- Hace pocos días, el estado de Nueva York legalizó el consumo de marihuana medicinal para pacientes específicos. Lo hizo después de un gran debate y repetidos encuentros de los legisladores del estado. Sin embargo, la regularización viene de la mano de una restricción que preocupa a quienes llevan muchos años luchando por esta medida: el cannabis terapéutico podrá ser ingerido mediante jarabes o vaporizadores pero, en ningún caso, podrá ser fumado.
Desde que se comenzara a debatir sobre la legalización de la marihuana medicinal en Estados Unidos, cada vez más gente ve con buenos ojos acceder a ella siguiendo algunas condiciones, como la de contar con la receta de un médico. Esta legalización es una respuesta política destinada a satisfacer la demanda local al acceso seguro, en un momento en el que parece que los ciudadanos no están dispuestos a volver hacia atrás en el marco de la regularización del cannabis, sobre todo cuando acaba de legalizarse el uso terapéutico en Nueva York.
Y es que, paradójicamente, en Nueva York, siguiendo la línea de Minnesota, la legalización del consumo con fines médicos viene de la mano de la prohibición de fumar marihuana con el mismo objetivo. De esta forma, el acceso estará limitado a pacientes con enfermedades muy graves o terminales y podrá ser administrada por vaporizadores, aceites y productos comestibles. La intención, según las autoridades de Nueva York, es que el narcótico no vulnere la seguridad pública.
Por otro lado, la legalización tiene lugar después de que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, rechazara en varias ocasiones el proyecto de marihuana medicinal propuesto por legisladores, precisamente porque no tenían en cuenta la prohibición de fumar el cannabis.
La ciencia, a favor de fumar marihuana
Y esto ocurre cuando ni siquiera existe una evidencia científica de que un método de ingestión sea más eficaz para el paciente que otro. Tampoco de que fumar marihuana sea más perjudicial para él que tomarla, por ejemplo, en forma de jarabe.
Por el contrario, existen pruebas científicas de que su consumo fumado puede ser muy eficaz para aliviar determinadas enfermedades porque la mayor parte de los estudios médicos se han llevado a cabo investigando sobre la marihuana tomada de esta forma.
Según los estudios, fumar esta planta puede ser beneficioso contra enfermedades como la esclerósis multiple o el VIH. En este último caso, ayudaría sobre todo a las dolencias neuropáticas derivadas de la enfermedad, según un estudio publicado en la revista Nature.
En el primero, podría ayudar a reducir sus síntomas neurodegenerativos y retrasar el avance de la patología. También aliviaría las náuseas, los vómitos y los efectos de la enfermedad de Crohn, de la que incluso se registró una completa remisión en la mitad de los casos estudiados en una investigación publicada por la revista 'Clinical Gastroenterology and Hepatology'.
Incluso un investigador, Donald Tashkin, ha demostrado que fumar cannabis no provoca cáncer de pulmón – a diferencia de lo que él mismo pensaba – e incluso es posible que tenga beneficios terapéuticos para luchar contra esta patología, pues los investigadores han descubierto que puede servir como protector de estos órganos, matando las células del envejecimiento para evitar que se transformen en tumor.
Muchos pacientes con dolores gastrointestinales sienten la necesidad de fumar puesto que obtienen un alivio inmediato al dolor, las náuseas, los vómitos o la diarrea. En palabras de Jahan Marcu, un conocido investigador de cannabinoides, "cuando consumes cannabis por vía oral suele tardar entre 8 y 30 minutos en hacer efecto". Si se fuma, el efecto es inmediato.
Quienes se oponen a la prohibición de que la marihuana medicinal pueda fumarse, sostienen que esa restricción solo ayuda a que prolifere el mercado negro, en un país donde ya el 86% de los enfermos que necesitan cannabis terapéutico pueden acceder a él de forma segura.
Aunque, según los expertos, la prohibición de fumar podría crear oportunidades para los fabricantes de concentrados, comestibles y empresas de productos infundidos, puesto que los cogollos de cannabis serían reemplazadas por jarabes y aceites.
Si esto ocurre, creen algunos, la lucha por su legalización en Nueva York, que lleva en pie décadas, habrá sido en vano. Y es que, dentro del país, casi un 88% de la ciudadanía apoya el acceso seguro a servicios médicos de cannabis, mientras que solo un 8% se posiciona en contra.
Lo que está sucediendo, según un estudio de la CBS, es que muchos estadounidenses muestran escepticismo sobre los programas de marihuana medicinal que existen en la actualidad. Solo un tercio de la población piensa que gran parte de la marihuana que se compra en el país a través de programas estatales autorizados por médicos se utiliza para aliviar el sufrimiento causado por enfermedades médicas. Un 56% los ciudadanos, por su parte, creen que se consumen por otras razones.
A pesar de ello, un 77% de quienes sostienen esta opinión consideran que los médicos deben seguir teniendo potestad para prescribir marihuana medicinal en cualquiera de sus formas. Incluso un alto porcentaje de población defiende que el asunto de legalizar o no el consumo de cannabis debería dejarse en manos de cada gobierno estatal, para que puedan decidir más allá de lo que dicte el gobierno federal.
Sea como fuere, el gobernador de Nueva York tiene autoridad para cancelar el programa en cualquier momento, aunque parece que está totalmente decidido a ponerlo en práctica. Lo que ahora toca pensar es si la restricción beneficiará realmente a la salud pública que alegan los políticos neoyorquinos o acabará perjudicando a los pacientes de cannabis terapéutico.
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Con información de Cannabisculture.com, Alternet.org, Nymag.com, Washingtonpost.com, Medialdaily.com, Nature.com, Medicalnewstoday.com, Cbsnews.com, Elpais.com, Mmjbusinessdaily.com.
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