- La mayoría de los usuarios de marihuana ha experimentado esa sensación de hambre que se produce después de consumir cannabis. Esto se debe al THC que contiene la planta, que interactúa con el sistema endocannabinoide produciendo las ganas de comer.
- Esta característica de la marihuana es una de las claves que la convierten en una gran aliada a la hora de tratar la anorexia o la bulimia, contribuyendo a la recuperación del apetito y a la relajación de los pacientes.
La marihuana se utiliza habitualmente como estimuladora del apetito en el tratamiento de diferentes patologías como el alzhéimer, el VIH e incluso el cáncer, que pueden hacer perder las ganas de comer, bien por la propia enfermedad o por la agresiva medicación. Sin embargo, su uso entre pacientes con anorexia está menos extendido, ya que muchos especialistas todavía tienen reparos a la hora de indicarla como terapia.
A pesar de los prejuicios que aún existen, varios estudios y muchos casos de uso reflejan la increíble utilidad de la planta a la hora de enfrentarse a la anorexia. En 2014 una investigación publicada en 'Nature Neuroscience' indicaba que el tetrahidrocannabinol (THC) activaba receptores en el cerebro asociados con el procesamiento de los olores, lo que afinaba los sentidos del olfato y del gusto, directamente relacionados con el hambre y la experiencia de la comida. Además, en 2015, otro estudio publicado en 'Nature' y llevado a cabo por científicos de Australia, Alemania y Estados Unidos explicaba que la estimulación del apetito producida por el cannabis se debe a su interacción con las mismas neuronas que normalmente se encargan de producir saciedad, las conocidas como proopiomelanocortinas (POMC).
Según los experimentos, estas neuronas aumentan su actividad y liberan sustancias químicas diferentes cuando entran en contacto con los cannabinoides, lo que produce el hambre tan característico asociada al consumo de cannabis. "Descubrimos que las células que reducen el apetito se activan de manera diferente al entrar en contacto con el receptor cannabinoide CB1R", remarcó Tamas L. Horvath, investigador de la Universidad de Yale y jefe de proyecto.
El número de estudios centrado en la marihuana y su efecto sobre la anorexia es más limitado, pero la bibliografía existente ofrece motivos para el optimismo: un estudio danés del año 2013 demostró que el uso de dronabinol, un derivado del cannabis, producía un aumento pequeño pero significativo del peso en pacientes con anorexia nerviosa. Y otro trabajo del mismo año llevado a cabo por la Universidad Católica de Bruselas descubrió que los cannabinoides ayudaban a los ratones con esta enfermedad a volver a un peso sano.
La experiencia de los pacientes
Junto a estos trabajos científicos se encuentran también las experiencias de pacientes con anorexia que han encontrado en el cannabis un gran aliado para combatir los síntomas de este trastorno alimenticio. A Jessica, una mujer de 31 años de Denver, en Estados Unidos, la marihuana le permite ralentizar sus pensamientos y 'observar' sus ideas en vez de dejarse llevar por ellas. "Soy capaz de dar un paso atrás y de ver mis pensamientos irracionales como lo que son, algo irracional", relata. "Y eso me da el espacio para ver las cosas más claras y decir: 'Guau, eso es un pensamiento ridículo; no va a pasar nada malo si me como ese trozo de pizza'", añade.
Además la marihuana le ayuda también a disfrutar la comida de una forma diferente: "Hace que la comida sepa mejor y convierte el comer en algo más disfrutable, lo que está muy bien, porque la anorexia crónica afecta a tu tracto digestivo y puede romper tu sensación de hambre natural", explica.
Claire es una estudiante de Seattle de 21 años que también valora profundamente lo que la marihuana le ha ayudado a conseguir en su batalla contra la anorexia y contra el permanente conteo de calorías que llevaba a cabo cada vez que comía.
La primera vez que fumó, le entró hambre y comió, pero el efecto relajante del cannabis hizo que se olvidara de las calorías de lo que estaba ingiriendo. "Al principio me sentí culpable, pero noté que me sentía bien físicamente, y también me hizo sentir bien el haberme rebelado contra mis pensamientos dañinos", explica. "Como ya había perdido la cuenta, pensé que no me haría ningún daño no contar durante un par de días, empecé a fumar de manera más regular y desde entonces ya no cuento calorías", relata.
Ambas mujeres dicen que no fuman grandes cantidades ni tampoco se colocan, solo emplean pequeñas dosis para sobrellevar los malos momentos. "Algunos días me levanto sintiéndome ansiosa y con nauseas", cuenta Jessica. "No puedo fumar en el trabajo, así que a veces lo paso mal durante el día y cuando llego a casa le doy un par de caladas al vaporizador para calmar la ansiedad y para estimular el apetito con el fin de poder comerme la cena".
Hambre y tranquilidad
Consumir cannabis tiene varios efectos beneficiosos sobre los pacientes con anorexia. En primer lugar, puede ayudar a mejorar su apetito, muchas veces desaparecido tras años de privaciones alimenticias con el objetivo de perder peso. Sin embargo, un atracón puede producir pensamientos negativos en la persona enferma, por lo que es recomendable llenar la nevera de comida sana y rica en grasas beneficiosas: el aguacate, el salmón, las verduras y el yogur de coco o de frutas junto a nueces y semillas son muy buenas opciones. Estos alimentos ayudan al cuerpo a generar endocannabinoides, unos compuestos especialmente bajos en las personas con anorexia y que son los encargados de indicar al cerebro la necesidad de ingerir alimentos. Aumentar su presencia gracias a estas grasas contribuirá a que la persona se sienta feliz y relajada, muy importante en estas patologías.
Además, y tal y como relataba una de las usuarias, esta planta ayudará a que el enfermo disfrute de la experiencia de comer, algo casi olvidado por algunas personas con esta patología que, durante años, han asociado el momento de la comida con una experiencia negativa. Sin embargo, la marihuana por sí sola no será una solución para cambiar los hábitos alimenticios: la personas con anorexia necesitarán acudir a terapia para trabajar las concepciones dismórficas que puedan tener de su cuerpo y para dejar de contemplar la comida como un enemigo.
"Los enfermos de anorexia sienten poder cuando no ceden ante el deseo de comer, por lo que estimular su apetito no siempre será suficiente para que superen los problema neurobiológicos asociados a su desorden", explica Tamara Pryor, directora de investigación clínica en el Centro de Desórdenes Alimenticios de Denver. "Aun así, la marihuana puede ser una herramienta muy útil en conjunción con la terapia".
Junto a esto, la planta de cannabis también contribuye a calmar los episodios de ansiedad, a reducir el estrés y a mejorar el estado de ánimo en momentos en los que los pensamientos negativos sobresalen, haciendo que no se torturen reflexionando sobre su cuerpo o sobre el momento de la comida.
¿Cannabis con THC o con CBD?
Eso sí, un factor importante para tener en cuenta es la elección de la variedad de marihuana a utilizar. Para que el uso de la planta sea eficaz habrá que utilizar una con un alto porcentaje de THC. Las semillas con mayor ratio de CBD que THC disminuyen el apetito al igual que los efectos psicoactivos, por lo que son una buena idea en otro tipo de trastornos, como por ejemplo la obesidad.
La bulimia también comparte algunas características con las anorexia; las personas que la sufren alternan una cuidadosa restricción de comer con una pérdida casi completa de su autocontrol. Cuando estas personas pierden el control pueden consumir rápidamente miles de calorías, experimentando así el placer gustativo de comer. Posteriormente, se obligan a purgarse, causando daño a su sistema digestivo. La marihuana puede ser muy satisfactoria en ambas etapas de este proceso, debido a su capacidad para suprimir los sentimientos depresivos y de inculcar un sentido de control sobre sus cuerpos.
Existen muchas evidencias de que el sistema endocannabinoide endógeno tiene un papel importante en la señalización de los eventos gratificantes, como comer. Y de alguna manera, la función normal del sistema endocannabinoide se deteriora en las personas con anorexia o bulimia. Más estudios sobre el uso de la marihuana aplicado a estas patologías contribuirán a que se afine y se popularice como terapia, para que pueda ayudar a todos aquellos pacientes que luchan por salir de un trastorno que puede acabar con sus vidas.
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