- Hay quienes comienzan el cultivo de cannabis en interior, y después de la etapa vegetativa, trasladan las plantas al exterior, cuando el sol está garantizado.
- El cambio de fotoperiodo y de ambiente puede estresar a las plantas. Os explicamos cómo hacer el tránsito de dentro a fuera, para que las plantas no sufran.
Comenzar a cultivar plantas de cannabis en interior, con la intención de acabar la floración en exterior es relativamente común. Sobre todo entre quienes viven en climas, donde la primavera no suele ser muy soleada o calurosa.
Cuando las condiciones meteorológicas son sustancialmente adversas al inicio del ciclo de vida de las plantas, hacerlas crecer en interior, controlando todos los parámetros óptimos para su crecimiento, garantiza el correcto desarrollo de las mismas durante la etapa vegetativa. Claro que de poco sirve haberle ofrecido las mejores condiciones durante el crecimiento, si al sacarlas al exterior las estresamos tanto que no pueden desarrollarse en plenitud.
Consejos para trasladar las plantas de cannabis de interior a exterior de manera óptima
Las recomendaciones que proponemos aquí debajo se refieren a variedades de cannabis feminizadas o quick. Dejamos fuera las genéticas autoflorecientes, ya que ellas no inician la floración debido al cambio de fotoperiodo, sino automáticamente a partir del día 30 de su germinación.
Ir adaptando progresivamente el fotoperiodo del interior a las condiciones de luz del exterior
Las semillas de cannabis necesitan para crecer en plenitud un fotoperiodo 18/6. Ofrecerles luz durante 18 horas, y darles oscuridad durante seis, es la mejor combinación para que las plantas de cannabis feminizadas se desarrollen fuertes y rápidas. El inicio de la floración, y por lo tanto el fin del crecimiento, viene determinado por la disminución de horas de luz. Cuando la planta empieza a notar que su exposición lumínica va a menos, interpreta que es el momento de florecer y comienza a echar cogollos.
Cuando vivimos en un clima donde esas 18 horas de luz no están garantizadas, o las temperaturas no son lo suficientemente cálidas para que la planta no sufra, la mejor opción es ponerlas a crecer bajo las lámparas. Así, se evita el peligro de días nublados, frescos o lluviosos. Para que la planta entienda al salir fuera que es momento de florecer, tenemos que garantizarle que las horas de luz serán inferiores a las que le habíamos acostumbrado en el interior. Y sobre todo, que esta disminución de la luz ha sido progresiva.
Recomendamos para ello ir adaptando el fotoperiodo del cultivo de interior a las horas de luz que hay en el exterior, durante una semana o diez días. Es decir: ir reduciendo las horas de luz en interior para que al final de la semana, las horas luz que tengan se asemeje a cuanto se van a encontrar fuera. Para ello debemos estar pendiente de qué fotoperiodo tenemos en nuestra localización, y cómo esperamos que vaya modificándose. Si en exterior, por ejemplo, van a encontrarse con un fotoperiodo 14/10, conviene ir restando cada día varios minutos de luz en el interior, para que cuando salgan fuera, ya estén acostumbradas a esa exposición de la luz.
Replicar el fotoperiodo exterior en el cultivo de interior
El fotoperiodo 18/6 es el óptimo para el crecimiento de las plantas, porque les ofrece muchas horas de luz, incrementado su vigorosidad y rapidez. Pero en primavera, en realidad, las horas de luz no suelen ser tantas. Sino que, en el medio natural, oscilan entre las 12 y 15 horas, más o menos, dependiendo de la latitud de donde vivamos. O sea que si estuviesen en exterior, estarían expuestas a esos periodos lumínicos. Dado que entrarán en floración con la entrada del verano, cuando los días comienzan a acortarse, podemos replicar para el crecimiento vegetativo de interior el fotoperiodo que observamos fuera.
Podemos garantizar que las horas de luz del interior sean las mismas que las de fuera, para que las plantas no noten cambios al salir al exterior. Así pueden crecer mejor porque la calidad de las lámparas, que ofrecen la misma luz sin fallo, es superior a la del exterior en esos lugares donde en primavera abundan los días nublados y fríos.
Riesgos del traslado de las plantas de cannabis de interior a exterior
Quemaduras en las hojas
Los rayos del sol son más potentes que las bombillas que suelen emplearse en los cultivos de interior. Por eso es posible que al tomar contacto con la luz natural, algunas hojas se quemen, y presenten manchas blancas. Para evitarlo conviene no exponerlas a luz directa del sol desde el primer momento, sino ir acercándolas a la luz natural progresivamente. Colocarlas cerca de una ventana en primera instancia, por ejemplo, e ir acercándolas hacia la luz poco a poco.
Vuelta al crecimiento vegetativo
Si las horas de luz al pasarlas al exterior no disminuyen significativamente, la planta iniciará un proceso revegetativo. Esto es debido al estrés al que se ve sometida, y la planta expresará síntomas de que no va bien. Las hojas se deformarán, y tardará días, incluso semanas, en adaptarse al cambio e iniciar la floración, dilatando la cosecha más de lo esperado.
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