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Marihuana en África Meridional: Sudáfrica da el primer paso en una región con ganas de regular

  • Recientemente, el Parlamento sudafricano ha legalizado el cultivo y consumo medicinal de marihuana para producir un aceite de cannabis muy popular en el país. Algunos de sus ciudadanos quieren ir más allá y que se legalice también el uso recreativo.
  • Mientras tanto, en Zambia se empezarán a otorgar licencias para cultivo terapéutico, en Malaui apuestan por el cáñamo industrial y en Ghana se preguntan si la regulación podría descongestionar las abarrotadas cárceles del país. ¿Se abre una nueva era para la marihuana en África?
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Aunque existan regiones del globo terráqueo que habitualmente quedan desplazadas del foco mediático, no quiere decir que allí nunca ocurra nada. Incluso en ellas son muchos los que pelean para lograr la despenalización del cannabis. Esto mismo ocurre, de hecho, en la zona de África Meridional. Así, aunque al abordar la actualidad de países como Sudáfrica o Zambia son pocas las informaciones respecto a la marihuana, allí también están ganando terreno los partidarios de permitir el cultivo y el uso medicinal de esta planta, al igual que ocurre en el continente americano o en Europa. Y además, están logrando dar pasos importantes hacia delante.

El país africano que más recientemente ha abordado esta cuestión es Sudáfrica. El Parlamento de la nación, situada en el punto más al sur del continente, ha dado luz verde a una nueva normativa para legalizar tanto el cultivo como el consumo con fines medicinales del aceite 'dagga', como allí conocen al aceite de cannabis. Todo ello gracias al esfuerzo del ya difunto parlamentario Mario Oriani-Ambrosini, del Inkatha Freedom Party (IFP), que luchó sus últimos años contra un cáncer de pulmón y contra aquellos que no eran partidarios de ofrecer el aceite de cannabis a los pacientes que lo necesitaran.

Fue él quien en 2014 llevó al Parlamento la Medical Innovation Bill, una reforma que implicaba la necesidad de abordar la legalización del cannabis con fines medicinales. Tras la ardua lucha que llevó a cabo, los actuales dirigentes del Inkatha Freedom Party no han dudado en brindarle la victoria que supone las nuevas medidas que entrarán en vigor el próximo año. 

"Miles de pacientes ya están usando aceite de cannabis, que tiene un precio elevado, y queríamos que fuera de acceso libre para que cualquiera que acuda a un hospital pueda solicitarlo sin los desorbitados costes asociados. Los pacientes deben tener la libertad de elegir", afirmaba Narend Singh, parlamentario del IFP. 

De 'sustancia prohibida' a 'medicamento recetado'

A día de hoy, el marco legislativo de Sudáfrica (un país en el que se cultivan muchas landraces, es decir, variedades puras que no han sido cruzadas) permite el consumo de cannabis para uso terapéutico pero bajo unas directrices sumamente estrictas. Sin ir más lejos, además de su elevado precio, los pacientes deben pedir permiso al Consejo de Control de Medicamentos del país, que será el que determine si las circunstancias permiten el uso, siempre bajo supervisión médica. Aunque aún quedan flecos por atar, las nuevas leyes servirán para concienciar al personal médico para que se deshaga de sus perjuicios contra la marihuana.

Aun así, el cultivo y la distribución de cannabis en Sudáfrica sigue estando muy vigilado. En los campos rurales a lo largo del Océano Índico, sobre todo a las afueras de la ciudad costera de Durban, los helicópteros de la Policía, donados por Estados Unidos, llegan en el momento de la cosecha y rocían con productos químicos las plantaciones de cannabis para destruirlas, afectando también a la salud de los propios cultivadores. Según informes de la ONU, las fuerzas del orden sudafricanas se apoderan casi del 40 % de toda la marihuana decomisada en el continente africano.

Por eso los responsables del Inkatha Freedom Party parecen dispuestos a ir un paso más allá. No contentos con las nuevas directrices que el Consejo de Control de Medicamentos de Sudáfrica ha anunciado para incluir la marihuana en el listado de productos con calificación 6, es decir, que pueden ser recetados (antes tenía una calificación 7 de 'sustancia prohibida'), ha anunciado que intentarán que también se apruebe el uso recreativo del cannabis. ¿Lo conseguirán? Aunque confiamos que logren su propósito, solo el tiempo nos lo dirá.

Suazilandia, el último reino de la Swazi Gold

Suazilandia es un diminuto país situado entre Sudáfrica y Mozambique que, a pesar de su pequeño tamaño, cuenta con más hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de cannabis que países como la India. Es también el hogar de la Swazi Gold, una legendaria landrace sativa muy buscada en Reino Unido y Holanda por su potente efecto.

El dinero procedente del cultivo de esta variedad se utiliza para apoyar las necesidades inmediatas de los hogares más pobres, sobre todo en las zonas remotas del país donde los mercados para otros cultivos están lejos. En una zona donde la producción de maíz ha ido disminuyendo de manera constante durante la última década, lo que ha llevado a una crisis alimentaria persistente, se estima que alrededor del 70 % de los pequeños agricultores en la región de Hhohho cultiva cannabis o 'insangu' (en el idioma suazi).

Aunque en Suazilandia es ilegal cultivar y vender cannabis, la creciente demanda mundial determina que las ganancias son mayores que los riesgos de hacerlo. Como resultado, durante la última década este país se ha convertido en uno de los principales proveedores mundiales de marihuana, que se introduce de contrabando a través de Sudáfrica y Mozambique hasta los barcos que la llevan a Europa.

De hecho, los agricultores - muchos de ellos mujeres mayores cuyos hijos han muerto de sida y que ahora están a cargo de sus nietos - han desarrollado otras potentes cepas de marihuana través de la polinización cruzada, por lo que ahora producen el doble de cosechas de lo que podían anualmente. Aunque Suazilandia poseen un clima y suelo que permite varias cosechas de cannabis al año, los dirigentes del país (la última monarquía absoluta africana que todavía existe) no están considerando la legalización de la marihuana y no han realizado ni siquiera estudios de si tiene el potencial suficiente para convertirse en un cultivo económicamente viable.

Zambia, otro país a la vanguardia

Zambia también está haciendo importantes avances en materia cannábica. Hace unos días, el ministro del Interior del país, Stephen Kampyongo, anunció la regulación del cultivo con fines terapéuticos. Aquellos ciudadanos que quieran ponerse manos a la obra deberán pedir una licencia al Ministerio de Sanidad. Si no la tienen, se considerará delito cultivar.

Esta iniciativa se ha materializado después de que Aaron Mujajati, presidente de la Asociación Médica de Zambia, lanzara esa propuesta a las autoridades del país. "¿Cuándo podremos tener una evaluación abierta y objetiva del proceso de conseguir marihuana cultivada en casa? La marihuana medicinal funciona", dijo Mujajati desde su perfil en Facebook. Los doctores zambianos han alabado las bondades del cannabis para el tratamiento del dolor en pacientes con cáncer o epilepsia y para mejorar el apetito.

Mientras tanto, Peter Sinkamba, presidente del Partido Verde de Zambia, cree que la marihuana podría aportar 36.000 millones de dólares al año a las arcas del país (33.898 millones de euros). Para ello, propone que se cultive en campos gestionados por el Estado.

Malaui apuesta por el cáñamo industrial

En el pequeño país de Malaui, las autoridades han visto un filón en la producción de cáñamo industrial. Para ello, han invertido 10 millones de dólares (9,4 millones de euros). Invegrow, la compañía local detrás de la iniciativa, dice que este cultivo supondrá una oportunidad para diversificar las exportaciones, que dependen fuertemente del tabaco (hasta un 70 % del total), y con ello la economía del país.

Sin embargo, el cultivo y la venta de cannabis Sativa todavía están prohibidos, a pesar de que desde hace tiempo la gente se ha manifestado para su regulación: ya en el año 2000 los rastafaris clamaron por su derecho para consumirla. Irónicamente, una de las variedades más reputadas en todo el mundo, la Malawi Gold, procede de aquí. Es considerada una de las sativas más potentes que existen. Son plantas que crecen fuertes y a gran altura, con abundancia de ramas, flores delgadas y cogollos de color ámbar. Además, su fragancia recuerda a piña, limón e incienso, con toques picantes. En Malaui se fuma, aunque también se consume en infusión y suele emplearse en momentos ceremoniales de las tribus que la disfrutan.

Ghana, la gran esperanza de África central

Un poco más al norte y a la izquierda, los ciudadanos de Ghana también tienen motivos para la alegría. Considerado el mayor consumidor de marihuana en el continente (y el segundo del mundo en porcentaje de ciudadanos que usan cannabis, con un 21,6 % de la población entre 18 y 64 años), el 'wee', como se la conoce allí, no es ilegal como tal, pero la legislación prohíbe su cultivo, uso, importación y exportación sin licencia, expedida por el Ministerio de Sanidad. Aun así, son muchos los que se atreven a hacerlo, pues es uno de los cultivos más rentables y resistentes en el país. 

El Consejo Rastafari del país es uno de los que más lucha por la descriminalización de la planta. Para ello se apoyan en las palabras de uno de los ciudadanos más ilustres de Ghana, el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, que dijo que la penalización del cannabis tiene un efecto mucho peor que su uso actual. 

Sin embargo, la descriminizalición del 'wee' cuenta con opositores, precisamente entre médicos como los que apoyan su regulación en Zambia. El doctor Akwasi Osei, responsable de la Autoridad de Salud Mental del país, cree que el cannabis puede hacer que los jóvenes se vuelvan más violentos y se sientan más desmotivados en el colegio. Ante estos argumentos, los defensores de la regulación usan cifras concernientes a la legalización en Estados Unidos y que demuestran que no ha habido un mayor consumo entre adolescentes.

Por otra parte, las autoridades del país también son conscientes de las cifras de consumo, creen que hay que despenalizar el cannabis como una forma de descongestionar sus prisiones, tal y como ha pasado en otros países. Así, en Ghana la lucha sigue en activo, como en otros países, con el fin de reconocer los beneficios de la marihuana. Ahora solo falta que muchos den el paso de Sudáfrica y pronto podamos hablar de nuevos éxitos en un continente tan diverso como es el africano.

15/03/2017

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