Cómo cultivar ajo de manera orgánica en tu propia casa

  • Una de las hortalizas más fáciles de cultivar de manera orgánica es el ajo.
  • Es resistente, sufre pocas plagas y, a mediados del verano, te recompensará con docenas de cabezas que pueden secarse y consumirse durante los próximos meses.
  • Debido a sus características, el ajo es realmente uno de los cultivos más gratificantes que puedes hacer en casa.

Al igual que el cannabis, existen muchas razones por las cuales el ajo (Allium sativum) se ha cultivado durante miles de años. Y al igual que cultivas marihuana, también puedes cultivar tu propio ajo de una manera sencilla. El autocultivo de verduras y hortalizas cada día está más de moda. Y con el ajo comenzamos una serie de artículos que te mostrarán cuáles son las especies vegetales que mejor se adaptan al cultivo urbano. Ya tengas un balcón, un jardín o, incluso, hagas un hueco en tu cultivo de marihuana, seguro que te sorprenderá saber que cultivar tus propios alimentos es muy fácil si sabes cómo hacerlo.

Y es que el intenso sabor picante del ajo cultivado por ti podría ser todo lo que necesitas para que lo consideres. La mayoría de la producción viene de países como China, se rocía con productos químicos y se blanquea antes de aterrizar en los estantes de las tiendas. Y en comparación con los ajos de cosecha propia, resultan casi insípidos. Además el ajo es casi imbatible por sus cualidades curativas, especialmente contra enfermedades infecciosas, como el resfriado y la gripe. ¿Necesitas más motivos para intentarlo?

Algunos conceptos a tener en cuenta

El mejor momento para plantar es al final del otoño

El ajo necesita alrededor de seis a ocho meses para madurar y ese tiempo se acaba entre junio y julio. Eso significa que si se planta a principios de la primavera, es posible que no tenga tanto tiempo para alcanzar el tamaño que tendría si lo haces a finales de otoño. Al ajo le molestan las temperaturas altas en la etapa de formación de hojas, desarrollándose estas de forma negativa si superamos los 16 °C; por otro lado, paraliza su crecimiento por debajo de 0 °C. Es por tanto una hortaliza adecuada para su cultivo en pleno invierno.

Todo depende de la variedad

En países del sur de Europa, el grupo de variedades de ajos blancos se plantan durante el otoño, mientras que las variedades de ajos morados se siembran en primavera. En general, las llamadas variedades de cuello duro funcionan bien en áreas frías. Las variedades de cuello blando (que pueden trenzarse) funcionan bien en una amplia gama de climas, pero crecen mejor donde los inviernos son moderados. El ajo que se ve en el supermercado es casi siempre de cuello blando.

El fotoperiodo es importante

Su mejor desarrollo se consigue en zonas de días largos, donde la duración de la luz solar pase de las 10 horas diarias, sobre todo durante la formación del bulbo. Hasta que no se dan más de 11 horas de luz al día y las temperaturas máximas no rondan los 18-20 °C no se inicia su formación.

Al ajo NO le gusta crecer con los "pies mojados"

Se recomienda regar regularmente para un desarrollo óptimo del bulbo. Un riego suficiente pero no en exceso, pues los encharcamientos no le sientan nada bien a las raíces. Por eso el drenaje del sustrato es fundamental. Cultiva tu ajo en camas elevadas, en mesas de cultivo o directamente en macetas con abundante materia orgánica mezclada en el sustrato. También puedes cubrir la parte superior con mantillo, lo que ayuda a mantener la humedad y evita las malas hierbas.

Elige un lugar soleado

Al ajo le gusta el sol total o parcial. La mayoría de los productores de ajo recomiendan pleno sol; sin embargo, existen variedades de ajo que reciben sol parcial y crecen muy bien. En climas realmente calurosos, el ajo puede mejorar con la sombra de la tarde para ayudar a protegerlo del calor total del día.

El sustrato debe ser esponjoso y suelto

El ajo es un cultivo de raíz, por lo que el sustrato debe ser suave y esponjoso en la parte superior. En nuestras macetas y mesas de cultivo es aconsejable preparar una mezcla con fibra de coco, que le aporte "esponjosidad".

El ajo ama la tierra fértil

Si tienes un sustrato arenoso o arcilloso, agrega compost, humus, estiércol u otra materia orgánica para ayudar a retener la humedad y mejorar el intercambio de nutrientes, lo que te dará un ajo más grande y de mejor sabor. Y recuerda, el ajo odia los suelos ácidos: un pH casi neutro entre 6.5 y 7.0 es el mejor.

No se planta a partir de semillas

Cada cabeza de ajos contiene varios dientes que tienen el potencial de hacer crecer un nuevo bulbo. La mayoría de los tipos de ajo cultivados son estériles, lo que significa que no producen semillas verdaderas o incluso flores. Cada planta de ajo de la misma variedad es un clon de cada una, con una composición genética idéntica.

También se puede usar como cultivo de acompañamiento

El ajo es una planta compañera fantástica para una gran variedad de especies porque ocupa muy poco espacio y porque a menudo actúa como un repelente natural. Muy pocas plagas se molestan en atacar al ajo, pero ocasionalmente, la larva del gusano de la cebolla se puede ver en los dientes en el momento de la cosecha.

Cómo plantar y cosechar ajo

1- Una vez que se ha preparado y aflojado la tierra, separa cuidadosamente los dientes de la cabeza de ajo, teniendo cuidado de que mantengan la cáscara. Es mejor separarlos inmediatamente antes de plantar, ya que se evita que los nódulos de la raíz se sequen.

2- La profundidad de siembra depende del clima. Si va a llover mucho o las heladas son intensas, siembra más profundo para que la planta resista durante el invierno. Como norma general, debes plantar los dientes a una profundidad del doble del tamaño del diente y con una separación entre ellos de 15 a 20 cm, asegurándose de que los extremos puntiagudos estén hacia arriba (el extremo ancho hacia abajo). Una vez plantado, puedes cubrir los dientes con una capa mantillo orgánico, como heno u hojas trituradas, para protegerlo del frío.

3- Los brotes verdes comienzan a crecer a través del mantillo después de cuatro a ocho semanas. Pero dejarán de crecer en invierno y solo comenzarán nuevamente cuando llegue la primavera. Algunos cultivadores eliminan el mantillo en las primaveras más húmedas, especialmente cuando los signos de pudrición del tallo comienzan a ser evidentes.

4- El ajo comienza a secarse a principios del verano y las hojas inferiores se vuelven marrones. Trata de no regar las plantas demasiado en el último mes, ya que esto ayuda a su secado y limpieza. El ajo está listo para cosechar cuando solo quedan las 4-5 hojas verdes superiores.

5- Para desenterrarlos, levanta suavemente los bulbos con un rastrillo, cepillando la tierra que pueda haber quedado adherida, y déjalos curar en un lugar ventilado y sombreado durante dos semanas. Intenta colgarlos boca abajo en una cuerda o trenzarlos (si son ajos de cuello blando).

6- El ajo estará listo para almacenar cuando las envolturas estén secas y parecidas al papel. La cabeza debe ser dura y los dientes deben separarse fácilmente. Almacénalo en un lugar con buena circulación de aire, al 65-70% de humedad y temperaturas alrededor de 18-19°C. Un ajo bien curado puede mantenerse de 3 a 6 meses. ¡Algunas variedades hasta un año entero!

11/06/2020

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