Siete formas de arruinar una buena marihuana

Todos hemos cometido errores y tomado malas decisiones alguna vez. Es algo que ocurre con mucha frecuencia, ya sea por despiste, precipitación o desconocimiento. Si eres un consumidor de marihuana, has de saber que existen diversas formas de arruinar el mejor de los productos. Por eso, aunque la calidad sea de primera, es muy importante asegurarse de seguir unas pautas al guardar el cannabis para consumir en el futuro con el fin de evitar que pueda perder sus mejores atributos. Aquí te señalamos algunos de los errores más comunes que se pueden cometer en el almacenaje o, incluso, en el momento del consumo. El objetivo es que, si dispones de buena cosecha, una mala decisión no te lleve a una mala experiencia.

El plástico no es una buena opción

Todo el mundo tiene en casa algún bote o bolsitas de plástico. Si es tu caso, no caigas en la tentación de guardar dentro tu marihuana, salvo que no te importe que se deteriore. Usar este tipo de recipientes puede ser útil para un almacenaje a muy corto plazo; pero, si la usas para períodos más largos, la carga estática en el plástico puede arruinar los tricomas de tus cogollos. También en estas bolsas, los cogollos se aplastarán con cualquier movimiento que hagamos. Además, el olor permea fácilmente, haciendo que nuestra cosecha pierda su aroma y sabor únicos sin que nos demos cuenta. Por tanto, huye de recipientes con este material y opta por botes de cristal con cierres herméticos. Además, recuerda que es aconsejable abrirlo durante unos minutos al día, al menos durante los quince primeros, para acelerar el proceso de oxidación de la clorofila. 

Durante esta fase de curado observamos que los cogollos se van volviendo marrones (esto se debe a que pierden la clorofila, que otorga el color verde a la planta). Pero, aunque el aspecto sea un poco menos vistoso, el cannabis está experimentando toda una serie de cambios químicos internos que lo harán más atractivo. Por ejemplo, los cannabinoides, que todavía se encuentran en su forma ácida en los cogollos, se oxidan por la presencia del aire y se vuelven psicoactivos, aumentando la potencia del cannabis. No obstante, una vez dejemos pasar este tiempo para el curado de la marihuana, el oxígeno puede convertirse en uno de nuestros peores enemigos, ya que el contacto con el aire y su carga oxidativa provocan a largo plazo la degeneración de los agentes aromáticos y psicoactivos. 

Vigila la exposición a la luz

La luz es necesaria para la marihuana… cuando la estás cultivando. Sin embargo, una vez lo has hecho y es el momento de almacenarla y prepararla para el consumo, puede estropear tu hierba, incluso dentro de un recipiente (salvo que este tenga propiedades especiales anti-UV). La explicación a este fenómeno es que la luz acelera la degradación del THC y provoca reacciones químicas en este cannabinoide, convirtiéndolo en cannabinol (CBN), que tiene potentes efectos sedantes. 

Este proceso se puede acelerar mediante calor u oxígeno, así que por norma general la marihuana más añeja y peor almacenada (en condiciones de luz y temperatura) contiene mayor porcentaje de CBN que unos cogollos guardados en un bote hermético y opaco. Además, la luz también afecta a otros componentes importantes, como los terpenos, que por un aumento de calor provocado por el contacto con la luz se volatilizan más rápido. Según distintos estudios, la luz es el factor que más determina la degradación de los cannabinoides, por lo que nuestra marihuana podría aguantar hasta dos años en perfecto estado si no tiene ningún contacto con los rayos UVA.

Humedad sí, pero no excesiva

La humedad es un enemigo terrible para la marihuana a determinados niveles. Es una cuestión compleja, ya que tanto por exceso como por defecto se puede ver afectada. Por tanto, una de las características de un buen proceso de curado de los cogollos es mantener el nivel adecuado. Si la hierba se reseca en exceso, su consumo no será todo lo agradable que se espera. Sin embargo, exponerlos a unos demasiado altos puede ser causa de que aparezcan hongos y mohos. Por tanto, lo adecuado es que se mantenga un nivel de humedad relativa de entre un 50 % y un 60 %. Este rango de humedad inhibe el crecimiento de moho, garantizando el buen estado del cogollo y su resina. 

No obstante, antes de almacenar nuestra cosecha debemos ser cuidadosos y revisar bien todos los cogollos, ya que alguno podría tener moho o un hongo. De ser así, podrían extenderse con rapidez y arruinar todos los cogollos del recipiente. A un nivel profesional, la industria cannábica suele almacenar la marihuana en atmósferas de nitrógeno o dióxido de carbono, que impiden la propagación de cualquier hongo que pueda haber en la materia vegetal de los cogollos. 

La nevera no es un lugar adecuado

La nevera es uno de los grandes inventos de la humanidad. Pero, en el caso de la marihuana, utilizar este aparato no es una buena idea. El motivo es que son demasiado frías, lo que, combinado con sus niveles de humedad, no las hace ideales para almacenar los cogollos en ella. Al contrario de lo que podría parecer, dejarlos en la nevera no ayudará a que se mantengan frescos, sino todo lo contrario.

Lo ideal para conservar el cannabis en perfecto estado sería encontrar un lugar fresco, pero con una temperatura alrededor de los 25ºC. Un calor excesivo secaría los cannabinoides y terpenos, provocando que nuestros cogollos pierdan sus propiedades. Las temperaturas demasiado bajas pueden acabar siendo un serio problema, dado que ralentizan el proceso de descarboxilación, encargado de convertir el THCA en THC. A la hora de controlar la temperatura, tampoco debemos olvidar que los microondas, hornos y el resto de aparatos electrónicos que tenemos en casa también pueden jugarnos una mala pasada si situamos nuestra marihuana demasiado cerca de ellos.

El grinder está para usarlo

El molinillo o 'grinder' es uno de esos pequeños avances tecnológicos que un consumidor de cannabis debe conocer. Su mecanismo es muy sencillo y resulta muy fácil de usar. En realidad, no utilizarlo no hará que tu marihuana se estropee y pierda calidad, pero sí que no le saques todo el partido a una buena planta. Echar mano de este pequeño aparato permite que el cogollo quede perfectamente triturado, con el tamaño óptimo, para enrollarlo con facilidad y para que se esparza de forma perfecta y homogénea por todo el canuto. Además, la resina se estropeará menos que si se hace a mano y por un roce excesivo, lo que mantendrá un mejor aroma y sabor. Por todo ello, utilizar este pequeño aparato te permitirá fumar tu cosecha de una forma adecuada y disfrutando del momento.

La inhalación, mejor poco profunda

Al igual que el anterior, realizar inhalaciones muy profundas no hará que tu cannabis pierda calidad, pero sí que tu experiencia sea menos placentera y agradable. Una idea muy común es que una fuerte inhalación y mantener el humo en tus pulmones hace que los efectos sean mayores y se alcancen más rápido. No obstante, esta creencia no se sustenta en la realidad. Es cierto que cuando se dan caladas grandes puede tenerse una sensación más psicoactiva, pero la causa no se encuentra en el THC, sino en que de esta forma se priva al cerebro de una cierta cantidad de oxígeno y se produce la acción del monóxido de carbono, por lo que aparece una sensación de mareo o atontamiento. En definitiva, esto no es más que una especie de engaño al cerebro.

La acción del THC no se ve reforzada por esta forma de fumar, ya que la mayor parte de este cannabinoide (en torno al 95%) se absorbe justo después de inhalar, por lo que la respiración profunda y gigantesca es solo un paso innecesario (y molesto) que no te va a ayudar en nada. Fumar suavemente en cada calada y acompañar con una tranquila inhalación de aire al final de la misma asegurará que tus pulmones se llenen completamente sin exceder la cantidad de cannabis que tu cuerpo puede asimilar.

Y mejor no echar el humo por la nariz

Muchos fumadores acostumbran a jugar con el humo de la marihuana, a retenerlo en el paladar y luego echarlo por la nariz. Con ello se busca saborear mejor los matices del cannabis, pero a su vez se expone la cavidad nasal a riesgos innecesarios. Fumar marihuana te deja la boca seca debido a que el tetrahidrocannabinol (THC) es absorbido por unos receptores que se encuentran en unas glándulas ubicadas en el fondo de la boca: las glándulas salivales submandibulares son las responsables de producir el aproximadamente 70 % de nuestra saliva, pero se trata de un tipo de receptor que se encuentra presente en las membranas mucosas de todo el cuerpo, incluida la nariz. Exhalar humo por las fosas nasales produce un calor intenso que puede hacer que estas se resequen y por lo tanto se irriten, provocando a la larga que no puedas diferenciar correctamente los matices de cada variedad. Si lo echamos por la nariz, este humo candente puede también causar lesiones e irritación a los tejidos blandos, la garganta y las vías respiratorias.

La quema de material vegetal también aumenta la exposición a carcinógenos conocidos como el benceno, el naftaleno y el tolueno. Así que lo mejor es evitar la exposición a estos compuestos ya sea en la boca o la nariz; y gracias a un estudio reciente sabemos que eso es posible vaporizando la marihuana a un límite de 185 grados centígrados, un método que consigue reducir la exposiciones a estos carcinógenos ¡en un 100 %!

Aquí te hemos dejado siete consejos que debes tener en cuenta para disfrutar al máximo de un cannabis de calidad. Siguiendo estas pautas y con un poco de sentido común, lograrás que tus experiencias con la marihuana sean las mejores posibles.