- El proceso judicial en el que, por segunda vez, Andreas Thörn se ha visto envuelto debido a su consumo terapéutico de cannabis no solo ha acercado su historia personal al mundo sino que también ha puesto el estatus legal de la marihuana en su país bajo el punto de mira. La legalización del uso medicinal del cannabis en Suecia cuenta cada vez con más simpatizantes a la espera de que el Gobierno opte por reformar la ley actual.
Andreas Thörn, de 37 años, tuvo un accidente de moto en 1994 y desde entonces sufre parálisis y fuertes dolores neuropáticos que interfieren en su día a día. Estas condiciones extremas le llevaron a tomar la decisión de usar cannabis no solo como fuente de alivio sino también como medida para tratar la ansiedad y depresión que siguieron al suceso.
En 2015 fue llamado ante la justicia por ello y fue finalmente absuelto tras argumentar que su salud podría encontrarse bajo un enorme riesgo en caso de verse obligado a renunciar al uso medicinal de cannabis.
Sin embargo, su caso se ha abierto de nuevo, cuestionándose esta vez si se debe o no ofrecer al ciudadano la posibilidad de controlar su propio cuidado de la salud y hasta qué punto debe intervenir el Estado en esta cuestión. Frente a ello, las voces procannabis han puntualizado una vez más que los efectos positivos de su uso son respaldados por numerosos estudios médicos, que lo sitúan como un poderoso aliado a la hora de combatir síntomas como el dolor que Andreas padece.
Este consumo alivia los fuertes dolores que le produce su enfermedad, tras haber probado sin éxito alguno todas las opciones que se pusieron a su servicio, que no lograron generar ninguna mejoría y que además le provocaban fuertes efectos secundarios. Tras ello, Andreas no tuvo más remedio que empezar a añadir pequeñas dosis de cannabis en sus cafés.
Si bien es cierto que el acusado pudo evitar su ingreso en prisión dadas sus condiciones de salud y la realización de trabajos comunitarios que incluyeran alguna actividad física, seguramente se verá obligado también a hacer frente a una multa de 11.700 coronas suecas, unos 1.200 euros.
Aunque haya sido esta vez la situación personal de Andreas la que ha llamado la atención de medios y la responsable de que el debate se haya puesto sobre la mesa, son muchos quienes se encuentran bajo condiciones similares. Por ello, el protagonista de esta historia ha decidido ponerse en contacto con el ministro de Justicia sueco, Morgan Johansson, con la intención de crear un comité a través del cual pudieran plantearse cambios sobre la ley que hoy regula el consumo de la planta.
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