- Las variedades autóctonas de cannabis, conocidas como "landraces", han evolucionado durante siglos, adaptándose a las necesidades humanas y al entorno geográfico, constituyendo la base genética de muchas de las cepas modernas.
- A lo largo de los años, la globalización y la prohibición del cannabis han puesto en peligro la supervivencia de estas razas, reemplazadas por híbridos comerciales que, aunque parezca lo contrario, han reducido la diversidad genética.
- Exploramos el impacto de esta pérdida de diversidad genética y la importancia de proteger y revitalizar las razas autóctonas para el futuro del cultivo del cannabis.
Desde la antigüedad, el cannabis ha sido transportado por el hombre a través de diversos ecosistemas; y cada cultura ha demandado diferentes usos de la planta, como alimento, fibra o medicina. Eso ha propiciado que las plantas de cannabis hayan evolucionado junto con los seres humanos durante milenios, estableciendo una relación íntima que se mantiene hasta el día de hoy.
Estas semillas, expuestas a nuevos entornos, desarrollaron una notable diversidad genética, adaptándose a las exigencias locales impuestas por los agricultores y consumidores. Así nacieron las landraces, también conocidas como variedades autóctonas o razas locales, que evolucionaron bajo presiones selectivas localizadas y prosperaron en áreas geográficas específicas.
Esta diversidad no solo les permitió adaptarse a un entorno determinado, sino que también garantizó su dinamismo, es decir, su capacidad para seguir evolucionando y adaptándose a nuevos desafíos selectivos.
La diversidad genética que se llevó el viento de la prohibición
A diferencia de otras plantas, el cannabis no se autofecunda. En su mayoría, las plantas son masculinas o femeninas, lo que significa que se necesitan dos plantas distintas para producir una semilla. El polen es transportado por el viento y debido a la polinización abierta, un macho puede fecundar a varias hembras, mientras que una hembra puede ser polinizada por varios machos diferentes. Este proceso de polinización cruzada promueve la variabilidad genética, ya que mezcla los genomas de diferentes individuos en la próxima generación, fomentando una diversidad genómica vital.
La polinización abierta en áreas geográficamente aisladas permitió que las poblaciones de cannabis desarrollaran una gran variedad de características, acentuando rasgos que diferenciaron a unas razas locales de otras. Mientras que la reproducción sexual promueve la variabilidad genética y el cambio evolutivo, la reproducción asexual, como ocurre con los esquejes, fija un conjunto genético determinado y frena la evolución. Las variedades híbridas y los clones derivados de ellas ahora están disponibles en todo el mundo, pero aunque compartimos estas nuevas variedades, no estamos ampliando el acervo genético del cannabis.
A medida que el cannabis se extendía por el mundo, sus semillas contenían una riqueza genética excepcional, producto de la presión ambiental y de la selección humana a lo largo de generaciones. Sin embargo, la globalización y la llegada de las políticas prohibicionistas en la primera mitad del siglo XX modificaron el panorama. El tráfico ilícito de drogas se apoderó de la producción y los pequeños agricultores tradicionales dejaron de seleccionar plantas por sus mejores rasgos, generando así una producción masiva de cannabis de baja calidad para nutrir la demanda de cada vez más consumidores, reemplazando a las variedades autóctonas tradicionales en muchas regiones.
A lo largo de los años, esta tendencia ha llevado a la pérdida de muchas landraces, ya que las semillas no seleccionadas reemplazaron a las variedades que habían evolucionado durante siglos. En lugar de continuar con la tradición de selección de las mejores plantas, la producción a gran escala para la exportación desplazó a las variedades locales que habían estado bien adaptadas a sus entornos geográficos y culturales específicos.
El desafío del cultivo de cannabis moderno
Cuando las variedades se cultivan a partir de semillas y son relativamente puras, permiten obtener cosechas uniformes y consistentes en cada ciclo de siembra. En cambio, las variedades que se encuentran en el mercado actual son, en su mayoría, híbridos de diferentes razas autóctonas, lo que genera una diversidad genética dentro de los cultivos, pero también crea desafíos en términos de consistencia en una amplia gama de características, que pueden variar de una cosecha a otra.
Uno de los mayores retos para los cultivadores modernos es crear nuevas variedades que no solo sean reconocibles por sus características únicas, sino que también sean capaces de reproducir esos rasgos de manera estable. La reproducción por esquejes ha sido una solución común en los cultivos actuales, ya que permite replicar plantas con rasgos específicos.
Pero las variedades puras de cannabis son extremadamente difíciles de establecer debido a la gran cantidad de cruces y mezclas genéticas que se realizan para crear nuevas cepas. Como resultado, los cultivos comerciales de cannabis en la actualidad dependen mayoritariamente de esquejes en lugar de semillas; y se cultivan en condiciones controladas, bajo luz artificial y sin exposición a los elementos naturales.
Estas variedades se seleccionan para prosperar en condiciones alejadas de las fuerzas selectivas naturales, lo que puede limitar su adaptabilidad a cambios en el entorno, lo que a su vez ha reducido inevitablemente la diversidad genética. Y esto podría tener consecuencias a largo plazo y provocar problemas como la susceptibilidad a enfermedades y plagas, que ya han afectado a otros cultivos agrícolas en el pasado.
Como ocurrió con la conocida como la "enfermedad de Panamá" o fusariosis del banano, que se produjo a mediados del siglo XX, donde la resistencia del hongo a los fungicidas hizo de esta enfermedad una de las más severas de la historia de la agricultura.
Aunque los frutos de los plátanos silvestres (Musa spp.) tienen semillas grandes y duras, la mayoría de los plátanos comestibles no tienen semillas. Por lo tanto, las plantas de plátano se propagan asexualmente a partir de vástagos. Debido a que estos rizomas generalmente no presentan síntomas incluso cuando la planta está infectada por el hongo Fusarium oxysporum, representaron un medio común por el cual se diseminó este patógeno. Para 1950, se había extendido a todas las regiones productoras de banano del mundo, con la excepción de algunas islas en el Pacífico Sur.
La necesidad de conservar la herencia del cannabis
En el futuro, es probable que las variedades clonales continúen siendo la opción más viable para la producción a gran escala de flores de cannabis. Pero a medida que la industria del cannabis siga creciendo, es posible que adopte prácticas de otras industrias hortícolas, como el uso de plantas in vitro libres de patógenos y plagas, lo que podría mejorar la calidad y consistencia de los cultivos.
Aunque la reproducción asexual por esquejes ofrece ventajas en términos de uniformidad y producción, limita la diversidad genética necesaria para enfrentar los desafíos del futuro. La reproducción sexual y la selección genética adecuada seguirán siendo esenciales para el perfeccionamiento de las plantas, ya que permite que las variedades existentes expresen su potencial completo en respuesta a las presiones ambientales y de mercado.
A pesar de los avances en el cultivo de cannabis, los genes de las landraces aún están presentes en muchas de las variedades modernas. Si se les da la oportunidad, estos genes pueden recombinarse para recuperar rasgos únicos que se habían perdido. No obstante, la verdadera tragedia no es solo la pérdida de las razas locales, sino también la desaparición de las culturas agrícolas tradicionales que las crearon.
Proteger y multiplicar las razas autóctonas restantes no solo es un deber con la biodiversidad, sino también un homenaje a los agricultores que, durante siglos, contribuyeron al desarrollo de esta planta. Es fundamental preservar este legado y permitir que las landraces vuelvan a ser cultivadas y seleccionadas por las comunidades que las crearon, devolviéndoles el valor y la diversidad que alguna vez tuvieron.
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