- La policía de Toronto, en una operación de incautación a gran escala, registró decenas de dispensarios de marihuana medicinal en la víspera de la pasada Lift Cannabis Expo que se celebró este fin de semana en la ciudad, tras la condena del alcalde John Tory sobre la proliferación de dispensarios ilegales “sin control". Los agentes antidroga, acompañados de inspectores municipales, entraron (algunas veces por la fuerza) en 43 tiendas de Toronto y realizaron cerca de 90 detenciones, requisando cerca de una tonelada de hierba, junto con otros objetos como ordenadores y agendas.
Aunque la marihuana medicinal es legal en Canadá, sólo los proveedores con licencia del Ministerio de Salud (Health Canada) pueden vender a las personas que tienen la autorización del médico. Sin embargo, la policía de Toronto cree que existen cerca de un centenar de dispensarios sin licencia donde también se está vendiendo marihuana recreativa al público general, a pesar de que el uso recreacional todavía no está aprobado por la legislación (está previsto para 2017, cumpliendo una promesa electoral del primer ministro Justin Trudeau).
Según la policía de Toronto, las redadas, donde se incautaron 924 kilogramos de marihuana y otros productos comestibles tales como galletas y dulces, se produjeron en respuesta a las "significativas quejas" de miembros de la comunidad, que afirmaban que estas tiendas vendían productos cannábicos con "información inexacta" sobre la cantidad de THC que contienen, produciendo un "problema de salud real".
La reacción de los consumidores y del público en general ha sido mayoritariamente de rechazo, ante una operación que consideran desproporcionada, sobre todo después de anunciarse que la marihuana recreativa sería legalizada en el país durante el próximo año. Tal es así, que el jefe de la policía de Toronto, Mark Saunders, incluso fue abucheado por activistas mientras realizaba una conferencia de prensa para explicar la operación (bautizada como “Claudia”) el viernes pasado.
El alcalde de Toronto, John Tory, justificó la actuación ante una situación de proliferación de dispensarios ilegales "casi fuera de control", mientras mostraba en un sondeo una disminución significativa del apoyo público a este tipo de tiendas. También afirmó que durante la semana pasada, el departamento de licencias ya había emitido advertencias por escrito a 78 dueños de dispensarios, de los 83 dispensarios ilegales detectados.
En medio de la bruma legal, este tipo de tiendas ha florecido Canadá. En Toronto son legales bajo la ley actual solo si los pacientes con receta obtienen el cannabis a través de correo o mensajería, de un distribuidor aprobado por Salud de Canadá, que tiene dividida la ciudad en zonas industriales con registro de ocupación. Las autoridades afirman que muchas de estas tiendas han aparecido recientemente en la ciudad a raíz de una ofensiva contra los dispensarios en Vancouver (la primera ciudad que reguló este tipo de tiendas), en parte debido a una legislación supuestamente más laxa que se daba en Toronto.
Sospechan que muchos de estos dispensarios cerrados en Vancouver han vuelto a abrir en Toronto, tratando de encontrar una nueva ubicación quebrantando los estatutos de zonificación, que sólo permiten la distribución de marihuana medicinal en las instalaciones que han sido autorizados por la agencia de salud del gobierno.
Ahora los propietarios de estos establecimientos pueden enfrentarse a multas de hasta 50.000 dólares cada uno, así como a otros cargos penales, entre los que se encuentran 186 cargos por posesión para narcotráfico y 71 por vender marihuana ilegalmente.
Sin embargo, no son pocos los que consideran que, como la marihuana va a ser legalizada en un año, es ridículo todo lo que ha sucedido. De hecho el hashtag #ProjectClaudia fue Trending Topic en Canadá la noche del jueves por la tarde; y muchos en Twitter calificaron las redadas como un desperdicio de recursos policiales que pagan todos los contribuyentes.
Los dueños de los dispensarios también se muestran desafiantes tras las incautaciones; e incluso algunos de ellos han vuelto a abrir durante el fin de semana después de la visita de la policía, atendiendo a sus clientes desde la puerta. Otros, sin embargo, han decidido cerrar directamente.
Y es que no son pocos los que piensan que si existe un problema con la proliferación de dispensarios en la ciudad, la respuesta correcta es la de regular de una manera razonable. La respuesta incorrecta es siempre la represión, que amenaza a los propietarios y que está asustando a los pacientes, dificultando el acceso digno al cannabis de decenas de miles de habitantes de Toronto.
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