- La búsqueda de la felicidad ha acompañado al ser humano prácticamente desde sus orígenes.
- La constante persecución de ese estado en el que nos sentimos satisfechos con nosotros mismos y con nuestra vida es, probablemente, uno de los grandes rasgos que caracteriza a nuestra especie. ¿Quién no quiere ser feliz? ¿Quién no quiere tener una vida plena y satisfactoria?
- En este post te explicamos la relación que existe entre los cannabinoides y nuestro estado de ánimo, de la mano de la científica Tanja Bagar desmenuzamos los procesos químicos que se esconden detrás de "la felicidad".
Paradójicamente, parece ser que cada vez somos más infelices. Quizá en esa búsqueda de la felicidad, en este camino evolutivo que hemos tomado donde la tecnología se pone a nuestro servicio para garantizar una mayor cobertura de nuestras necesidades, quizá algo haya salido mal. La sociedad moderna que hemos construido nos somete a una presión creciente que nos expone, cada vez más, a trastornos que afectan a nuestros niveles de felicidad como la depresión, el estrés, la ansiedad…
Parece ser que hay una relación muy estrecha entre nuestro estado de ánimo y los cannabinoides, al menos eso es lo que está investigando la Doctora Tanja Bagar, investigadora del Instituto Nacional de Química de Eslovenia, profesora de microbiología en la Universidad Alma Mater Europea y colaboradora del Colegio Austríaco de Salud y Desarrollo. También es miembro activo de ICANNA, el instituto internacional de los cannabinoides, un proyecto formado por profesionales de diferentes campos enfocado en la investigación científica de los cannabinoides.
Tanja Bagar centra su estudio precisamente en esta necesidad tan humana de perseguir la felicidad. En mayor o menor medida, todos dirigimos nuestra vida en la dirección que consideramos nos aportará más satisfacción y bienestar. Nos encontramos en un estadio evolutivo en el que ya no tenemos que luchar para sobrevivir, al menos no por la "supervivencia física", y por ello tenemos más tiempo para dedicarnos a la llamada "búsqueda de la felicidad".
La idea de que cada individuo tiene "derecho" a perseguir su propia felicidad está cada vez más arraigada en la sociedad occidental, aunque no es tan nueva como creemos, pues ya se plasmó, por ejemplo, en la declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776, y es uno de los derechos constitucionales de este país.
Partiendo de esa idea, Tanja Bagar nos propone hacer un viaje hacia el interior de nuestro organismo para averiguar qué sustancias intervienen en la biología de nuestra felicidad. Nuestro cuerpo está compuesto por aproximadamente 35 billones de células que presentan diferencias según su ubicación, es por ello que las células del cerebro, las del hígado o las de los huesos, son muy diferentes entre sí. En un cuerpo sano, todos estos billones de células trabajan al unísono y en sincronía para mantener el equilibrio de las funciones vitales.
Si observáramos de cerca de una célula, comprobaríamos que esta tiene un aspecto similar a este:
Para detectar las sustancias que hay a su alrededor, las células se sirven de los receptores, una especie de "brazos" con una parte que sobresale por fuera de la célula y otra situada dentro de la misma. Cuando el receptor reconoce una sustancia que "le gusta", la capta y la transporta hacia el interior, es así como la célula responde al químico en cuestión. En una misma célula hay diferentes receptores, cada uno encargado de captar una sustancia en concreto, pues el receptor y la sustancia en cuestión tienen que "encajar" tal como lo harían una llave y un candado.
Cada célula tiene al menos 1000 receptores que varían según estén localizadas. Por ejemplo, las células del páncreas estarán muy "interesadas" en conocer cuánta glucosa hay a su alrededor para saber qué cantidad de insulina deben secretar, tendrán, por tanto, muchos receptores para la glucosa. Y de la misma manera, otro tipo de células tendrán distintos receptores diseñados para identificar y captar otras sustancias, siempre en función de donde estén ubicadas y cuáles sean sus funciones.
¿Qué sustancias están involucradas en nuestra "felicidad"?
La investigación científica sobre qué sustancias están implicadas en nuestra capacidad para sentirnos "felices" ha pasado por distintas etapas, aún a día de hoy queda mucho trabajo por hacer en este campo. Tal como apunta la Doctora Bagar, primeramente se creyó que la principal sustancia responsable de cuán felices o desgraciados nos sentimos era la serotonina, también bautizada como "molécula de la felicidad". Es por ello que la mayoría de medicamentos anti-depresivos estaban diseñados para modificar los niveles de esta sustancia. Más tarde, la comunidad científica se centró en el estudio de la oxitocina, una molécula que nos produce el deseo de conectar con otras personas, de estar más cerca de ellas y de adoptar una actitud más cariñosa. Se descubrió también que existen otras sustancias implicadas directa o indirectamente en nuestra sensación de bienestar, estas son:
- Melatonina: se libera después de que hayamos tenido un sueño profundo y reparador e interactúa con otras moléculas.
- Dopamina: es un neurotrasmisor que nos ayuda a enfocarnos en nuestros objetivos y nos genera la sensación de seguridad necesaria para llevar a cabo las acciones para alcanzarlos.
Si analizamos los niveles de estas sustancias en el cerebro de una persona, podemos hacernos una idea de cuán feliz o desgraciada se siente. Cualquier desequilibrio o carencia de estas moléculas, provocará cambios significativos en el estado de ánimo.
¿Qué es el sistema endocannabinoide y qué relación tiene con nuestra felicidad?
El sistema endocannabinoide está compuesto por receptores de cannabinoides situados en determinadas células de nuestro organismo. Más concretamente, existen dos tipos: los receptores CB1, expresados sobretodo en el sistema nervioso y los receptores CB2, relacionados con el sistema inmune y que por tanto median en los efectos antiinflamatorios.
Tal como señala Tanja Bagar, una investigación reciente también sugiere un fuerte vínculo entre los sistemas serotoninérgico y endocannabinoide, lo que implica una conexión entre la liberación de endocannabinoides y serotonina (Best y Regehr, 2008). De este modo, el sistema endocannabinoide afecta a los niveles de las sustancias implicadas en nuestro bienestar emocional, afectando a la cantidad de serotonina que producimos así como a nuestros niveles de oxitocina, melatonina y dopamina. La científica concluye por tanto, que el sistema endocannabinoide y los propios cannabinoides juegan un papel importante en nuestro estado de ánimo.
Por supuesto, estos procesos químicos no son sencillos y en realidad se trata de una carretera de doble sentido: el nivel de serotonina que tengamos en nuestro organismo, determinará cuantos endocannabinoides producimos y los niveles de endocannabinoides afectarán de vuelta a los niveles de serotonina.
¿Qué son los cannabinoides y cómo afectan a nuestro estado de ánimo?
Desde el descubrimiento y la caracterización de los receptores cannabinoides, la abundancia de estos receptores en el cerebro ha desconcertado a a comunidad científica. Parecía inusual que nuestras células estuvieran tan bien afinadas con estas moléculas relativamente raras que se encuentran principalmente en un género del reino vegetal, el cannabis. La respuesta a este misterio se halló junto con el descubrimiento de la araquidona etanolamida (AEA), un análogo del THC, más tarde llamada anandamida, que forma parte de una clase de moléculas de señalización, los endocannabinoides, sustancias producidas por nuestro cuerpo muy similares a los cannabinoides de la planta. Esto dio respuesta a la gran cantidad de receptores de cannabinoides presentes en nuestras células, resultó que nuestro organismo ¡Produce sus propios cannabinoides!
Hasta este descubrimiento se creía que la serotonina y las endorfinas eran las "moléculas felices", conocidas por su papel implícito en la regulación y manipulación de los estados emocionales. Pero el descubrimiento de los endocanabinoides ha indicado nuevos caminos bioquímicos hacia la felicidad. El nombre anandamida (ananda - la palabra sánscrita para "alegría, felicidad"), sugiere su participación en el estado de ánimo. Por tanto, después de este descubrimiento se ha determinado que existen dos tipos de moléculas capaces de activar nuestros receptores CB1 y CB2:
- Cannabinoides: compuestos que provienen de la planta de la marihuana.
- Endocannabinoides: sustancias producidas por nuestro cuerpo.
Los cannabinoides que se encuentran en mayor concentración en la planta del cannabis y también sobre los que se ha investigado más son el THC (tetrahidrocannabinol )y el CBD (cannabindiol). Por otro lado, los endocannabinoides más importantes que nuestro cuerpo produce son la anandamida y el 2-araquinodilglicerol (2-AG). Resulta que las estructuras del THC y la anandamida son muy parecidas, así como las del 2-AG y el CBD, es por ello que son identificadas y aceptadas por los mismos receptores. Como dos llaves capaces de encajar en un mismo paño.
Los receptores CB1, que forman parte del sistema endocannabinoide, se activan o están diseñados para reconocer y captar el THC y la anandamida. Estos receptores se encuentran en el sistema nervioso central y su concentración es especialmente alta en ciertas partes del cerebro. Cuando reconocen y captan el THC, lo que sucede es que tenemos esa sensación de embriaguez que relacionamos con la marihuana, lo que conocemos como el efecto psicoactivo. Esto sucede porque estos receptores están ubicados en zonas del cerebro encargadas de coordinar las funciones motoras y también las cognitivas.
En cambio cuando se trata del CBD y el 2-AG, se ha observado que estas dos moléculas activan los receptores CB2, que se encuentran distribuidos, sobre todo, en las células localizadas en los órganos relacionados con el sistema inmunitario y en las propias células inmunitarias. La función del sistema inmune es protegernos de cualquier virus o bacteria perjudicial para nuestra salud, así que podemos imaginar al sistema endocannabinoide (estrechamente relacionado con él a través de los receptores CB2), como una especie de "guardián" de nuestra salud encargado de protegernos de cualquier elemento que pueda afectar al equilibrio funcional.
Tanja Bagar señala que actualmente la ciencia ha logrado discernir que tanto los fitocannabinoides (los que provienen de la planta) como los endocannabinoides, no solamente son captados por los receptores CB1 y CB2, sino que también "encajan" con muchos otros receptores, es por ello que afectan de una manera tan importante a todo nuestro sistema. Se ha demostrado que el endocannabinoide 2-AG afecta también a los receptores del calcio, de ciertos nutrientes y de serotonina, y por tanto influye en la asimilación de estas sustancias en nuestro organismo. La densidad de los receptores de cannabinoides en algunas áreas del cerebro es muy alta y la científica asegura que si observamos de cerca una célula del cerebro, podremos comprobar que contiene muchos más receptores para cannabinoides que para ninguna otra sustancia.
¿Por qué las células de nuestro cerebro están tan "interesadas" en identificar y recibir cannabinoides?
Tanja Bagar apunta que después de mucha investigación se ha podido determinar cómo funciona el sistema endocannabinoide, resulta que ese conjunto de receptores CB1 y CB2 repartidos en nuestro organismo, a través de su interacción con los endocannabinoides y/o cannabinoides, afectan a varias funciones de nuestro organismo tales como:
- El sistema inmunitario
- La presión sanguínea
- Los procesos de osmosis (regula nuestros niveles de agua a nivel celular o de nuestro organismo en general)
El rol del sistema endocannabinoide en nuestro cuerpo es asegurar que este funcione en homeostasis. La homeostasis son los diferentes procesos biológicos que nuestro organismo realiza para que todas las áreas funcionen en consonancia y se mantenga un equilibrio saludable. En pocas palabras, la homeostasis sería la tendencia de nuestro cuerpo a mantener el balance y estabilidad internos.
Pongamos un ejemplo para comprender mejor qué es exactamente la homeostasis: cuando un virus ataca a nuestro organismo, desequilibrándolo y haciendo que enfermemos, distintos sistemas se activan para poner en marcha una serie de procesos (fiebre, sudor) con el fin de combatir ese virus y volver al equilibrio de todas las funciones y órganos lo antes posible, volver a la homeostasis, el correcto funcionamiento de todas las piezas que componen nuestra maquinaria.
Así es como los cannabinoides afectan a nuestra felicidad, a través de la interacción con varios receptores que rigen funciones de nuestro organismo tales como:
- Apetito
- Sueño: afecta a la producción de melatonina que a su vez afecta a los niveles de otras moléculas como la serotonina.
- Relajación
Comentarios de nuestros lectores
Leer comentarios en otros idiomas:
¿Te ha gustado este post?
Tu experiencia con nuestras semillas es muy importante para nosotros y puede ayudar a otros usuarios (tu dirección de correo electrónico no se publicará).