- La Casa de Representantes del Parlamento de Holanda se ha pronunciado a favor de la regulación del cultivo legal de marihuana mediante un proyecto de ley que tiene como objetivo reglamentar, de manera integral, el mercado del cannabis, de forma que solamente las personas autorizadas puedan cultivar marihuana.
- De esta forma se persigue obligar a los dueños de los ‘coffee shops’ (más de medio millar en la actualidad) a abastecerse dentro de un marco legal y normalizado.
- Se espera que la medida sea refrendada por el Senado holandés, de mayoría progresista, en los próximos días; y de superar esta cámara, su aplicación quedará pendiente para la próxima legislatura, que saldrá de las urnas el 15 de marzo.
Esta propuesta de ley parte de la diputada Vera Bergkamp, del partido progresista Demócratas 66, que asegura que "se acabó cultivar cannabis a escondidas, en sótanos y desvanes en la ciudad, naves industriales o cobertizos y establos en el campo". Bergkamp se refiere a la situación de vacío legal que promueve un mercado negro y un tráfico ilícito presente en el país desde hace décadas. Si este proyecto legislativo sale adelante, la marihuana solo podrá plantarse con un carné especial para que las autoridades vigilen la superficie ocupada, el volumen de las cosechas y su transporte.
Según fuentes oficiales, durante el año 2015, los agentes del orden holandeses intervinieron 5.856 plantaciones ilegales en el conjunto de los Países Bajos. El proyecto de ley también tiene intención de despenalizar el consumo para reducir los índices de delincuencia, mercado negro y narcotráfico. Esta situación comenzó en 1976 con la asunción de un nuevo paradigma que se ha ido manteniendo con muchos altibajos.
Las autoridades holandesas acercan algunas cifras. La facturación del conjunto de los 'coffee shops' le supone a las arcas del Estado un aporte de unos 1.000 millones de euros anuales. El dato objetivo es que la no regulación completa de este mercado permite el tráfico de drogas y el mercado negro. Detractores de esta ley, como la Fiscalía General del Estado holandés, han criticado la medida por considerarla perniciosa para el desarrollo de su trabajo e intereses. Además, aseguran que es incompatible con los acuerdos internacionales adoptados por Holanda en materia de drogas. Incluso una parte de la fiscalía holandesa sostiene que no cree que esta medida vaya a suponer un elemento disuasorio contra el tráfico de estupefacientes.
Un análisis sociopolítico del modelo legislativo cannábico holandés
Imaginémonos por un momento un bar de copas, que se basa en la venta de un producto que está calificado como legal. Ahora imaginemos que el alcohol que venden de manera legal tienen que adquirirlo en el estraperlo, en el mercado negro, acudiendo al contrabando e incurriendo en un acto delictivo. Pues esta es la situación del mercado del cannabis en Holanda.
A lo largo de este periplo legislativo que comenzó allá por el año 1976, Holanda ha pasado por muchas fases respecto a la regulación cannábica. Ese año entró en vigor la Ley del Opio, por la cual se diferenciaba entre drogas duras y blandas; y en 1980 el gobierno holandés permitió que se empezara con la venta de cannabis en los 'coffee shops'. Una situación que empujaba a los dueños de estos negocios a una situación de irregularidad, al verse obligados a tener que recurrir al mercado negro para llenar de marihuana sus vitrinas.
El proceso regulador holandés ha sido peculiar cuando menos. Ha permitido la venta de cannabis, pero ha arrojado a sus dueños a la ilegalidad. Los ha forzado a abastecerse por medio de un mercado ilegal. Y fueron incluso más allá. En el año 2015, muchos titulares pronosticaban el fin del paraíso europeo de la hierba: Holanda quería prohibir a los turistas la compra de cannabis en sus 'coffee shops'. En realidad, esta medida ya se había intentado poner en marcha en 2012, pero las críticas fueron tan abrumadoras que, sencillamente, tuvieron que retractarse. De hecho, la intención era eliminar ciertos problemas asociados al turismo del cannabis.
Como algunos partidos de izquierdas habían vaticinado, la medida no solamente no consiguió cumplir los objetivos propuestos, sino que además, los índices de tráfico y mercado negro se incrementaron rápidamente para ocupar la demanda de ese turismo del cannabis que acudía Holanda por el efecto llamada. Recordemos que la medida fue adoptada por Ivo Opstelten miembro del conservador Partido Popular por la Libertad y la Democracia y Ministro de Justicia holandés durante esas fechas.
El momento actual promete un cambio, pues la judicatura holandesa ha dejado claro que la situación del mercado del cannabis es una paradoja que arroja a los empresarios de los 'coffee shops' a realizar actos delictivos de manera regular. Por otra parte, como estos locales solamente pueden tener un stock de 500 gramos de cannabis, los dueños tienen que guardar el resto de sus existencias de manera ilegal en algún lugar.
Todo resulta mucho más sencillo de ver con un elemento análogo. Imaginémonos por un momento un bar de copas, una discoteca o un pub. Pensemos en la situación de esas personas que han emprendido un negocio que se basa en la venta de un producto que está calificado como legal. Ahora imaginemos que el alcohol que venden de manera legal tienen que adquirirlo en el estraperlo, en el mercado negro, acudiendo al contrabando e incurriendo en un acto delictivo.
Además, imaginemos que sus existencias, los productos que tienen para vender, no pudiesen sobrepasar cierta cantidad, por ejemplo, dos cajas de cervezas, una botella de whisky, una de ron, una de aguardiente, dos botellas de vino y un par de botellas de coñac ¿Ridículo no? Pues esta es la situación del mercado del cannabis en Holanda, un esperpento legislativo y judicial que se ha perpetuado durante años por los sucesivos gobiernos conservadores.
Argumentos del paradigma prohibicionista
Los detractores de este nuevo impulso regulador holandés habitualmente recurren a los argumentos del paradigma prohibicionista nacido de la llamada "guerra contra las drogas", auspiciada por los Estados Unidos y popularizada por Nixon. Cuando los políticos holandeses opositores de la medida aluden a los acuerdos internacionales en materia de drogas, se refieren a la UNGASS y a toda la maquinaria de Naciones Unidas. Una maquinaria que se está cayendo a pedazos y que durante la última sesión en abril de 2016 de esta comisión vio, incluso, como varios países anunciaban que abandonaban los acuerdos adoptados.
El objetivo principal del mayor y más importante órgano a nivel mundial en materia de control de drogas es, literalmente, "un mundo sin drogas" para 2019. A un nivel científico, tal objetivo no se sostiene por sí mismo porque no parte de un criterio consensuado por la comunidad científica. Hagamos la misma analogía que antes con el vino. Pensemos por un momento que un organismo mundial quisiese acabar con esta bebida tan popular. De entrada no sería un objetivo alcanzable y su propuesta solamente sería explicable desde un plano político y nunca social, médico o cultural.
La reforma ha llegado, pero mientras en países y regiones como Uruguay, Colorado, Nuevo México, República Checa, Minnesota, Portugal, Montana, Pensilvania, Nueva York, Illinois, Arizona o Michigan se han eliminado las sanciones y penas a los usuarios de drogas, en países como España, Francia, Grecia, Irlanda o Hungría, las penas y las sanciones se han elevado. Además, en algunas naciones como China, Irán, Omán o Arabia Saudí pueden ir desde los castigos corporales a la pena de muerte pasando por la cadena perpetua. De hecho, esto último ha sido tremendamente criticado por los opositores del modelo prohibicionista que reprueban que en la última sesión de la UNGASS no se hayan condenado estas prácticas represivas, que atentan contra los derechos humanos.
Implicaciones de la nueva reforma holandesa
El paradigma holandés lleva cuarenta años siendo un referente a nivel mundial en términos de apertura, progresismo y derechos humanos
Las implicaciones que esta nueva reforma legislativa traerá, siempre que sea ratificada por el Senado holandés, son claras. Finalmente, se culminará el proceso de regulación del mercado del cannabis en Holanda después de cuatro decenios de lucha asociativa, empresarial, judicial y legislativa. El paradigma holandés lleva cuarenta años siendo un referente a nivel mundial en términos de apertura, progresismo y derechos humanos. Con esta ley conseguirá reciclarse e implementar las medidas necesarias para llevar a cabo sus objetivos principales: normalización y regulación del cannabis, enriquecimiento de las arcas públicas por medio del mercado fiscalizado de cannabis, eliminación del mercado negro y del tráfico de cannabis y defensa de los derechos humanos.
Esta última idea es fundamental, las personas usuarias de cannabis tienen derecho a utilizarlo con arreglo a sus convicciones personales, culturales y religiosas. Ya sea en un entorno privado o en un lugar público, los ciudadanos no pueden ser perseguidos por consumir cannabis ni atribuírseles una conducta delictiva por su simple tenencia. La Fiscalía General del Estado holandés lo deja claro cuando refiere que con esta nueva ley, ya no podrán tratar a las personas que cultivan cannabis como a delincuentes.
Las implicaciones de la caída de los modelos prohibicionistas redundan en sociedades más justas, democráticas y respetuosas con los derechos humanos. Hablamos, en el caso de Holanda, de una sociedad integradora que respeta al individuo desde el pensamiento sociopolítico e impulsa a su ciudadanía a ser crítica. Y donde parece que, tras cuatro decenios, el sentido común respecto al cannabis empieza a calar en sus dirigentes políticos.
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