- Las cualidades terapéuticas de la marihuana nunca fueron ningún secreto y hoy, gracias a la incipiente legalización en muchos lugares del mundo, se pueden investigar y documentar más a fondo.
- Aunque la mayoría de tratamientos aplicados en la actualidad se basan en las experiencias curativas de las flores y las hojas, empiezan a surgir nuevas investigaciones para las raíces de esta planta, que además siguen una línea que comenzó hace casi 5000 años.
Las primeras referencias al consumo de cannabis se remontan a alrededor del 2700 a.C. en China. Uno de los libros medicinales chinos más antiguos, el 'Shennong pên Ts'ao ching', menciona el uso de las raíces de esta planta como remedio para calmar dolores. Ellos utilizaban todas las partes del cannabis con fines medicinales, pero prestaron especial atención a la raíz, cuyo proceso era más elaborado. Primero las secaban, luego las molían para hacerlas polvo y después hacían una pasta con jugo fresco de la propia planta.
A lo largo de la historia se han hecho todo tipo de preparaciones caseras con ellas. El uso de las raíces para tratar erupciones cutáneas también fue documentado en la antigua medicina griega. También, un artículo médico relata cómo en la India la raíz era hervida junto a otras hojas en una cataplasma para tratar las abrasiones de piel. Estudios recientes recogen esta tradición y destacan su utilización a modo de analgésico y sedante para dolencias provocadas por erupciones y hemorroides.
Los propios chinos no solo hacían pasta con ellas, sino también jugos y munición: se preparaba un zumo con las raíces para utilizarlo como diurético o incluso para detener las hemorragias a las mujeres durante los partos. Este método fue revisado en 2002 por el neurólogo Ethan Russo, que concluyó que "el jugo de la raíz sí tenía un efecto beneficioso en la retención de la placenta y la hemorragia posparto".
Tal era el aprovechamiento de la planta en la antigua China que también utilizaban las raíces como componente para hacer pólvora. Una vez secas, molidas y tostadas, se mezclaban con las del bambú, con resina de pino y otras sustancias, con el fin de crear munición para cohetes y para una especie de granada de mano que utilizaban en el ámbito militar.
El procesado de las raíces de cannabis
Este proceso de secar y moler la raíz del cannabis se ha seguido utilizando hasta hoy para bálsamos labiales, cremas o aceites. Una vez machacadas en el mortero, las raíces se hierven en agua con aceite para que todas las propiedades de los cannabinoides y terpenos se disuelvan en él. El resultante se separa del agua y se congela para luego mezclarse con cera de abeja (si uno quiere más consistencia) o con especias; por ejemplo, si se le añade pimienta negra se puede obtener un remedio casero contra la artritis y los dolores musculares.
También puedes emular las enseñanzas de la antigua medicina china preparando un té para ayudar al organismo. Para ello, limpia muy bien las raíces, córtalas y machácalas hasta convertirlas en polvo. Solo servirán aquellas de las plantas que no han sido tratadas con abonos y nutrientes químicos. Tras ello se dejará secar hasta perder la humedad. Cuando queramos hacernos una infusión, tomamos una pequeña cantidad y la hervimos en un litro de agua.
Además de té, se puede crear una especie de cerveza casera con la raíz. Para ello, se cuece su polvo con algo que le dé aroma (canela en rama, anís…) en una olla de barro durante 12 horas. Tras ello, se enfría, se cuela y se bebe. Es más, si se vuelve a hervir después de ello se obtiene una sustancia de color oscuro que sirve para hacer tintura.
Y hablando de limpiar por dentro. Todavía algunas tribus de la actualidad usan las raíces de la marihuana para purgarse. Curiosamente, ese uso de la planta como purgante ya fue documentado por los romanos. Desde entonces se ha mantenido hasta llegar hasta nuestros días. Es conocido el caso de los aka, un pueblo pigmeo de cazadores y recolectores que pueblan la cuenca del Congo. Recientemente, investigadores de la Universidad Estatal de Washington han estudiado cómo sus gentes consumen cannabis como una forma de prevenir los parásitos intestinales. Así, toman algún tipo de preparado cannábico con el que hacer frente a las lombrices de su cuerpo.
Por otra parte, a finales del siglo XVII se documentó su uso para tratar la gonorrea en Indonesia, y más tarde los colonos en América recogerían el testigo y las utilizarían para sanar enfermedades venéreas. Tantas referencias entre épocas y culturas distintas sobre el uso de las raíces para la medicina han despertado de nuevo el interés de los científicos, que hoy pueden profundizar mucho más que antes en las propiedades que han estado ocultas bajo tierra todo este tiempo.
Las propiedades ocultas y anticáncer de las raíces
Las raíces del cannabis tienen unas cualidades medicinales muy distintas a las del resto de la planta, ya que no destacan por altos contenidos de THC. Sus propiedades son otras y tienen mucho que ver con los terpenos que la componen. En un estudio en 1971 se comprobó que las raíces contenían un grupo de compuestos químicos con poderes antimicrobianos, antinflamatorios y analgésicos. Los investigadores descubrieron que el etanol extraído de las raíces contenían el terpeno friedelin, un antioxidante conocido por su capacidad de proteger y promover la salud del hígado.
Pero el descubrimiento más intrigante de aquel estudio fue el de un compuesto llamado epifriedelanol, un potente agente antitumoral. Unas pruebas realizadas en laboratorio con extractos de otra planta similar, llamada 'Phyllanthus watsonii', revelaron que los componentes de esta podían frenar con éxito el crecimiento de células malignas de cáncer de colon. El extracto de esta planta de Malasia contenía friedelin y epifriedelanol, los mismos que se encontraron en las raíces del cannabis.
En este experimento también se dieron signos de un fenómeno conocido como apoptosis, que se podría traducir como suicidio celular. Las células normales sufren la apoptosis si están dañadas o enfermas. Sin embargo, las células cancerosas dejan de responder a las señales que les dicen que se autodestruyan y bloquean el proceso de apoptosis. Por ello, las sensaciones tras haber conseguido forzar, gracias al cannabis, la apoptosis de células malignas en laboratorio son muy positivas.
Además, las raíces no solo contienen friedelin y epifriedelanol, sino también unas partículas llamadas triterpenos pentacíclicos. Estas moléculas liposolubles también han funcionado en experimentos de laboratorio para desencadenar la apoptosis en las células cancerígenas. Aunque aún queda mucho estudio por delante en este campo, parece que las raíces del cannabis podrían ser clave en el tratamiento de tumores cancerígenos.
Otros beneficios de las raíces de la marihuana
Pero los poderosos elementos ocultos en la parte inferior de la planta no se quedan ahí. Se han encontrado alcaloides en la raíz del cannabis que podrían servir para abordar cuestiones relacionadas con la menopausia, problemas bronquiales y de diabetes. Asimismo, la raíz del cáñamo contiene unos niveles relativamente altos de CBD, el cannabinoide que más aplicaciones está teniendo en la medicina moderna.
Por lo general existe un gran desconocimiento entre los cultivadores de cannabis acerca del abanico de posibilidades que ofrecen las raíces una vez han cumplido su función en el crecimiento de la planta. Son muchas las aplicaciones caseras y al alcance de cualquiera, puesto que no resulta complicado hacer un ungüento o bálsamo de raíces en casa. Y más allá de los labios, hacer estas cremas y aceites con las raíces secas puede ser muy provechoso para los problemas de piel.
La legalización está ayudando a impulsar la industria del cultivo y a que el campo de la investigación crezca. Esto significa que el número promedio de plantas por paciente y consumidor no deja de crecer, y por lo tanto también el número de raíces. Aunque de momento la base de la planta se suele desechar en todas las granjas cannábicas, llegará el día en que la compresión sobre las raíces haya avanzado lo suficiente como para que la industria del cannabis verá con otros ojos comercializarlas y, por tanto, hacer mucho más rentable la cosecha de marihuana.
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