- Como en tantos otros rincones del planeta, en Italia hay quien ha empezado a comprender que las cosas no van por buen camino con la marihuana. Así, diversas regiones han cambiado el rumbo con la aprobación del consumo terapéutico de cannabis. Pero aún queda mucho camino por andar y muchas trabas legales por sortear. 'Alea iacta est'.
Tras varias décadas apostando por una infructuosa política prohibicionista, hay dirigentes que han abierto los ojos para darse cuenta de que, tal vez, tomaron el camino equivocado y es el momento de cambiar de ruta. En el caso de Italia, hasta los tribunales apuestan por dar un volantazo. El Constitucional ha anulado la ley que, aprobada en 2006 por el exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi, equiparaba el cannabis con la cocaína y la heroína. Sin entrar en muchos más detalles, dicha instancia aseguró que la medida "era ilegítima". Sin rodeos. ¿Ha llegado la hora del cambio?
Como en tantos otros países, el actual escenario resulta descabellado: solo sacan partido aquellos a los que el Estado trata de dar caza. Con el consumo y la plantación de marihuana penalizados, los narcotraficantes son los únicos que se lucran, mientras ciudadanos como Maddalena Migani, que contribuyen con sus impuestos a sostener el estado del bienestar, no tienen acceso a la marihuana que les permite paliar los fuertes dolores que provocan enfermedades como la esclerosis múltiple que esta italiana padece.
Como ella, que ha puesto en marcha una campaña en Change.org para conseguir firmas a favor de la legalización, otros tantos ciudadanos se han puesto manos a la obra para tratar de convencer a sus políticos de que no caminan en la dirección acertada. Algunos ya lo han conseguido. Motivadas por el aperturismo que ya se respira al otro lado del Atlántico y por casos como el de la ciudad de Turín, donde el Gobierno local aprobó despenalizar el consumo medicinal de marihuana, otras tantas regiones de Italia caminan hacia la legalización. Eso sí, pasito a pasito.
El primer paso, el uso terapeútico
A comienzos de 2014, la región de Abruzzo se sumó a las de Puglia, Toscana, Liguria, Veneto, Lombardia y Piemonte al modificar sus leyes para permitir el consumo medicinal de marihuana. La medida, que en los anteriores casos había sido impugnada por el gobierno de turno, parecía tener el mismo destino. Sin embargo, la situación dio un giro cuando el Consejo de Ministros decidió no recurrir ante el Tribunal Constitucional y dar luz verde a dicha enmienda. Esta ley, que permite a los médicos especialistas y generales prescribir medicamentos cuya base sea el cannabis, ha puesto al Gobierno entre la espada y la pared y le ha obligado a revelar cuál es su postura al respecto.
Como reconoció la propia ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, el uso terapeútico del cannabis en Italia está permitido para tratar ciertas enfermedades, aunque en la práctica hay aún numerosos obstáculos y los pacientes han de completar un proceso burocrático bastante largo. Ahí reside uno de los principales problemas con las que se topa la despenalización de la marihuana en Italia. Al mismo tiempo que las autoridades regionales avanzan en la senda acertada, el Estado se erige como impedimento.
Si bien los gobiernos regionales se afanan por alcanzar acuerdos con diversas instituciones para seguir investigando los beneficios de los medicamentos elaborados en base al cannabis, los altos costes que deben asumir para importar medicamentos de otros países merman sus arcas y les impiden progresar.
Las leyes regionales chocan de bruces con la legislación nacional. La división al respecto es tal que incluso políticos de un mismo partido acaban chocando frontalmente. En el seno de la Liga Norte, sin ir más lejos, cuando Gianni Fava, asesor en materia de agricultura, compartió en Twitter su opinión al respecto, el secretario de dicha formación conservadora tuvo que salir al paso. Fava reconoció que "el prohibicionismo había fracasado", al tiempo que el líder de su partido, Matteo Salvini, afirmaba que no existía intención alguna de abordar la cuestión de la marihuana a lo largo de 2014.
Credo valga la pena cominciare a parlarne seriamente. Il proibizionismo ha fallito http://t.co/7HOZQ2z5dj
- Gianni Fava (@GianniFava) enero 6, 2014
Algunos pretenden impedir que las cosas sigan su curso natural recurriendo a argumentos tan manidos y superados como que los beneficios medicinales de la marihuana aún no están probados. Otros cargan el peso sobre los hombros de los médicos que, con las leyes estatales coartando la investigación, tan solo pueden probar directamente con sus pacientes. Además, tal y como sucede en la política, las posturas entre los sanitarios parecen estar divididas. Por un lado, aquellos que usan el cannabis como 'arma secreta' para ayudar a sus pacientes y, por el otro, quienes ven su uso como una imposición.
Siguiente paso: los clubes sociales
Aunque andan a vueltas con este debate desde el año 2012, cuando se estableció en Florencia el único centro autorizado del país para el cultivo de marihuana, aún hay muchas cuestiones en el aire. A pesar de ello, muchos están poniendo en práctica las fórmulas que ya han surtido efecto en otros países. En la localidad de Racale, en la provincia de Lecce, Lucía Spiri y Andrea Trisciuoglio han puesto en marcha el primer Club Social de Cannabis de Italia. Una iniciativa que, una vez más, ha venido a corroborar que la despenalización de la marihuana para uso terapeútico es para muchos una cuestión de primer orden.
Tal y como relatan en la primera entrada del blog de LapianTiamo, la asociación sin ánimo de lucro que pretende crear el club social, las peticiones llegadas de todos los puntos de la península itálica les han colapsado. "Esto demuestra la urgencia de los enfermos y la importancia de nuestro proyecto". Lucia Spiri lo sabe muy bien. Ella padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y sabe de primera mano lo importante que puede llegar a ser el uso terapeútico del cannabis para mitigar los efectos de dicha enfermedad. Como escriben, "hay mucha ignorancia y luego está el egoísmo, que no tiene en cuenta el malestar y la enfermedad sólo porque no se relacionan directamente con ellos".
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Con información de il Post, La Repubblica (y 2), l´Unità, RT (y 2) y La Stampa.
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