Campo de cannabis en Líbano

Líbano: ¿La meca del hachís también puede serlo de la marihuana medicinal?

  • A pesar de que la legislación vigente lo prohíbe, Líbano es uno de los principales productores mundiales de hachís.
  • La grave situación económica que atraviesa el país ha hecho que el Gobierno se plantee legalizar el cultivo de marihuana terapéutica, un sector en auge, para estimular la débil economía nacional.
  • El primer paso ha sido la creación de un nuevo Centro de Investigación de Cannabis Medicinal que se convierta en referente en la región.
Campo de cannabis en Líbano

Líbano podría ser el primer país árabe que legalice el cultivo de marihuana, aunque existen zonas, como el valle de Bekaa, donde ya se hace de forma abierta, a pesar de la prohibición. De hecho, según la cifras oficiales de la ONU, ocupa el tercer lugar como proveedor mundial de hachís, solo por detrás de Marruecos y Afganistán (aunque el libanés está considerado un hachís de mayor calidad). Esta paradójica situación es uno de los motivos por los que el Gobierno libanés está analizando un cambio legislativo en la materia. La posibilidad de la legalización fue confirmada por el presidente del Parlamento, Nabih Berri, que a finales de verano anunció que el Líbano revisará sus normas para autorizar el cultivo de marihuana con fines terapéuticos con el objetivo de estimular la economía del país.

¿Puede el cannabis libanés proporcionar un tratamiento para enfermedades? 

Esta es la primera pregunta que se ha hecho el Ejecutivo. Y un primer paso para contestarla ha sido permitir la investigación medicinal de la planta por parte de científicos locales, como el profesor Mohamad Mroueh en el recien creado Centro de Investigación de Cannabis Medicinal, en la Universidad Americana Libanesa. El estudio se centra en las propiedades de una variedad abundante a nivel local en el valle del Bekaa, un híbrido a partir de dos cepas Indica y Sativa. La hipótesis inicial es que puede poseer un importante valor médico para tratar enfermedades como el cáncer, la epilepsia o la diabetes, gracias a las condiciones climatológicas locales, con factores como la cantidad de lluvia, la luz solar y el tipo de suelo.

El cannabis libanés es conocido por su resistencia a la sequía y las altas temperaturas, factores ambientales que afectan en gran medida el contenido químico del cannabis y, por lo tanto, sus características farmacológicas. Pero hasta ahora, el cannabis cultivado en el Líbano no ha sido bien estudiado y cualquier evaluación de su potencial terapéutico presenta una oportunidad única para los investigadores, precisamente por la falta de atención prestada anteriormente. Así la investigación se encuentra en sus primeras fases, con el estudio del efecto del aceite de cannabis en el crecimiento de células cancerosas. Si los resultados son satisfactorios, el siguiente paso será trabajar en los estudios clínicos y de impacto económico.

Valle del Bekaa

Persecución y comercio clandestino

La prohibición del cultivo, venta y consumo de cannabis en el Líbano no ha evitado que floreciera un importante comercio clandestino, que ha potenciado una industria multimillonaria. El origen se encuentra en los tiempos de la guerra del Líbano, entre 1975 y 1990. A pesar del esfuerzo de las autoridades por evitarlo, el valle del Bekaa (situado en el este del país junto a la frontera Siria) se convirtió en el gran centro de producción de hachís del país para financiar las milicias activas en el conflicto. Una época dorada en la que las ganancias anuales obtenidas por los distintos señores de la guerra locales rondaban los miles de millones de euros. Posteriormente, los casi ocho años de conflicto en la vecina Siria han supuesto la ausencia de controles en la inexistente frontera que separa ambos países, a lo que se suma el fracaso de las autoridades libanesas en la aplicación de medidas efectivas.

El cannabis libanés es conocido por su resistencia a la sequía y las altas temperaturas, factores que afectan a sus características farmacológicas. 

De hecho, las actuaciones para erradicarlo han sido tan frecuentes como ineficaces: han utilizado las fuerzas de seguridad para frenar las exportaciones en el aeropuerto de Beirut o destruido miles de hectáreas de campos de marihuana. Incluso Naciones Unidas ha promovido la sustitución del cultivo de cannabis por otros considerados más convencionales, como la vid o el olivo, con idéntico resultado. Como respuesta, los agricultores de la zona afirman que sería inútil intentar cultivar otro tipo de plantas, por las características áridas del terreno.

En Líbano, el cannabis se planta normalmente en primavera y se cosecha en septiembre. Luego se seca al sol durante tres días, se enfría y se presiona. Los agricultores de Yammouneh afirman que venden sus productos a distribuidores a un promedio de 400 euros por kilo o incluso más si es de una calidad superior. Estos intermediarios pueden optar por venderlo en el mercado local o por la exportación, principalmente a Siria, Jordania, Egipto, Chipre, Turquía o Israel. 

Campo de marihuana

En este escenario, la legalización debería ser una buena noticia para los productores, pero también han creado cierto malestar en el valle de Bekaa. Una de las propuestas parlamentarias es que, para producir legalmente, los agricultores posean un área mínima de cultivo de un kilómetro cuadrado. El problema es que la mayoría de los productores de la región tienen un terreno mucho más pequeño, por lo que no podrían acogerse a las medidas gubernamentales. En consecuencia, existe el temor de que sean las grandes compañías las que acaben copando ese mercado, lo que obligaría a los pequeños productores a continuar en la clandestinidad.

El valle del Bekaa se convirtió en un gran centro de producción de hachís para financiar las milicias activas en distintos conflictos.

Por otra parte, se espera que la legalización vaya acompañada de una amnistía para las más de 30.000 personas en búsqueda por cargos relacionados con la marihuana. La regla general es que los acusados terminen en la cárcel; pero el pasado verano, una redada del ejército libanés en la casa de un importante traficante dejó un saldo de ocho personas muertas. Esta situación genera graves problemas sociales, ya que, por un lado, las personas con cargos no pueden encontrar trabajo en otros sectores; por otro, la situación es propicia para que se produzcan enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. El resultado es un entorno de inestabilidad, crisis social y dificultad para desarrollar la economía local de forma organizada y estructurada.

Marihuana medicinal para un país en crisis

La legalización del cannabis con fines medicinales es la mejor opción para acabar con el narcotráfico o por cuestiones de la salud pública, lo que sin duda beneficiaría al país. Sin embargo, las razones fundamentales para una posible legalización son económicas.

La decisión de embarcarse en este proyecto se tomó tras recibir un informe de la consultora McKinsey & Company, encargado por parte del Gobierno, para explorar una serie de iniciativas con las que reactivar la economía. Según el informe, el impacto económico de legalizar la marihuana medicinal podría generar una industria de miles de millones de dólares. En esa línea, el Ministerio de Economía señaló que esta medida podría significar unos ingresos para el Estado por encima de los 500 millones de dólares (440 millones de euros) cada año.

Calles de Líbano

Además, Arcview Market Research, una consultora especializada en la industria del cannabis, afirma que el gasto mundial en cannabis legal llegará a 32.000 millones de dólares (28.000 millones de euros) para el 2022, lo que representa una tasa de crecimiento del 22 %. Con estos datos no parece descabellado que la legalización resulte atractiva para el estado libanés, en un país sumido en una grave situación económica (con una duda pública de un 150% del PIB nacional) y que cuenta con una potente, pero clandestina, industria del cannabis.

Casos como el de Líbano demuestran que los efectos de legalizar el cultivo y consumo de marihuana son positivos para diferentes ámbitos, como la salud y la economía, pero también para distintas circunstancias, como ocurre en regiones que han sufrido guerras casi perpétuas. Esta doble perspectiva debería ser un revulsivo para que los países todavía reticentes avancen en la regularización del cannabis.

19/12/2018

Comentarios de nuestros lectores

Aún no hay comentarios. ¿Quieres ser el primero?

¡Deja un comentario!

Contacto

x
Contacta con nosotros