este sentido son los cultivos de cannabis con la técnica conocida como "dry farming" en el norte de California. Estos cultivos aprovechan el agua subterránea del suelo aluvial, un sustrato generado a partir de materiales arrastrados en las cercanías de los ríos en los valles interiores.
De este modo, algunos cultivadores de cannabis de la zona denominada "Triángulo Esmeralda" (que incluye los condados de Humboldt, Trinity y Mendocino), pretenden poner solución al problema medioambiental que ha ocasionado el cultivo de cannabis. Y es que al desviar el caudal de los ríos para usar el agua para regar los cultivos, se ha afectado gravemente a la población de salmones, entre otros desastres ecológicos.
Además, también puedes usar técnicas como la recogida de agua de la lluvia y el uso del mulching, una técnica que te ayudará a conservar la humedad del suelo.
Reutiliza tus desechos para hacer compost
La permacultura imita los procesos circulares regenerativos de la naturaleza, por ello, el compostaje es una faceta primordial.
Puedes usar los restos del cannabis como hojas y tallos para hacer compost que luego te servirá de abono para futuros cultivos.
Conclusiones
Como has podido comprobar, integrar el cultivo del cannabis en la permacultura es dar un paso adelante hacia un futuro más verde y sostenible.
Se trata de prácticas sencillas que pueden marcar una gran diferencia para el medio ambiente y que, al fin y al cabo, benefician a tus plantas de cannabis y a tu entorno. ¡Construyamos, entre todos, un futuro mejor para el planeta!
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