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Clones en Austria, CBD en Suiza o clubs en España: los oasis de la marihuana en Europa

  • Aunque en la mayoría de países europeos el consumo o cultivo de marihuana están prohibidos, las distintas leyes nacionales esconden matices que han propiciado que en algunos sitios el cannabis se haya convertido en un beneficioso negocio.
  • Así, Austria es un mercado fecundo de clones de marihuana, aunque está prohibido cultivar las plantas hasta tener cogollos; Suiza comercializa un cannabis con bajo nivel de THC que es todo un éxito, y en España, aunque la producción y venta está prohibida, los clubes sociales están permitidos si se siguen unas directrices dictadas por el mismísimo Tribunal Supremo.
  • Te explicamos cómo está la situación en estos pequeños oasis de Europa donde el cannabis se mantiene verde.
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Con un nuevo presidente en Francia y una situación tensa en Reino Unido por el 'brexit', los consumidores y cultivadores de marihuana de de toda Europa están muy pendientes del devenir político del continente. Si los galos o los británicos son de los mayores consumidores de cannabis de la zona y cuentan con unas políticas de las más restrictiva, quizá miran con envidia a otros pequeños "paraísos cannábicos" que se reparten por todo el continente, a la manera de los 'coffee shops' en Ámsterdam, donde el cannabis respira cierta legalidad. Nos ponemos la mochila y visitamos estas pequeñas peculiaridades, de las que hay mucho que aprender.

Austria: el paraíso de los clones

¿Te gusta cultivar marihuana a partir de esquejes? Quizá lo que hacen en la tierra de Mozart y Schubert te deje con la boca abierta: hay quien considera a Austria la supertienda de los clones de Europa. La legislación de narcóticos del país prohíbe cultivar cannabis para obtener THC, su componente psicoactivo. Ahora bien, si la semilla se planta y sus cogollos no se consumen está perfectamente permitida su venta. Así, más de 250.000 clones se venden solo en Viena cada año. Muchos de ellos son para clientes alemanes y suizos que tienen prohibido en su país la compra de semillas.

Esta práctica lleva más de diez años institucionalizada en Austria, y ya existen tiendas que se han convertido en imprescindibles para los miles de cultivadores que visitan Viena, como es el caso de Hanf & Hanf, que cuenta con unos 20 trabajadores y una clientela masiva, o la Hemp Embassy. Esta 'embajada del cáñamo' es un museo localizado en Viena que tiene como objetivo hacer que el público se familiarice con las plantas de cannabis, en sus distintas variedades.

Su principal impulsor es el grupo Bushplanet, la primera empresa que comenzó a producir y vender esquejes de cannabis en Austria. Lo hace desde 1998, cuando el tema aún era muy controvertido para la época, por lo que tuvo que superar registros y hasta sentencias de prisión condicional. Hoy en día distribuyen esquejes a gran escala. Por ejemplo, los clones de semillas de cultivo exterior tienen mucho éxito, y una vez al mes se celebra el Green Friday, con descuentos en todos los productos. Si las plantas no se venden, se incineran.

Por otra parte, aunque la ley prohíbe el consumo de los cogollos, si las tiendas austriacas han llevado a florecer las plantas pueden exhibirse en el escaparate; pero, recordemos, está totalmente prohibida su venta. Aun así, un buen cogollo puede invitar a buscar el clon del que proviene. Hecha la ley, hecha la trampa. Y es que lo único ilegal en Austria es el acto de cosechar, la extracción de los estupefacientes, lo que en términos legales significa separar esos cogollos de la planta.

Suiza: una calada en parques públicos

Aunque los suizos no puedan comprar semillas en su país y deban ir a la vecina Austria a hacerlo (o adquirirlas por internet, gracias a bancos de genéticas como Dinafem), tienen algo de lo que vanagloriarse: pueden comprar cannabis en los estancos y consumirlo en público. La razón es que desde 2011 la ley suiza permite la venta de marihuana con menos de un 1% de THC (tetrahidrocannabinol), la principal sustancia psicoactiva. Pero el mercado no ha crecido hasta hace poco.

El espaldarazo definitivo se produjo en febrero de este año, cuando las autoridades sanitarias suizas decidieron tasar el cannabis con bajos índices de THC como si fuera tabaco, aportando así una prueba más de su carácter legal, una forma de tranquilizar a unos consumidores con perfiles muy dispares, sobre todo en el ámbito terapéutico y abriendo las puertas a la comercialización de cogollos ricos en CBD

Este tipo de hierba incluso se vende en los estancos junto a chicles y caramelos como si fuera tabaco de liar, como por ejemplo hace la marca C-Pure con su cannabis de la variedad Fedora 14 (< 0,3% THC). Su olor y aspecto es igual al de la marihuana, y en ocasiones la policía han llegado a confiscar los cigarrillos a los consumidores, pero si se demostraba que apenas tenían THC tenían que devolverlos. Además de la versión con bajo THC, tiene otras dos con un 5 % y un 14 % de CBD. Eso sí, 10 gramos cuestan unos 60 euros. Según los medios locales, este mercado del cannabis legal generará unos ingresos de 100 millones de francos suizos al año.

Además, la planta de este cannabis con menos de un 1 % de THC se puede usar para fabricar combustible y fibras. La legislación permite plantar marihuana, pero para llevarla a un estadio donde se genere componente psicoactivo (es decir, flores y cogollos) es necesaria una licencia especial que al parecer es muy fácil de conseguir y que sería la que permite obtener productos como los mencionados. "Suiza se ha convertido en una especie de oasis para el cannabis legal", explica Corso Serra di Cassano, cofundador de KannaSwiss, que cultiva en el norte de Suiza y cuyas ventas se han disparado en los últimos tiempos. La compañía, que prevé producir cuatro toneladas de flor de cannabis este año, dispone de una superficie exterior de cerca de 10.000 m2 y quiere triplicar su superficie interior de 800 m2.

 

Alemania: las 'islas' de Berlín y Düsseldorf

La legislación alemana cannábica ha sido confusa y ha dado a varias interpretaciones desde hace unos años. Pero comienzan a despuntar en el cogollo de la cuestión. En 2013, Berlín propuso la apertura de 'coffee shops' en la ciudad, una vez que el gobierno local comprobó que la prohibición no había afectado al consumo y con el fin de plantar cara al narcotráfico.

Y desde hace unos meses, la capital alemana y Düsseldorf han presentado proyectos para la distribución de cannabis recreativo a mayores de edad. La medida llega al mismo tiempo que la previsión para regular la marihuana terapéutica este año, aunque los activistas critican que sean proyectos muy localistas y no haya una iniciativa parecida a nivel federal.

Porque en Alemania está prohibido vender y comprar marihuana, pero las leyes dan manga ancha para su consumo: a pesar de que la legislación prohíbe la posesión de cannabis, a la hora de la verdad sí se permite llevar encima pequeñas cantidades de hierba, de hasta 15 gramos en Berlín o de 6 gramos en Hamburgo o Renania del Norte-Westfalia. Si la legalización del cannabis medicinal llega a buen puerto, puede ser el pistoletazo de salida para que también se regule mejor el uso recreativo. 

 

República Checa: unas pocas plantas en casa

Solo la capital de la República Checa, Praga, con 1.200.000 ciudadanos, reúne a cerca de 400.000 fumadores de marihuana y es un lugar de encuentro para cualquier amante de esta planta. De hecho la ciudad es conocida como la "Amsterdam del Este". Por eso no es de extrañar que el país haya dado importantes pasos para que su política cannábica se adapte a las existencias de los consumidores y se haya convertido en uno de los más permisivos de Europa.

Los usuarios se desenvuelven en un marco en el que, aunque se permite cultivar hasta cinco plantas en casa, el consumo de marihuana no es legal, pero tampoco se considera delito desde el punto de vista penal. Fue en 2010 cuando se despenalizó la posesión de pequeñas cantidades de cannabis (unos 15 gramos) destinadas al consumo personal, aunque aún hoy sus usuarios pueden enfrentarse a multas de alrededor de 500 euros por cantidades mayores.

Además, en Praga se celebra desde 1998 la Million Marijuana March y desde 2009 la feria cannábica Cannafest. Con estos antecedentes es posible que la plena regulación llegue antes de lo esperado. 

 

España: los clubes de cannabis como punta de lanza

A pesar de que todavía queda mucho por legislar sobre la marihuana en España (el uso está descriminalizado, pero no la producción o la comercialización), formar parte de un club de cannabis es posible, siempre y cuando se cumplan las directrices que fijó el Tribunal Supremo en varias sentencias. Así, los clubes deben estar formados por un número limitado de socios identificados y consumidores de cannabis, que no lo saquen de un recinto cerrado para evitar que llegue a no socios (lo califican de "acto íntimo sin trascendencia pública").

Por otra parte, la cantidad de cannabis presente ha de ser "mínima y adecuada para su consumo en una sola sesión o encuentro". Así, se evita "un germen del peligro que quiere desterrar el legislador", que es que una gran cantidad de hierba se destine a la venta ilegal.

A pesar de esto, todavía algunos consumidores tienen problemas judiciales por su autocultivo con fines terapéuticos. Aunque muchas pequeñas plantaciones siguen siendo incautadas y los cultivadores acusados de tráfico de estupefacientes, dos tribunales han respaldado últimamente varios casos de derecho a cultivar con fines medicinales en España, absolviendo a un hombre de Oviedo y a una mujer residente en San Sebastián. 

La mujer donostiarra, de 75 años, se enfrentaba a un presunto delito de tráfico de sustancias por tener 14 plantas de marihuana en su caserío. Cultivadas al aire libre y empleando sus flores y hojas, fabricaba ungüentos caseros. Estos preparados servían a ella y a su marido para mitigar los dolores reumáticos mediante friegas.

Por su parte, el acusado de Oviedo tenía cuatro plantas de marihuana en una huerta que se encontraba en casa de su madre. Según explicó, cultivaba la sustancia para autoconsumo, con el fin de calmar los dolores de una lesión que sufre en la columna y que fue corroborada en juicio con documentos médicos. 

Estas dos recientes sentencias, que exoneran a pequeños cultivadores de cannabis suponen un apoyo judicial para todos aquellos que cultivan para beneficiarse de sus efectos curativos. Por ello, si bien las directrices marcadas para los clubes de consumo de cannabis suponen un cierto alivio, también suponen una excepción a la situación en España, donde queda bastante por hacer. 

Como ya hemos podido comprobar, son muchos los que investigan los flecos de las leyes para hacer negocio o permitir el uso de la planta de alguna manera. Solo habrá que ver quiénes son los próximos países europeos que engrosan esta lista de pequeños espacios de libertad para la marihuana en el Viejo Continente.

12/06/2017

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