- Se trata de una versión que casi no tiene potencia psicoactiva y que mantiene todas las propiedades terapéuticas.
- Gracias a ello se ha ganado el beneplácito de varias administraciones del Viejo Continente, como Suiza, donde el cannabis ‘light’ se vende de forma legal en estancos e incluso en grandes supermercados como Lidl.
- Italia también ha vivido su propio ‘boom’, amparado por una legislación ambigua que ha conseguido aupar este producto a un frenesí de ventas y popularidad sin precedentes.
La industria cannábica está viviendo una auténtica metamorfosis. Nunca antes hubo una oferta tan amplia de productos derivados de la planta. Hace unos años los consumidores apenas estaban familiarizados con uno de sus principales cannabinoides, el cannabidiol (CBD). Hoy, se ha convertido en uno de los mayores revulsivos del mercado cannábico, gracias en parte a todas las investigaciones que han certificado su potencial terapéutico. Así, no solo se ha atraído a una nueva masa de usuarios, que buscan en el cannabis un alivio a sus dolencias sin pasar por efectos psicoactivos, sino que además ha convencido a varios gobiernos para despenalizarlo.
De entre todos los productos de CBD que copan hoy el mercado, sin duda el que más popularidad está consiguiendo es el cannabis 'light'. Se trata de marihuana al uso, es decir, cogollos, pero que en lugar de contener altos niveles de tetrahidrocannabinol (THC), como suele ser habitual, contienen solo una cantidad testimonial que no suele sobrepasar el 1 %. Por lo tanto, esta marihuana con alto porcentaje de CBD no provoca efectos mentales como la euforia, la psicodelia, la pérdida de memoria a corto plazo o la ansiedad. Se trata de variedades perfectas para relajarse, recuperar el sueño o el apetito, sin pasar por ningún colocón.
Esto la ha convertido en la marihuana predilecta para aquellos que quieren combatir ciertos problemas de salud a través del cannabis. Es a este lado del charco, en Europa, donde se ha vivido una auténtica fiebre por el cannabis 'light'. Países como Italia, con una legislación laxa al respecto, no han sido capaces de hacer frente a la enorme demanda que ha surgido en la sociedad. Y otros como Suiza han decidido ponerse al frente de la revolución, despenalizando este tipo de cannabis y erigiéndose como uno de los mayores productores a nivel europeo.
El 'boom' de la desobediencia italiana
La fiebre del oro verde en Italia estalló en 2016, cuando entró en vigencia la ley de regulación de producción del cáñamo, una batería de normas que ayudaba a revivir el cultivo del cáñamo, en su día bastante numeroso en el país transalpino. En 1940 se decía que Italia era el segundo mayor productor de cannabis industrial, después de la Unión Soviética. El cáñamo industrial tiene unos niveles muy bajos de THC y se utiliza su fibra para la industria textil, alimentaria, papelera, de construcción…
Al regular el cultivo del cáñamo surgió un vacío legal, puesto que los agricultores podían vender las flores del cáñamo, señalando que no eran para consumo sino a modo de "coleccionista". De ahí surgió un 'boom' sin precedentes: cientos de franquicias despegaban vendiendo cogollos con etiquetas en las que se decía que estos no eran aptos "para fumar o comer". De pronto este cannabis 'light', que en Italia no puede superar el 0,6 de THC, copaba los establecimientos del país: su consumo era diez veces superior en 2017 que en 2013.
Se trataba de un fenómeno masivo de 'desobediencia civil' que estaba generando una economía nueva y nuevos puestos de trabajo, y contribuyendo a la normalización del cannabis. Actualmente miles de italianos acuden a comprar esta marihuana 'light' en farmacias, 'grow shops', 'hemp shops' o estancos de tabaco (incluso ahora también en algunas gasolineras) para calmar los síntomas de sus enfermedades y dolencias. Por el contrario la demanda de cannabis con THC es tal que el Gobierno ha tenido que importarlo desde Holanda y Canadá, mientras el agotamiento de las existencias ha empujado a muchos ciudadanos al mercado negro o a cultivar de manera ilegal.
Estos años de confusión, sin embargo, no han servido para sacar adelante una legislación más aperturista en Italia, y con el nuevo Ejecutivo no parece que la situación se vaya a solucionar. Los dos aliados de gobierno están en posiciones antagónicas: el Movimiento Cinco Estrellas está abierto a la legalización, mientras que el partido de extrema derecha de la Liga Norte está en contra. Muchos están preocupados porque esta burbuja del cannabis 'light' pueda estallar llevándose por delante muchos puestos de trabajo.
Suiza, a la cabeza de Europa
El país helvético se ha convertido en una de las naciones pioneras en despenalizar el cannabis 'light'. Desde 2016 se pueden comprar cogollos en estancos y 'grow shops', siempre y cuando no sobrepasen el 1 % de THC. Durante estos dos años el cannabis 'light' se ha normalizado hasta el punto de que no existe ningún pudor en reconocerse consumidor asiduo.
Esta normativa también ha ayudado a generar una nueva economía en torno a él. Sobre todo en el sector de la producción, donde grandes empresas han florecido a la sombra de la creciente demanda. Empresas que cuentan con varios invernaderos, donde se cultivan miles de plantas de genéticas ricas en CBD. Suiza estuvo ágil anticipándose a otros países con el cannabis 'light', puesto que la demanda es cada vez mayor en Europa, y las firmas suizas son las que mejor ubicadas están en el mercado, para empezar a exportar cuando otros países requieran de sus productos.
De hecho, la cadena alemana de supermercados Lidl ha decidido entrar en el mercado suizo del cannabis, comercializando cogollos de marihuana 'light'. Producidos por la 'startup' helvética The Botanicals, este cannabis de bajo contenido en THC se puede encontrar en cualquier estantería de un Lidl suizo. La caja de 1,5 gramos cuesta 18 francos (15,5 euros), mientras que el producto en su variante de 3 gramos tiene un precio de 20 francos (17,2 euros).
En España, aunque se pueden comprar flores, concentrados y aceites de CBD en 'grow shops', la marihuana 'light' en su versión natural aún no está regulada, no así el cáñamo industrial que es completamente legal con un contenido menor al 0,3 % de THC. Y en Francia, tal y como decretaron las autoridades el pasado mes de noviembre, siempre que el cannabis no contenga más del 0,2 % de THC, independientemente de que se presente en seco, en aceites o de cualquier otra forma, el producto no está sujeto a las leyes sobre drogas.
Es, por ello, que ya son muchos en Francia los que han puesto en marcha negocios en los que comercializar los productos que cumplan esas condiciones. Uno de ellos acaba de abrir en el mismo centro de París, y agotó sus existencias el primer día de apertura. Ante el éxito cosechado, la ministra de salud Agnès Buzyn afirmó que estas tiendas, o grow shop, estaban explotando una laguna en la estricta legislación antidrogas de Francia y se ha comprometido a cerrarlas, denunciando a los establecimientos como una amenaza para la salud pública con el argumento de que alientan a las personas a consumir drogas.
A pesar del caso francés, las situaciones de Italia y Suiza son bastante sintomáticas de que el cannabis light va a ser la punta de lanza del aperturismo en Europa. Ya tenemos grandes firmas como Lidl produciendo este tipo de marihuana y colocándolo en sus estanterías suizas, algo que era impensable hace apenas unos años. Veremos si este auge permite desbloquear la situación legal y ayuda a que Europa entre en la carrera por la industria cannábica, que de momento encabeza Estados Unidos.
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