- En posts anteriores hemos mencionado los hongos más comunes pero existen también otras enfermedades fúngicas, menos extendidas, de las que no hemos hablado aún, como es el caso de la septoriosis.
- Esta enfermedad, también conocida como “mancha de la hoja”, presenta como síntoma principal la aparición de manchas cloróticas en las hojas de la planta.
- No hay nada más frustrante que la impotencia que se siente cuando ves que una plaga está destrozando tu cosecha y no eres capaz de identificarla y erradicarla.
- En este post te explicamos qué es la septoriosis, cómo identificarla, cómo prevenirla y cómo controlarla para detener su desarrollo.
¿Qué es la septoriosis?
La septoriosis o septoria es una enfermedad que se engloba en la categoría de los hongos ascomicetos,
un grupo que incluye una inmensa cantidad de especies cuya característica común es que sus esporas se forman en el interior de las ascas (ascosporas). Estos hongos producen picnidios, una estructura reproductiva que asegura su reproducción y su desarrollo.
Al igual que muchas de las enfermedades fúngicas que afectan a la mayoría de las plantas, incluida la marihuana, se trata de un patógeno que forma parte de la familia de los Mycosphaerellaceae. La septoriosis forma parte de la familia de enfermedades de las manchas, todas ellas causadas por bacterias, hongos o nematodos.
Este patógeno se desarrolla en las hojas y en las ramas de las plantas, y deja unas manchas cloróticas que se oscurecen a medida que evoluciona la enfermedad y que acaban necrosándose.
Esta enfermedad es conocida principalmente por los estragos que causa en los cultivos de trigo, y en esos casos concretos se denomina septoriosis del trigo. Puede causar perdidas en la cosecha muy significativa, de hasta un 40%, porque se trata de una enfermedad que se desarrolla con muchísima rapidez.
Cómo identificar la septoriosis
La septoriosis es una enfermedad que muestra síntomas visuales bastante evidentes. Inicialmente las manchas son de color verde oscuro, posteriormente se vuelven más claras, más tarde evolucionan hacia el amarillo y terminan por adoptar un color marrón que finalmente pasa a ser pardusco, justo antes de la necrosis del tejido vegetal infectado.
La circulación de los fluidos vitales de la planta se ve alterada, lo que provoca una rápida propagación de las manchas sobre las hojas y su decoloración antes de su destrucción. A partir de ese momento, se comienza a percibir un ralentizamiento significativo del crecimiento, la fase de floración es más lenta y se alarga, y en casos extremos la planta muere.
Cómo prevenir la aparición de la septoriosis
Como dice el refrán: prevenir es curar. La primera medida preventiva consiste en realizar varias pulverizaciones a lo largo de la fase de crecimiento con una infusión de cola de caballo diluida al 20%. Se trata de un método eficaz y totalmente natural que se puede aplicar a partir de la 3ª semana de crecimiento.
El periodo de incubación de la septoriosis es bastante largo, entre 15 y 21 días, y es difícil establecer un diagnóstico visual certero antes de que la enfermedad se encuentre en un estadio bastante avanzado. Antes de poder diagnosticar la enfermedad con total seguridad, es fácil confundirla con otras enfermedades.
La regla de oro es, sin ninguna duda, la limpieza. El espacio de cultivo debe mantenerse en todo momento lo más limpio posible y hay que realizar limpiezas profundas de forma periódica. Hay que evitar que se depositen hojas muertas, dejar restos de tierra usada, polvo acumulado o herramientas de cultivo sucias, sin limpiar una vez utilizadas. El espacio de cultivo debe estar limpio antes, durante y después. Se trata de una regla básica para que el cultivo culmine con éxito. Si no se cuida este aspecto como es debido, es fácil que se presenten casi de inmediato problemas de plagas y enfermedades.
Es igual de importante que el espacio de cultivo esté bien aireado y que el aire circule con total fluidez. La renovación del aire tiene que ser proporcional a la superficie cultivada y hay que evitar zonas en las que se puedan formar bolsas de aire. Hay que tratar de homogeneizar el aire desde el suelo hasta el techo para evitar capas de aire superpuestas. El aire frío tiende a quedarse en la parte baja, cerca del suelo, y el aire caliente sube hacia el techo. Por ello, en un incendio, hay que tumbarse en el suelo para no respirar directamente humo tóxico y aprovechar el aire que aún es respirable.
También hay que controlar los niveles de humedad y adaptarlos a cada fase del cultivo y a cada momento del día. Hay que planificar cuidadosamente la cantidad y el momento de cada riego. 45 minutos antes de realizar la pulverización, hay que separar las lámparas HPS a una distancia mínima de 1 metros para evitar un shock térmico. En caso contrario, se podría producir una alteración en la masa foliar y, en consecuencia, la aparición de manchas sobre las que se podría desarrollar la enfermedad. Otra solución es utilizar agua a temperatura ambiente para que las plantas no se vean sometidas al estrés que puede ocasionar la diferencia térmica.
Cómo controlar y erradicar la presencia de la septoriosis
En el caso de que el cultivo sufra ataques de hongos, es conveniente estabilizar el índice de humedad ambiental al 50% como máximo. También hay que ser muy cauto a la hora de regar para evitar excesos de humedad que puedan favorecer el desarrollo de enfermedades.
En ningún caso hay que pulverizar durante las 3 horas previas al apagado de las lámparas ya que la humedad excesiva podría condensarse en las hojas y favorecer el desarrollo de moho.
Por la noche no hay que dejar que la temperatura baje más de 5ºC con respecto a la temperatura diurna para que las plantas puedan recuperarse de forma paulatina sin tener que enfrentarse a variaciones climatológicas que pudieran hacer más difícil su recuperación. Son seres vivos que necesitan un ambiente confortable para acelerar su recuperación. También hay que reducir la fertilización con nitrógeno durante el tratamiento de la enfermedad.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el espacio que hay que dejar entre las plantas para que circule el aire y para evitar que las plantas infectadas entren en contacto con las sanas y puedan contagiarse.
Un buen remedio biológico es tratar el suelo y el follaje con una decocción de cola de caballo diluida al 20% nada más detectar los primeros síntomas y repetir el tratamiento sucesivamente con un intervalo de 15 días.
Si la enfermedad se encuentra en un estadio muy avanzado, es mejor aplicar un tratamiento químico. Lo mejor es utilizar productos a base de azoxystrobin, mancozeb, maneb, ziram o miclobutanil. Esta fórmula curativa es más potente y eficaz en este caso concreto. No obstante, hay que respetar escrupulosamente la dosis así como las precauciones de uso recomendadas por los fabricantes.
¡Y ya no nos queda más que desearos el mayor de los éxitos en el cultivo!
Comentarios de nuestros lectores
Aún no hay comentarios. ¿Quieres ser el primero?
¡Deja un comentario!¿Te ha gustado este post?
Tu experiencia con nuestras semillas es muy importante para nosotros y puede ayudar a otros usuarios (tu dirección de correo electrónico no se publicará).