¿Es mala idea tomar comestibles de marihuana con el estómago vacío?

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D. Civantos - 25/06/2019
6 min.

A medida que los alimentos con cannabis llegan al mercado, los datos estadísticos sugieren que se ha producido un aumento significativo de los efectos desagradables que pueden sufrir los usuarios poco experimentados, como ansiedad o paranoia.
Las investigaciones destacan un punto importante: comer marihuana tiene un efecto totalmente diferente que fumarla.
Y comer marihuana con el estómago vacío también tiene un efecto distinto que hacerlo con el estómago lleno, aunque las causas no están claras.

¿Se pueden sentir más intensos los efectos del cannabis ingerido con el estómago vacío? Es probable que esta sea la pregunta que más se hacen los consumidores acerca de los comestibles cannábicos. La mayoría de las veces, estos debates no ofrecen conclusiones o se basan en experiencias particulares y hallazgos anecdóticos.

En este momento, la investigación sobre este tema es bastante reducida. Los puntos importantes que rodean a este tipo de inquietudes carecen de los estudios necesarios debido a la prohibición federal en países como los Estados Unidos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los expertos recomiendan que no se consuman comestibles de cannabis con el estómago vacío.

El razonamiento detrás de esta regla, que algunos consideran un punto esencial en el consumo de alimentos cannábicos, es que los comestibles hacen que el usuario sienta que los efectos son más largos y más sustanciales. Si bien se trata de una creencia común, existe poca o ninguna evidencia real que demuestre que es cierta.

Algunos creen que la hipótesis de la tasa de absorción que establece que los comestibles causan mayores efectos secundarios cuando se toma con el estómago vacío es porque el THC se absorbe a una velocidad mayor. Sin embargo, nadie parece tener una explicación clara más allá de la idea de que se "absorbe más rápido" con el estómago vacío.

Factores que afectan a la absorción de cannabinoides después de tomar comestibles

La absorción de cannabinoides cuando ingerimos alimentos cannábicos no ocurre en el estómago, sino que se produce en el intestino delgado. El estómago sirve como un depósito que libera alimentos parcialmente digeridos en el intestino delgado a un ritmo constante. Comer antes de la ingestión lo que hace es retardar el vaciado gástrico y limitar el movimiento del cannabis hacía el intestino delgado, donde puede ser absorbido. Por tanto, en teoría, comer cannabis con el estómago lleno evitaría que los cannabinoides se absorbieran tan rápido.

Los expertos recomiendan que no se consuman comestibles de cannabis con el estómago vacío, aunque no hay evidencias que lo sustenten.

Sin embargo, esta teoría choca frontalmente con otra:

Y es que los cannabinoides no pueden absorberse en estado sólido, deben estar en solución. El THC y otros cannabinoides tienen una solubilidad muy baja en agua ya que son altamente liposolubles (se disuelven en grasas). Sin embargo, comer una comida antes de ingerir cannabis hace que la vesícula biliar libere ácidos biliares, lo que ayuda a solubilizar moléculas como el THC. Esto generalmente aumenta la velocidad y el grado de absorción.

Basándonos en las investigaciones, solo un estudio de 2012 encontró un respuesta a esta contradicción, al demostrar que el THC y el CBD se absorben más rápido en los estómagos vacíos en comparación con aquellos que estaban bien alimentados. Se realizó para probar el efecto de los alimentos en la absorción del aerosol Sativex, un extracto de cannabis con una proporción de 1:1 de THC y CBD. A pesar de que es un aerosol oral, la mayoría termina ingerido de todos modos, por lo que los resultados deberían traducirse a los típicos comestibles de cannabis.

Los resultados fueron bastante definitorios: el THC y el CBD se absorbieron rápidamente en condiciones de ayuno, alcanzando sus concentraciones máximas en sangre en 1,5 horas. En condiciones de una alimentación previa a la ingestión, estos cannabinoides tardaron mucho más en absorberse, y las concentraciones plasmáticas máximas no se produjeron hasta 4 horas después de la dosificación.

Llegados este punto, existen varias hipótesis:

- La hipótesis de la tasa de absorción

Esta es la hipótesis que afirma que los comestibles de cannabis causan más ansiedad o paranoia cuando se toman con el estómago vacío porque el THC se absorbe más rápido. Y una de las posibles causas es que comemos a mayor velocidad que fumamos, por lo que ya de por sí nuestro cuerpo está recibiendo más cannabinoides en menos tiempo.

Pero no es la única razón. Algunos expertos creen que nuestro organismo es capaz de absorber más THC a través de la ingestión por vía oral, mientras que cuando se fuman las flores de marihuana gran parte del THC se quema o se desperdicia en forma de humo.

- La hipótesis del 11-OH-THC

Otra de las hipótesis está relacionada con la metabolización de la marihuana en nuestro cuerpo: el proceso es diferente cuando comemos y cuando fumamos. Durante la fase de metabolización, si hemos administrado el cannabis por vía oral, el THC recorre todo el sistema digestivo hasta llegar al intestino y después pasa al hígado, donde es metabolizado y convertido en un compuesto hidrolizado: el 11-hidroxi-THC.

Este producto o metabolito es muy activo y atraviesa fácilmente las membranas que separan el torrente sanguíneo del tejido cerebral, de ahí su intenso efecto psicoactivo. Por tanto, se obtiene una versión mucho más potente del THC que llega de forma muy rápida a nuestro cerebro, lo que proporciona un efecto que parece más intenso y duradero que el obtenido mediante la inhalación.

Este compuesto activo se forma en menor medida cuando fumamos o inhalamos marihuana, por eso cuando degustamos alimentos que contienen marihuana nos colocamos mucho más. De hecho, se puede formar 10 veces más 11-OH-THC después de consumir cannabis en comestibles que cualquier otra vía, como fumar.

- La hipótesis del ratio THC/CBD

La última hipótesis es que los efectos secundarios desagradables se deben a la proporción de THC y CBD en condiciones de ayuno. Aunque el CBD no bloquea el THC, sí reduce ciertos efectos de una dosis alta de THC, como la ansiedad y la paranoia.

El 11-OH-THC es una versión mucho más potente del THC que llega muy rápido a nuestro cerebro, lo que proporciona un efecto más intenso.

Debido a que la actividad del 11-OH-THC es al menos tan fuerte como el THC, habría pues que sumar los niveles de THC y 11-OH-THC para una medida de 'THC total'. Luego examinar la proporción con CBD de la variedad ingerida para contrastar los resultados.

Así lo hicieron en Prof of Pot, una web dedicada a analizar científicamente los efectos de la marihuana sobre los usuarios. Y descubrieron que después de comer cannabis con el estómago lleno, la proporción de 'THC total' en relación al CBD era aproximadamente de 3:1 en el momento de las concentraciones máximas en sangre. Sin embargo, esta proporción en ayuno fue de casi 9:1, casi 3 veces más alta.

Por lo tanto, comer un alimento cannábico con el estómago vacío, incluso si contiene una proporción de 1:1, ¡sería equivalente a fumar una variedad de cannabis con una proporción de 9:1 de THC a CBD!

Según esta hipótesis, los efectos nocivos de los comestibles de cannabis que se toman con el estómago vacío no se deberían a la rápida absorción de THC o la formación de 11-OH-THC. Más bien, se deberían a una absorción relativamente baja de CBD en comparación con el THC.

Conclusiones

Ante la duda, parece buena idea seguir los consejos de los expertos: es mejor tomar comestibles después de una comida sólida, preferiblemente una con algo de grasa para estimular la liberación de ácidos biliares. Y esperar a que las concentraciones máximas no se alcancen hasta 4 horas después, aunque esto será diferente según cada usuario.

Pero incluso en este caso, las situaciones varían. Los estómagos vacíos y el resto de los factores del día a día ciertamente juegan un papel en cómo nos afectará la marihuana ingerida. Si bien un producto comestible parece ser el método de consumo con mayor probabilidad de impacto con el estómago vacío, los datos contradictorios y las experiencias personales no nos ofrecen respuestas claras ni concluyentes.