- Conocer el sexo de nuestra planta de marihuana nos permitirá tomar las medidas necesarias para orientar un cultivo hacía la finalidad elegida.
- Más allá de las plantas hermafroditas (que cuentan con los dos sexos), si queremos unos buenos cogollos lo mejor será contar con plantas hembras, mientras que si nuestra pretensión es cruzar variedades será imprescindible contar con machos.
- Ahora bien, distinguir quién es quién no siempre resulta fácil. Habrá que esperar hasta la etapa de floración para fijarse en ciertos detalles, que te contamos a continuación para que puedas hacer tu propia selección.
A diferencia de la mayoría de los vegetales, el cannabis se caracteriza por ser una planta dioica, es decir, con ejemplares de sexos separados (hembras y machos). Esto provoca que, en ocasiones, cuando cultivamos marihuana no sepamos ante qué tipo de planta nos encontramos hasta que muestra su sexo. Por eso, saber distinguir el género de cada espécimen será primordial en nuestra labor cultivadora.
Por lo general, las plantas hembra serán las idóneas para producir cogollos. Estas, además de que se desarrollan mucho más, cuentan con una mayor proporción de cannabinoides en sus flores. Ahora bien, si queremos producir semillas para un futuro cultivo, será necesario que contemos con alguna variedad macho, lo que nos permitirá incluso cruzar genéticas y obtener híbridos. Sin embargo, habrá que esperar hasta la fase de floración para saber cuál es cada una de ellas y con ello darles el uso indicado.
Antes, a simple vista o incluso durante la etapa vegetativa, será casi imposible adivinar si estamos ante una planta macho o una hembra. Solo los cultivadores expertos son capaces de diferenciarlo por los patrones de crecimiento de cada una de ellas. En este sentido, se advierte que las plantas macho son más altas y espigadas, con ramas más irregulares y menos hojas e internudos, mientras que las hembras tienden a crecer hacia los lados creando un patrón más denso y tupido.
Las preflores, claves para distinguir el sexo de las plantas
Aun así, los comienzos de la etapa de floración serán los más adecuados para distinguir lo antes posible y sin ninguna duda el sexo de la planta. Lejos de necesitar lupas, microscopios o amplios conocimientos en botánica, bastará con que prestemos un poco de atención y nos fijemos en el tallo de las hojas más nuevas. Muy en especial, en la zona donde se unen al tallo central.
Antes de la formación de las flores, las plantas desarrollan los primordios florales en esa zona donde las ramas se unen con los tallos. Estas formaciones, previas al desarrollo de las flores y también conocidas como preflores, serán diferentes en cada género. Por un lado, las plantas hembra desarrollarán una pequeña bolsa en forma de pera de la que saldrán dos estigmas (con forma de pelillos) generalmente de color blanco. Mientras, las macho también contarán con un minúsculo saco, pero sin ningún estigma sobresaliente. Incluso se puede observar que la flor está formada por cinco sépalos, que son parte esencial en la formación del cáliz de la flor sosteniendo los pétalos.
Si llegados a este punto aún seguimos con dudas sobre el sexo de nuestra planta, no te preocupes: según se vaya desarrollando durante la fase de floración, podrás ver cambios más concretos que te sacarán de dudas. En este sentido, observarás que en las plantas macho irán apareciendo más sacos de polen, formando un racimo que colgará hacia abajo. Cuando crezcan lo suficiente, en torno a uno o dos centímetros, se abrirán dejando caer los pequeños gránulos de polen.
Por su parte, las plantas hembras también generarán cúmulos de estos sacos, pero, en esta ocasión, más alargados, recubiertos de resina y de los que saldrán dos pelillos (los estigmas) de color desde blanco hasta rojo o morado. Estas formaciones irán creciendo hasta finalmente conseguir los cogollos que, en ocasiones, pueden alcanzar grandes dimensiones si se realizan los cuidados necesarios.
Floración forzada para determinar el sexo
De este modo, cuanto más desarrolladas estén nuestras plantas más fácil será determinar su sexo y elegir unas u otras en función de nuestras necesidades. Incluso se puede acelerar el proceso de floración para saberlo cuanto antes. Para ello, si cuentas con un cultivo en interior, podrás dejar las plantas totalmente a oscuras durante un par de días para ver los cambios que lo evidencian. Recuerda que las plantas de cannabis requieren de un largo periodo de oscuridad para activar las hormonas que le indican el cambio de crecimiento vegetativo a floración.
Aunque la clave se encuentra en ese cambio de ciclo, algunos cultivadores utilizan un truco. Consiste en dejar que las plantas se acostumbren a la oscuridad durante un periodo ininterrupido de 36 horas y a partir de ahí comenzar el ciclo de fotoperiodo de 12/12. Aun así, si vemos que nuestras plantas no comienzan a florecer como esperamos, podemos ofrecer horas adicionales de oscuridad.
En condiciones normales, sin utilizar la floración forzada, determinar el sexo puede realizarse tan pronto como la marihuana alcance el periodo de prefloración, que ocurre entre la cuarta y sexta semana de crecimiento. También existen diversas técnicas para potenciar el crecimiento de una planta hembra. Por ejemplo, mantener niveles altos de nitrógeno y bajos de potasio o utilizar luz azulada y temperaturas bajas durante las dos primeras semanas. Aunque son sin duda consejos útiles, no olvidemos que tan solo son técnicas que hacen aumentar las posibilidades de que la planta sea hembra, pero no lo garantizan al cien por cien.
Te resumimos algunos de estos parámetros para favorecer la aparición de plantas hembras y, en general, la salud de tu cultivo en los primeros momentos de este:
- Que nunca le falte humedad, especialmente al principio, cuando la plántula requiere que la humedad relativa permanezca alta, por encima del 60 %.
- Que nunca se seque demasiado, mantener un equilibrio de la humedad sin que la planta llegue a dar síntomas demasiado evidentes de necesitar agua.
- Nunca ahogarlas con riegos excesivos y demasiado abundantes, dejar tiempo para que la planta "respire" entre riegos. No inundarlas, no saturarlas de agua y nutrientes.
- Evitar los excesos de calor, cuidando de no superar los 28 grados, especialmente en la fase de plántula. Manteniendo una temperatura media de 20- 22ºC están perfectas.
- Que no le falte suministro de nitrógeno, imprescindible para el crecimiento y desarrollo natural de la planta en periodo vegetativo.
- Durante el crecimiento, no conviene el uso de luz con un espectro demasiado rojo, color de luz más propio de la floración.
- Limitar fósforo y potasio, nutrientes que la planta requerirá en abundancia durante la floración
Pero más allá de estos consejos, si realmente quieres plantas hembra para tu cultivo, lo más efectivo es que optes por hacerte directamente con semillas feminizadas. La mayor parte de gente que cultiva semillas de cannabis feminizadas disfruta de las ventajas de conocer sus variedades favoritas desde el comienzo del proceso, pero sin tener que germinar más semillas de las que desea cultivar finalmente o tener que preocuparse del sexo de los ejemplares.
Son variedades que garantizan la producción de plantas hembra en un porcentaje muy elevado (del 99%), dando plantas de cannabis que contienen exclusivamente cromosomas femeninos (XX). Esto ha propiciado que la difusión y aceptación de esta semillas haya crecido de manera espectacular durante estos últimos años, pues permiten agilizar el proceso y evitar perdidas de espacio, tiempo y dinero.
No obstante, para eliminar cualquier mínima posibilidad de que nuestra planta se desarrolle como masculina o hermafrodita, la clonación es seguramente la mejor de nuestras opciones. Teniendo en cuenta que el esqueje recibe el 100 % de las características de la madre, si estamos convencidos de que esta es hembra, los clones que nos disponemos a cultivar también lo serán.
Ya sabemos el sexo. ¿Y ahora qué?
Ahora llega el momento de tomar ciertas decisiones, pues si nuestras plantas son macho corremos el riesgo de que estropeen nuestro cultivo para el consumo. Si eres de los que prefiere comprar las semillas y no quiere complicarse la vida experimentando con cruces de genéticas, lo mejor es que te deshagas de ellas y te quedes solo con las hembras. El polen de las plantas macho puede fecundar muy fácilmente a las hembras que tengamos a nuestro alrededor, llenando la cosecha de semillas y reduciendo la calidad y la cantidad de los cogollos. Esto se debe a que las flores que cuentan con semillas en su interior no podrán aprovecharse para consumir del mismo modo, además de albergar peor sabor y mucho menos THC.
También es necesario tener en cuenta que el polen puede desplazarse incluso recorriendo varios kilómetros, por lo que no bastará con que separes tus plantas macho unos metros. Por tanto, una vez que estés seguro al cien por cien de que son machos, lo mejor es deshacerte de ellos.
La confusión de las plantas hermafroditas: ¿cómo evitarla?
En ocasiones, las plantas de marihuana nos plantean un problema añadido. Aunque se trata de algo muy poco frecuente en cannabis, puede que nuestros individuos sean hermafroditas, es decir, con ambos sexos. Esto será difícil de detectar, ya que guardan síntomas de los dos sexos. En un principio florecerán como hembras donde podremos ver sus estigmas, pero, con el paso del tiempo, desarrollarán algunas flores o ramas propias de una planta macho, lo que complica nuestra tarea.
Las plantas hermafroditas pueden serlo por genética (las menos) o por las condiciones a las que están expuestas. En estos casos, el estrés aumenta el riesgo de hermafroditismo. Este puede estar provocado por múltiples factores como el cambio en el fotoperiodo, un calor excesivo, plagas o enfermedades o incluso el uso de pesticidas excesivamente agresivos. Por tanto será primordial que nuestro cultivo cuente con los mejores cuidados, con el fin de de reducir las probabilidades de hermafroditismo.
¿Cómo actuar ante el hermafroditismo?
Ahora bien, si la planta comienza a mostrar signos de hermafroditismo no está todo perdido; solo dependerá del estadio en que se encuentre. En caso de que sea al inicio de la floración, no te quedará más remedio que eliminarla del espacio de cultivo inmediatamente.
Sin embargo, si se vuelve hermafrodita en plena floración, podremos solucionarlo de dos formas, dependiendo de la incidencia de las plantas macho. En caso de que se produzcan pocas flores macho, tan solo las eliminaremos ayudándonos de unas pinzas. Tras su extracción tendremos que pulverizar agua sobre el resto del cultivo con el fin de eliminar el polen que pudiera existir y, a partir de ahí, vigilarlas de cerca para que no vuelvan a aparecer.
En cambio, si las flores macho son numerosas, la solución estará en eliminar la planta. Y, por último, si su transformación ocurre al final de la floración, deberemos apurar la cosecha para evitar que las flores macho desprendan el polen y puedan estropear la calidad de los cogollos.
En cualquiera de los casos, lo primordial será estar pendientes de nuestras plantas, tanto para conocer cuál es su sexo desde edades tempranas hasta para ponerle remedio a un cambio repentino de este. Ahora que ya sabes cómo distinguir macho y hembra y actuar en cada momento, las buenas cosechas de marihuana estarán más que garantizadas.
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