- El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha tomado medidas formales para reclasificar el cannabis como una sustancia menos peligrosa: la mayor reforma antidrogas del país en más de 50 años.
- La propuesta reconocería los usos médicos del cannabis, pero no lo legalizaría para uso recreativo, trasladando la marihuana del grupo de sustancias de la “Lista I” al grupo de la “Lista III”, menos estrictamente regulado.
- ¿Qué significa esto y cuáles son las implicaciones de esta reclasificación?
En una medida histórica, la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) aceptó en el pasado mes de mayo la recomendación del Departamento de Salud de EE. UU. de reclasificar la marihuana de la Lista I a una sustancia controlada de la Lista III, posiblemente el cambio más significativo en la política federal sobre drogas en casi medio siglo. Esta medida colocaría a la marihuana entre otras sustancias controladas de la Lista III, como el paracetamol con codeína, la ketamina o la testosterona, y la eliminaría de la clase de sustancias de la Lista I, que incluye la heroína, el LSD o el éxtasis.
La decisión de la DEA significa un gran avance después de que el año pasado el presidente Joe Biden y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) solicitaran una revisión de cómo se cataloga el cannabis, lo que podría ayudar a Biden a apuntalar el apoyo vacilante entre los votantes más jóvenes en un año electoral. Pero aún faltan meses para que esta reclasificación entre en vigor.
La propuesta debe ser revisada ahora por la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca. Si se acepta, se publicará en el Registro Federal y comenzará un período de comentarios públicos de 60 días. Luego, la propuesta será revisada por un juez de derecho administrativo y se publicará la norma final que promulgará oficialmente la reclasificación, por lo que se trata de un proceso potencialmente largo.
¿Qué implica la reclasificación a nivel impositivo?
Si bien esta propuesta no legaliza completamente la marihuana a nivel federal (la posesión y/o venta de cannabis seguirá siendo ilegal), ahora se clasificará el cannabis como de uso médico actualmente aceptado y con un potencial de abuso relativamente bajo. Pero no cambia ninguna ley estatal sobre marihuana en los 24 estados, dos territorios y Washington DC que legalizaron el cannabis para uso recreativo en adultos; ni en los 38 estados que permiten el uso médico de productos de cannabis.
Sin embargo, el cambio resultaría en importantes exenciones fiscales para las empresas que cultivan y venden marihuana. Actualmente, las empresas que venden sustancias de la Lista I no pueden deducirse gastos comerciales como el alquiler, la nómina ni otros gastos varios que otras empresas sí pueden compensar, por lo que la tasa impositiva para las compañías de cannabis a menudo termina en 70% o más.
Con la reclasificación, las empresas serían elegibles para importantes exenciones fiscales, ahorrándoles millones de dólares en impuestos excesivos. La reclasificación también podría abrir el camino para que las empresas de cannabis coticen en las principales bolsas de valores, proporcionando capital de inversión que podría estimular un mayor crecimiento.
Y lo que es más importante, si la marihuana se reclasifica como narcótico de Lista III, inmediatamente habrá más oportunidades para que las empresas inviertan en investigación y desarrollo, ya que devolver ese dinero al negocio podría hacer que la industria sea más atractiva para los inversores institucionales y las compañías farmacéuticas.
Debido a que la marihuana está en la Lista I, ha sido muy difícil realizar estudios clínicos autorizados que impliquen la administración de la sustancia. Esto ha creado una especie de callejón sin salida: exige más investigación, pero tiene muchas barreras para llevarla a cabo, ya que los científicos se tienen que basar en informes de las personas sobre su consumo de marihuana. Los medicamentos de la Lista III son más fáciles de estudiar, aunque la reclasificación no revertiría de inmediato todas las barreras al estudio.
¿Qué pasa con la banca?
También, la reclasificación podría ayudar a normalizar las prácticas bancarias de la industria de la marihuana, ayudándola a obtener acceso a préstamos y dejar de operar como un negocio que solo funciona en efectivo. Eso podría ayudar a que las empresas pequeñas y de propiedad de minorías sigan creciendo.
Como saben muchos de los que siguen la industria, la aprobación del proyecto de ley bancaria SAFER ha salido adelante repetidamente en la Cámara de Representantes, pero se ha estancado en el Senado, por lo que la reclasificación abriría el acceso a depósitos, seguros y otros servicios financieros.
Eso nivelaría el campo de juego en lo que se refiere a la banca, y, lo que es más importante, permitiría aceptar tarjetas de crédito para no tener que trabajar con tanto efectivo disponible, lo que convierte a estas empresas en un objetivo de delitos por robo, ya que la mayoría de los bancos no están dispuestos a manejar el dinero de las empresas de cannabis por temor a exponerlos a problemas legales.
Lo que todavía flotará en el aire
Pero la reclasificación de la marihuana de la Lista I a la Lista III también plantea posibles preocupaciones regulatorias. El alcance y la demanda de la supervisión de la FDA para la marihuana medicinal y productos relacionados pueden crecer considerablemente, lo que aumenta la posibilidad de que el cannabis ya no pueda venderse a través de dispensarios, ya que las agencias reguladoras han definido de manera estricta el "uso médico" en los Estados Unidos, por lo que se esperaría que se instituyeran cambios regulatorios que afectarían la concesión de licencias y la distribución.
La reclasificación tampoco resuelve los supuestos de quiebra como opción para las empresas de cannabis y la protección de un "nuevo comienzo" disponible para otras empresas. Actualmente, las empresas de cannabis no tienen derecho a la protección federal por quiebra. De hecho, mientras el consumo de cannabis siga siendo ilegal a nivel federal, independientemente del Anexo en el que se encuentre, las empresas de cannabis seguirán sin poder cumplir con el requisito de reorganización por quiebra.
Además, la reclasificación no resuelve la falta de disponibilidad de registros de marcas federales para las empresas estatales de cannabis debido al estatus ilegal del cannabis a nivel federal. Como la reclasificación del cannabis de la Lista I a la Lista III no tiene ningún impacto en la legalidad federal del cannabis, las empresas estatales de cannabis seguirán sin acceso a la protección federal de marcas.
¿Cuál es el mensaje que se manda a la sociedad?
Visto lo visto, muchos defensores de la legalización dicen que la reprogramación de la marihuana es demasiado gradual. Quieren centrarse en eliminarla por completo de la lista de sustancias controladas, que no incluye elementos como el alcohol o el tabaco (están regulados, pero no es lo mismo).
Sin embargo, cualquier paso adelante como este ciertamente ayuda a la normalización del cannabis y demuestra a los legisladores que existe un apoyo generalizado que roza el 70% de aceptación entre la ciudadanía. Si bien este es ciertamente un proceso diferente a la reforma bancaria del cannabis y otras acciones legislativas, se envía absolutamente una señal de que existe un apoyo generalizado a la marihuana, que el gobierno federal reconoce que hay un beneficio medicinal del cannabis y que, en última instancia, debe estar regulado de manera similar a otras industrias, lo que no deja de ser una buena noticia se mire por donde se mire.
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