La marihuana medicinal se legalizará con receta médica en el Reino Unido

Reino Unido sorprendió el pasado verano, cuando su Gobierno dio luz verde a la posibilidad de que los médicos pudieran recetar productos derivados del cannabis para uso terapéutico y medicinal, una medida entrará en vigor este mes de octubre. Este cambio legal encuentra su origen en la batalla con la que el joven Billy Caldwell y su madre, Charlotte, pusieron el foco sobre un asunto de especial trascendencia para la salud de este joven de 13 años. Billy sufre un tipo de epilepsia severa, cuyo principal síntoma son unos ataques muy fuertes. Según ha afirmado su madre repetidamente, el aceite de cannabis es uno de los pocos recursos con las que cuentan para evitar los violentos ataques que esta enfermedad provoca en su hijo.

La campaña que empujó hacia un cambio legislativo favorable al uso de la marihuana con fines terapéuticos vino motivada por un hecho ocurrido en un aeropuerto británico. Billy y su madre regresaban de su viaje a Canadá. Entre su equipaje se encontraba un frasco de aceite de cannabis que habían adquirido en el país norteamericano y, al desembarcar del avión, los agentes de seguridad del aeropuerto detuvieron a Billy y a Charlotte, acusados de intentar introducir drogas en el Reino Unido. Sin que ellos pudieran hacer nada, les requisaron el frasco con la medicina para Billy.

Pocos días después, Billy fue ingresado en el hospital de forma urgente tras sufrir un ataque epiléptico de gravedad. Este desagradable incidente, según contaba su madre, podría haberse evitado con el uso del producto requisado días antes en el aeropuerto. Ante esta situación, la madre buscó el apoyo de la opinión pública. Con una campaña en las redes sociales, Charlotte logró una importante repercusión social y fue capaz de poner sobre la mesa el debate en torno a la función terapéutica de la marihuana. Fueron muchas las voces que se alzaron apoyando a la familia Caldwell. El argumento más repetido por quienes se sumaron a este movimiento era que no resultaba razonable negar el acceso a estos productos a personas con ciertas enfermedades, si con ellos era posible lograr una mejora en su calidad de vida.

En el pasado, Billy ya obtuvo en dos ocasiones las licencias para utilizar productos derivados del cannabis. La primera de ellas tuvo lugar cuando el joven se encontraba en Londres siguiendo un tratamiento médico. La segunda, ya en Irlanda del Norte, donde actualmente reside con su madre. Sin embargo, estas mismas licencias fueron denegadas a otras personas que se encontraban en situaciones similares. Esta arbitrariedad, en la que el uso del producto dependía de la buena voluntad de un organismo oficial, demostraba que la regulación vigente resultaba inadecuada para ofrecer una respuesta eficaz a esta situación.

Se ha impuesto la cordura

Tras el incidente en el aeropuerto y con una opinión pública a favor de las demandas de Billy y su madre, el Gobierno británico decidió tomar cartas en el asunto. Fue el ministro de Interior británico, Sajid Javid, quien declaró que el Reino Unido se sumaría a la cada vez más extensa lista de países que permiten acceder, mediante recetas médicas, a un uso terapéutico del cannabis.

La decisión respondía, por una parte, a la presión ciudadana y, por otra, a las posturas defendidas por personalidades vinculadas al ámbito sanitario. Un informe emitido por la consejera médica jefe, Dame Sally Davies, señalaba que existían evidencias concluyentes sobre los beneficios medicinales de la marihuana. Posteriormente, el Consejo Consultivo sobre el Uso Indebido de las Drogas (ACMD) se encargó de redactar una segunda parte de este mismo informe que reforzaba la opinión de Davies, al afirmar que permitir recetar derivados del cannabis sería un avance positivo. Con estas opiniones se apuntaba a la necesidad de excluir los productos medicinales derivados del cannabis del Anexo 1 (productos a los que no se les reconoce ningún tipo de valor terapéutico), para incluirlos en el Anexo 2 del Reglamento sobre el Uso Indebido de Drogas. Con ello se reconocería legalmente el valor medicinal de estos productos y, además, se facilitaría la investigación para saber más sobre los beneficios de esta planta.

Ya en 2016, la Agencia Regulatoria de Medicamentos (MHRA) había planteado la pertinencia de considerar medicamentos a aquellos productos que entre sus componentes contasen con CBD. Desde aquel momento, el consumo de productos que contenía esta sustancia se duplicó, pasando de 125.000 consumidores de 2016 a los más de 200.000 de 2017. Distinta suerte corrieron, sin embargo, los productos entre cuyos componentes estaba el THC. Sobre ellos, la situación legal en Reino Unido se mantuvo mucho más rígida e inflexible.

Con estos precedentes, con una opinión pública favorable y unos informes concluyentes por parte de especialistas sanitarios, el Gobierno británico se apresuró a realizar las modificaciones legislativas oportunas para que los productos de origen cannábico pudiesen ser recetados a aquellos pacientes que lo necesitasen. Una modificación que acababa con una larga prohibición que se inició en 1920.

Paso a paso

Entre las iniciativas anunciadas por el Gobierno de Reino Unido, destaca el desarrollo de una definición unívoca sobre qué debe entenderse por productos medicinales derivados del cannabis. Esto lo hará el Departamento de Salud y Asistencia Social y la Autoridad Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios. Con esta medida, tan solo aquellos derivados que encajen en tal definición podrán ser considerados medicinales y, en consecuencia, estar a disposición de los médicos para ser recetados.

Si bien Londres da un paso importante en relación con el uso del cannabis medicinal, las autoridades británicas han aprovechado la ocasión para dejar claro que los cambios legislativos sobre la marihuana terapéutica no suponen la antesala de una legalización total. De hecho, la intención de los dirigentes es mantener la marihuana dentro del listado de las drogas de clase B, lo que significa que tanto el consumo como el tráfico del cannabis puede acarrear importantes sanciones e, incluso, penas de cárcel que, en los casos más graves, pueden alcanzar los 14 años.

Esta declaración de intenciones resulta coherente con la posición que tradicionalmente ha defendido el Partido Conservador, del cual forma parte el actual Gobierno británico, contrario a cualquier avance en la legislación sobre el uso de la marihuana. En cambio, frente a la postura conservadora de los 'tories', otros partidos representados en el Parlamento se han mostrado siempre favorables a una legislación más tolerante hacia aprovechar los beneficios que brinda el cannabis. Es el caso del UKIP, del Liberal Demócrata o de los nacionalistas escoceses del SNP. La postura del Partido Laborista, la otra gran formación británica junto con el Partido Conservador, resulta menos evidente y siempre han mostrado cierta ambigüedad.

Por tanto, en un nuevo contexto de cambios legislativos, con una opinión pública favorable y con algunos partidos, minoritarios pero con peso y presencia en las instituciones, no sería de extrañar que en el medio plazo la legislación avance hacia posturas más permisivas respecto de los productos derivados del cannabis y, por qué no, con el uso recreativo de la marihuana. Pero más allá de cualquier hipótesis sobre la posible evolución de las leyes en el futuro, la realidad es que gracias al tesón de una madre, a la presión de la opinión pública y a unas evidencias científicas innegables, Reino Unido permitirá que, quizás, miles de personas puedan mejorar su vida gracias al uso de medicinal de un producto tan natural como es el cannabis.