- Grandes noticias llegan desde el otro lado del Estrecho de Gibraltar. El Partido Istiqlal y Autenticidad y Modernidad (PAM) han presentado en el Parlamento de Marruecos dos proyectos de ley paralelos para exigir la legalización del cultivo de cannabis con fines terapéuticos e industriales y solicitar la amnistía para miles de agricultores que viven en semiclandestinidad en el norte del país.
La iniciativa de El Istiqlal propone que el cultivo de cannabis se limite a cinco regiones (Al Hoceima, Chefchaouen, Wazzan, Tetuán y Taounate) y que una agencia estatal se haga cargo del control de la producción y comercialización. Otra fuerza política importante, el Partido de la Autenticidad y Modernidad (PAM) de Fuad Ali El Himma, antiguo ministro de Interior y amigo íntimo del rey Mohamed VI, también apoya la medida para asestar un duro golpe a las mafias traficantes.
Aunque cerca de 90.000 familias participan en el cultivo de cannabis en el país, principalmente en las regiones del Rif, el hachís marroquí que inunda casi todos los mercados europeos es controlado por unos pocos barones locales.
El Reino de Marruecos, con un área total cultivada que se estima en 52.000 hectáreas, sigue siendo el principal productor mundial de cannabis, con más de 38.000 toneladas en 2012, muy por delante México (12.166 toneladas) y Afganistán (1.400 toneladas), según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Sin embargo, la prensa marroquí baraja la cifra mucho más alta, de 142.000 hectáreas; y cree que el volumen de negocio supera los 12.000 millones de dólares. De esa cantidad, los humildes campesinos rifeños apenas ganan unos 600 millones de dólares. El resto acaba en los bolsillos de los traficantes que viven de este negocio a ambos lados del estrecho.
Que los parlamentarios de una nación musulmana hayan decidido debatir sobre la legalización del cannabis suponen una idea radical en el contexto político internacional, ya que podría aliviar la pobreza y el malestar social de muchas partes del norte del país.
Hoy en día, el cannabis es una de las principales medios de supervivencia para los agricultores marroquíes, que viven en una situación paradójica donde la producción, a efectos prácticos, no está totalmente ni prohibida ni legalizada.
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[vía: Le Figaro y Atalayar]
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