- Pionero en los estudios y el respaldo al cannabis con propiedades terapéuticas, Israel está dando nuevos pasos para que la marihuana sea más accesible para aquellos pacientes que la necesitan.
- Por su parte, las autoridades rabínicas tanto en el país hebreo como en Estados Unidos apoyan, en algunos casos incluso con certificaciones, el uso medicinal de la planta, lo que contribuye a disminuir el estigma asociado a su empleo.
Israel es conocido internacionalmente por ser un país pionero en lo que respecta al cannabis terapéutico. La marihuana lleva dos décadas siendo legal, aunque de forma limitada, para contribuir al tratamiento de distintas enfermedades. De hecho, este año el Gobierno ha decidido ir un paso más allá para asegurar la accesibilidad de la planta y ha aprobado un plan que relaja las condiciones necesarias para hacer uso del cannabis.
Impulsada por el Ministro de Sanidad, Yaakov Litzman, miembro de la coalición United Torah Judaism y judío ultraortodoxo, esta nueva normativa amplía el número de médicos que pueden prescribir cannabis, elimina el límite de cultivadores y permite que la marihuana esté disponible en farmacias.
"No hay motivo para que alguien que necesita cannabis por razones médicas tenga que sufrir y enfrentarse a trámites burocráticos innecesarios", argumentaba el político para defender la nueva norma.
Desde la depresión a la epilepsia, pasando por las enfermedades inflamatorias intestinales y por otros síndromes como el de Tourette, dentro de muy poco los enfermos que decidan usar la planta podrán acudir a su farmacia más cercana para conseguirla, gracias a que más de 200 centros han solicitado ya los permisos que permitirán que la venta más generalizada sea una realidad. Hasta ahora, las farmacias no podían vender marihuana, y los pacientes debía recibir la sustancia directamente de los productores, a través de centros de distribución o entrega a domicilio.
Por el momento, y a falta de que la medida se ponga totalmente en práctica, ya son más de 27.000 pacientes en el país los que hacen uso de la marihuana medicinal. Según las estimaciones realizadas por el Gobierno, gracias a los últimos cambios, podrían llegar a ser 100.000 los que se beneficien del uso de la planta.
Además, y al igual que durante las últimas décadas, el país tiene planes para seguir encabezando la investigación en este campo. De hecho, su tradición científica sobre el cannabis se remonta más de medio siglo, cuando Raphael Meochulam, profesor e investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, aisló por primera vez el THC, principal ingrediente psicoactivo de la planta, en los años 60. Actualmente la mayor parte de los estudios sobre la planta, sobre todo durante los últimos veinte años, se han realizado en Israel.
Aunque Estados Unidos está comenzando a permitir, poco a poco, las investigaciones que profundicen aún más en las posibilidades de la marihuana como sustancia, el país hebreo sigue albergando un mayor número de estudios y una red de investigadores centrados incluso en temas tan controvertidos como el empleo de planta para tratar la epilepsia infantil.
El papel de la religión
Aunque en un principio podría pensarse que ha sido un partido con una ideología poco conservadora el que ha impulsado este avance en la legislación, la realidad es que el Ministro de Sanidad, Yaakov Litzman, firme partidario de la medida, es un rabino ultraortodoxo. Su visión es la que poseen muchos otros religiosos del país: mientras el cannabis sea utilizado como medicación, no hay ningún tipo de problema moral asociado a su empleo. Se trata, únicamente, de una medicina más que ayuda a aliviar los síntomas de ciertas dolencias.
Pero, ¿qué han afirmado las autoridades rabínicas, que emiten opiniones sobre una gran variedad de temas para guiar a los fieles en el cumplimiento de los preceptos judíos? En Israel, al menos, nada. Según explican desde el Ministerio de Servicios Religiosos, no es necesario que den su opinión, porque las personas que emplean marihuana en el país lo hacen por razones médicas y, por lo tanto, no necesitan una aprobación 'kosher' que certifique que su consumo es adecuado.
Moshe Ichiya, propietario de Cannabliss, una compañía de marihuana medicinal israelí, explica que cuando empezó su negocio habló con distintos rabinos, quienes le aseguraron que no necesitaba ningún tipo de aprobación 'kosher'. "Nuestra sede está en Jerusalén y tenemos muchos clientes religiosos, así que hablamos con muchos rabinos influyentes", explica Ichiya. "Todos me aseguraron que, como es una medicación, no necesitábamos certificación". A pesar de ello, desde la compañía insisten en que todos los ingredientes y las herramientas empleadas para fabricar sus productos son 'kosher'.
El caso estadounidense
Este no ha sido, sin embargo, el acercamiento por el que ha optado la comunidad judía estadounidense, que sí que ha decidido otorgar certificaciones a aquellos productos que las han solicitado y que cumplen con los estándares requeridos por la religión.
De hecho, a mediados de 2015, cuando el estado de Nueva York se encontraba en plena puesta en marcha de su programa de marihuana medicinal, la Unión Ortodoxa, una de las mayores y más respetadas agencias de certificación kosher, recibió distintas peticiones de compañías que querían obtener su beneplácito. Tuvieron entonces que plantearse si iban a poner su sello en una sustancia considerada todavía ilegal en muchos lugares del mundo.
"En la época en la que nos enfrentamos a la pregunta de si deberíamos certificar o no, tuve una reunión en mi casa con un rabino muy destacado sobre un tema totalmente diferente", explica el rabino Moshe Elefant, el COO de la división 'kosher' de la Unión Ortodoxa. "Este rabino me oyó hablando por teléfono sobre ello y me dijo que su mujer sufría unos terribles dolores crónicos de espalda y que lo único que le ayudaba a no tener estos terribles dolores era, de hecho, la marihuana".
Aunque la cuestión generó bastante debate interno entre los líderes rabínicos, Elefant explica que las historias de todos aquellos que necesitaban la marihuana terapéutica les ayudó a tomar la decisión. De esta forma, cuando el cannabis se comercializaba por primera vez en Nueva York, todos los productos de Vireo Health -una de las cinco compañías que consiguieron una licencia en el estado- fueron lanzados con el símbolo de la Unión Ortodoxa como sello de aprobación.
Esta compañía, que fabrica aceites, pastillas y vaporizadores para pacientes con receta, tenía dos motivos para solicitar la certificación. "Operamos en la comunidad judía más grande de los Estados Unidos y queríamos asegurarnos de que cumplíamos las necesidades dietéticas religiosas de nuestros pacientes", explica Ari Hoffnung, CEO de Vireo Health.
Sin embargo, esa no es la única causa: el sello 'kosher' les otorgaba también un tipo de aprobación más sutil. "Desafortunadamente, todavía hay un estigma asociado con el cannabis", explica Hoffnung. "Queríamos mandarle el mensaje a los neoyorquinos de todas las religiones y contextos de que usar el cannabis para aliviar el dolor y el sufrimiento no es algo de lo que los pacientes deberían avergonzarse, especialmente cuando es un producto que les recomiendan sus doctores", concreta.
En este sentido, todos los que estén familiarizados con el concepto 'kosher', sean o no judíos, pueden sentirse respaldados al saber que una organización prominente y reputada está certificando estos productos.
Aunque aún queda mucho camino por recorrer, las certificaciones emitidas por las comunidades judías en la nación de las barras y estrellas y los estudios realizados en el país hebreo abren nuevos caminos para la planta y confirman que sus propiedades y su uso pueden marcar la diferencia para muchos pacientes. Gracias a la no oposición (y, en el caso neoyorquino, al apoyo) de las organizaciones rabínicas, el uso de la marihuana terapéutica se plantea como totalmente moral, incluso para aquellos más apegados a la religión y a unos preceptos por lo general conservadores.
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