- Son muchas las organizaciones pro marihuana que han conseguido grandes avances, mientras que otras siguen luchando para cambiar la normativa de sus países.
- En España el círculo cannábico de Podemos y el Grupo de Estudio de Políticas sobre el Cannabis (GEPCA) trabajan por promover una regulación integral. Otras como el Observatorio Español de Cannabis Medicinal investigan las bondades de la planta.
- Al otro lado del charco, sus activistas han logrado legalizar la marihuana en Canadá y en zonas de Estados Unidos; en el Cono Sur, las madres chilenas y argentinas se han unido en favor de sus terapias.
El interés por el cannabis recorre el mundo. Y en gran parte es gracias a las innumerables asociaciones y organizaciones que luchan desde hace años por demostrar que la planta debe ser de libre uso y consumo. Compuestas por médicos, científicos, legisladores, abogados, junto a todo tipo de activistas, han generado un intenso debate en favor de la legalización de la marihuana que en muchas ocasiones ha logrado sus objetivos y en otras ha servido para difundir sus propiedades medicinales y su importancia social como planta recreativa.
Sin ir más lejos, en España son numerosas las agrupaciones que trabajan por impulsar una legislación a su favor. Una de ellas es el círculo cannábico de Podemos, que plantea despenalizar el cultivo y la tenencia de cannabis a nivel personal y colectivo y regular la actividad de sus clubes sociales. Además, se presenta como "la respuesta a la necesidad que existe en la comunidad cannábica de organizarnos y hacernos oír a través de una propuesta de regularización legislativa para una normalización del cannabis".
Otra organización que trabaja por una regulación cannábica en España es el Grupo de Estudio de Políticas sobre el Cannabis (GEPCA). Nació en 2014 en un encuentro de expertos y sociedad civil organizado por el 'think tank' holandés Transnational Institute (TNI) y la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) y ha presentado una propuesta que conjuga los derechos de las personas usuarias y de las no usuarias. En este proyecto proponen, por ejemplo, tres vías complementarias de acceso al cannabis (a través de un mercado regulado, asociaciones y fórmulas de autocultivo) o que cada fase del proceso de producción y comercialización esté regulada y controlada.
Otro ejemplo es el Observatorio Español de Cannabis Medicinal. Formada por investigadores, médicos y asociaciones de pacientes, se centra en difundir acreditadamente los beneficios terapéuticos de la planta. A su lado también han surgido otras iniciativas a nivel autonómico que trabajan desde la perspectiva del paciente por atender todas las solicitudes de ingreso y desde la perspectiva del cambio político por la regulación del cannabis medicinal. Es el caso de dosemociones, una asociación sin ánimo de lucro, con sede en Madrid, que asesora y ayuda, a través de los expertos de su gabinete médico, a personas con enfermedades y dolencias susceptibles de ser tratadas con cannabis terapéutico. En la actualidad más de 500 personas forman este proyecto.
También merece mención la plataforma ciudadana Regulación Responsable, integrada por diferentes organizaciones y asociaciones en favor de la legalización de la planta en nuestro país. Entres sus peticiones se encuentran cambios legislativos sobre tenencia, consumo y producción del cannabis, una solución regulada al cannabis medicinal o mecanismos de control para evitar el acceso de menores y grupos vulnerables.
Haciendo fuerza desde Europa
En el Viejo Continente, una de las organizaciones con más influencia es la Coalición Europea para Políticas de Drogas Justas y Eficaces (ENCOD). Con 160 ONG y expertos individuales, se trata de la sección europea de la Coalición Internacional, que considera que la prohibición es inmoral e insana. Con existencia desde 1993, su principal objetivo es conseguir más transparencia y democracia en el proceso de elaboración de políticas sobre ciertas sustancias. Además, desde 2006 promueve el concepto de clubes cannábicos como asociaciones de ciudadanos que organizan un cultivo y mercado limitado para satisfacer las necesidades de sus miembros.
Otro peso pesado en Europa es HCLU (Unión Húngara de Libertades Civiles). Esta organización en marcha desde 1994 lidera la petición pública de revisión contra la dura política en Hungría. En 2016 publicaron una guía sobre cómo era posible consumir cannabis medicinal en el país, algo que ni siquiera se contempla en su normativa.
Por países, también destaca Arge Canna en Austria, Clear y Cannabis Trades Association en Inglaterra o la escisión de la estadounidense NORML en Francia o Irlanda, entre otras.
Las voces de América: del norte al sur
Es, sin duda, donde se encuentra la mayor comunidad de activistas cannábicos y, por tanto, de organizaciones que luchan en favor de la legalización. Con sede en Estados Unidos encontramos la Sociedad Internacional de Investigación de Cannabinoides (ICSR), una de las más relevantes a nivel mundial. Desde 1992, su principal objetivo es proporcionar un foro abierto para los investigadores de marihuana.
En el mismo país también destaca Drug Policy Alliance (DPA), con sede en Nueva York. Formada en 2000 después de la fusión entre el Centro Lindesmith y la Drug Policy Foundation, pretende que la marihuana sea legal en más lugares. Para ellos, su mayor deseo es una sociedad justa donde la regulación y el uso de ciertas sustancias se basan en la ciencia. Y van por buen camino. El DPA ha desempeñado, según ellos mismos, un papel crucial en aproximadamente el 50 % de las campañas que llevaron a varios estados a legalizar la marihuana medicinal.
A estos dos grupos estadounidenses también se une NORML (con una gran proyección internacional), Marijuana Policy Project, Stop the Drug War y Common Sense for Drug Policy, entre otros.
Mientras tanto, en Canadá, donde a partir del 1 de julio se podrá fumar marihuana de manera legal, varias organizaciones siguen luchando por una correcta regulación. Por ejemplo, Cannabis Trade Alliance of Canada (CTAC) está trabajando junto con empresarios y legisladores para que el desarrollo de la industria cannábica se realice de manera sostenible, segura y ética.
En lo que se refiere a América del Sur, además de los activistas que lograron la legalización en el pionero Uruguay, destaca el movimiento en favor del cannabis medicinal, especialmente para niños, en Chile y Argentina. Allí, padres y madres se unieron para luchar porque sus hijos, en su mayoría aquejados por epilepsia refractaria, pudieran tratar sus síntomas con la planta, para muchos la única alternativa para paliar sus fuertes ataques epilépticos. Con ese reclamo surgieron organizaciones como la argentina Cameda, la chilena Fundación Daya o Mamá Cultiva, presente en ambos países. Todas ellas, tras un intenso trabajo, consiguieron que la marihuana medicinal fuera reconocida en sus respectivos lugares.
No cabe duda de que si no fuera por la labor de los miembros de estas agrupaciones el cannabis no ocuparía el centro de debate de la mayoría de los países del mundo. Como hemos visto, muchos ya han conseguido sus logros, mientras que otros siguen trabajando para que la marihuana sea de una vez por todas libre.
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