Qué es el cannabis medicinal

"El cannabis medicinal es el del CBD, ese componente no psicoactivo, que consumen algunos niños para frenar la epilepsia." "El THC es la marihuana de los porretas, los enfermos no toman eso, sino CBD." "Los invernaderos de Canadá son para los pacientes; están repletos de marihuana, pero no es marihuana de la que coloca. Por eso allí es legal, porque es para los enfermos, nada que ver con eso de fumar porros." ¿Habéis escuchado afirmaciones similares a éstas? Nosotros sí hemos notado que hay una tendencia a asociar el cannabis medicinal al CBD y el uso recreacional al THC, y por lo tanto a la psicoactividad.

Lo mismo ocurre con la legalidad de la sustancia. Parece que si es legal es medicinal y si está prohibido es recreacional, pero no. Su estatus ante la ley no está relacionado con el uso que se le dé, sino con la regulación de cada país. En el caso de los invernaderos de Canadá, por ejemplo, están destinados a la venta para ambos consumos porque en este país la marihuana es legal a todos los niveles.

Y es que el uso terapéutico no está exclusivamente relacionado a un tipo de cannabinoide o a algunas genéticas concretas, así que las mismas plantas de cannabis, con la misma composición química y las mismas propiedades, pueden administrarse para ambos casos: para quienes usan la planta como medicina y para quienes la consumen por gusto. Ya que el hecho de que sea terapéutico o recreativo tiene que ver con el propósito del consumo de la sustancia. Si seguís pensando que el cannabis medicinal se reduce solo a algunas cepas y está estrechamente vinculado al CBD, seguir leyendo para comprender qué es el cannabis medicinal. 

¿Existe un tipo de cannabis que sea medicinal y otro que no lo es?

No. El cannabis es cannabis, o sea, la planta sativa, y la planta en sí ni es medicinal ni deja de serlo. Se trata del tipo de uso que le demos a la marihuana lo que la convierte en medicina o en diversión. O sea: el consumidor es quien le confiere el estatus de medicinal o recreacional. El THC, por ejemplo, tiene, según estudios científicos, propiedades analgésicas porque interactúa con el sistema central y puede bloquear las señales de dolor que llegan al cerebro. 

Por lo tanto, para una persona con dolores crónicos puede resultar un eficaz medicamento para paliar sus dolores. Y a su vez, hay personas que consumen genéticas con altos niveles de THC para colocarse, porque les agrada el efecto de estas variedades. El principio activo es el mismo en ambos casos, pero la razón por la que se consume es bien diferente.

Si hay, no obstante, en este apartado un punto a ampliar: ¿quienes consumen variedades altas de THC para paliar dolores se colocan entonces también? La respuesta es sí, porque el mismo cannabinoide que frena los dolores es el responsable de despertar la psicoactividad. Los técnicos del laboratorio de Dinafem Seeds suelen afirmar que el cannabis medicinal debería pasar por variedades en las que haya un porcentaje mínimo de CBD. Porque de esta manera, consideran, el cannabibiol frenará la psicoactividad que el THC despierta en el cerebro  y los pacientes podrán consumir su medicina sin miedo a colocarse. Dado que el cannabidiol es el antagonista del tetrahidrocannabinol, el consumir variedades con ratios 1:1 garantizaría un baja psicoactividad, a la vez que se bloquean las señales de dolor.

¿El CBD es el único cannabinoide "medicinal"?

Ni mucho menos. Recordemos que al cannabis se le adjudican unos 500 principios activos, de los que una centena son cannabinoides. Pero ni se ha estudiado la composición de cada uno, ni tampoco se han establecido la aplicaciones médicas de los mismos. Sí se sabe que estos cannabinoides interactúan con el organismo humano a través del sistema endocannabinoide, como se explica en el vídeo inferior.

Además, teniendo en cuenta que el cannabis ha sido ilegal en la mayoría de países del mundo hasta hace relativamente poco, la investigación científica sobre el efecto de los distintos principios activos de la planta en el organismo humano es reducida. Lo mismo ocurre con las aplicaciones médicas de la sustancia: al haber sido considerada una sustancia prohibida, no han podido probarse sus efectos con humanos en tantos casos como para sentar cátedra.

Con todo esto, uno de los principios activos del cannabis sativa más estudiados hasta el momento ha sido el cannabidiol (CBD). Desde que fuese aislado por el científico israelí Raphel Mechoulam, y se comprobase que no produce efectos psicoativos en el cerebro, ha sido aplicado, entre otros, en niños con epilepsias severas. En un principio el extracto de aceite de este cannabinoide ha sido administrado por sus padres a modo experimental, sin prescripción médica, pero sí con control de expertos (véase los casos de estos niños).

Fruto de la comprobada falta de alteración de los sentidos, ha sido un cannabinoide tratado de un modo más "amistoso" por parte de instituciones y gobiernos. La Organización Mundial de la Salud no lo considera nocivo, la Agencia Mundial Anti Dopaje lo ha sacado de su lista prohibida y varios países europeos, donde la legalización va más despacio que en otros continentes, permiten la venta de variedades con concentraciones altas de este cannabinoide. De ahí la confusión de meter bajo el paraguas del CBD lo relativo a lo terapéutico: tiene una reputación mejor que otros cannabinoides, pero no es el único con aplicaciones medicinales, aunque sus propiedades antiinflamatorias y antiepilépticas le hayan propulsado al podio de las bondades de la marihuana.

¿Cómo saber qué variedad de cannabis me conviene para mi enfermedad? 

Las personas encargadas de recetar medicamentos son los médicos. Sólo una vez estos profesionales analicen el caso concreto de cada paciente, y conociendo los efectos de los fármacos que prescriben, podrán indicar a los enfermos qué les conviene tomar para curar una determinada enfermedad, o apaciguar sus síntomas. Claro que con la marihuana, este caso solo puede darse en los países donde el cannabis para uso medicinal es legal, como en Canadá, Israel, Uruguay o varios estados de Estados Unidos, entre otros. Allí donde la marihuana no está regulada, al no poder prescribirla los doctores, suele ocurrir que los pacientes optan por auto medicarse.

En Dinafem nos pasa que, atraídos por las bondades terapéuticas difundidas de la planta sativa, personas con distintas enfermedades nos contactan a través de nuestras plataformas sociales para pedirnos recomendación sobre tipos de genéticas y modos de consumo. Solemos en estos casos insistir en que no somos profesionales de la medicina, y no podemos por lo tanto garantizar que el uso de una variedad concreta mejore la calidad de vida de alguien. Podemos nada más orientar sobre los niveles de cannabinoides presentes en cada una de nuestras variedades. Y sabiendo los efectos de los cannabinoides más estudiados hasta ahora, el THC y el CBD, suponer los efectos que despertará al consumirse.

Recordemos además en este punto que estamos centrando todo el discurso en el CBD y THC, pero que la planta de marihuana tiene unos cien cannabinoides. O sea que nos faltan otros 98 componentes capaces de interactuar con el sistema endocannabinoide, de los que no hay tantos estudios científicos y que estamos omitiendo.

Según esto, hay unos parámetros muy genéricos que podrían seguirse. Los detallamos a continuación:

Variedades con altos niveles de THC

Se le atribuyen al tetrahidrocannabinol estas propiedades: relajante muscular, estimulante del apetito y narcótico.

Variedades con altos niveles de CBD

Se le atribuyen al cannabidiol estas propiedades: anti-inflamatorio, anti-convulsivo y neuroprotector.

Variedades Indicas

Las genéticas de dominancia indica suelen producir un efecto narcótico, profundo y muy físico. Suelen emplearse para combatir insomnio, reducir tensiones musculares o disminuir el estrés.

Variedades Sativas

Las genéticas de dominancia sativa suelen producir un efecto euforizante, cerebral, energético y creativo. Suelen emplearse para luchar contra la depresión.