- Las plantas de cannabis guardan secretos extraordinarios.
- Puede que no hayas oído hablar de ello, pero la regeneración tras la cosecha es una técnica cada vez más extendida que permite ahorrar tiempo/espacio al cultivador y preservar una buena genética de marihuana.
- A continuación, te explicamos paso a paso cómo llevar a cabo este método con el que dar una segunda vida a tus plantas.
Por norma general, las plantas silvestres llamadas "anuales" germinan, crecen, florecen y mueren en el transcurso de un año, como respuesta a los cambios estacionales. Al año siguiente, crecen plantas nuevas gracias a las semillas producidas por la generación anterior: es el ciclo de la vida. Pues bien, gracias a la técnica de regeneración es posible rejuvenecer una planta después de la primera floración y jugar con ella para que produzca hasta dos cosechas en un mismo año.
Las ventajas de la regeneración (si llega a buen puerto) son múltiples. En primer lugar y más evidente, la enorme cantidad de tiempo que se ahorra el cultivador: con este proceso hablamos casi de un 2x1, ya que se puede aprovechar la misma planta para producir dos cosechas distintas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la segunda cosecha será de menor cantidad que la primera, pues la planta, aunque tiene mayor sistema radicular, no tendrá tanto tiempo para crecer.
Por otra parte, se trata de una alternativa para preservar la genética de la planta en el caso de que esta nos haya conquistado. De hecho, en algunos casos hasta se puede mejorar y aumentar la potencia y el sabor en las cosechas sucesivas. Según algunos informes, la clave está en la polinización, aunque aún no se han conseguido resultados garantizados al respecto.
También se pueden tomar esquejes de esta fase de revegetación para aumentar el número de plantas viables. A continuación, se puede volver a hacer crecer las plantas, devolverlas a ciclo de floración y obtener nuevas cosechas. Algo muy apropiado para el cultivador medicinal que necesita sólo una o dos plantas de calidad constante; y también para el cultivador de recreo que se enfrenta a restricciones con el número de plantas que puede tener legalmente.
¿Es posible regenerar en exterior? ¿Y una autofloreciente?
Las semillas autoflorecientes tampoco son una excepción en el proceso de regeneración, aunque en este aspecto existe bastante controversia, ya que no está claro que una planta de este tipo pueda volver a florecer sin dificultades.
Pero la regeneración también es posible en exterior. Por lo general, esta opción es factible solo en aquellos lugares con ciclos de crecimiento largos o poca variación estacional, como ocurre en las regiones ecuatoriales. Por ejemplo, se habla de cultivadores en zonas subtropicales de Hawái que han mantenido plantas activas durante años y han producido varias cosechas.
O de genéticas longevas que se han documentado en la Isla de Reunión (una idílica isla africana, que 'pertenece' al estado francés). Allí crece, entre arrecifes y volcanes, una landrace isleña que puede dar dos, y hasta tres cosechas seguidas. Le llaman la "hierba perpetua de Reunión", y con sus alargadas ramas y sus finas hojas como dedos, crece en los terrenos selváticos de esta ínsula cercana a Mauritania.
Después del viaje, entramos en quirófano
Para iniciar el proceso de regeneración, el primer paso es podar la planta. Y empezar por esterilizar el cuchillo o tijera que vayamos a emplear para el corte. A diferencia de la cosecha tradicional, esta técnica requiere un corte limpio y saludable. Una solución del 10 % de lejía mezclada en agua es ideal para eliminar cualquier ápice de bacterias en el instrumental. Después de empapar los utensilios, es importante que queden bien secos antes de comenzar la operación.
Alternativamente las hojas también deben estar limpias. Para ello basta con mojar un trapo en un poco de alcohol medicinal (a falta de él, una bebida alcohólica también puede cumplir la función) y frotarlas suavemente, para evitar hacer daño a la planta o que alguna termine rompiéndose.
Una vez que ya tenemos los aparatos y la planta desinfectados, el siguiente punto es localizar dónde vamos a hacer el corte. Al tratarse de una planta de cannabis madura, es importante retirar todos los cogollos, hojas y tallos del tercio superior de la planta antes de empezar. El tercio central, sin embargo, no debe podarse al azar, y deben quedar la mayoría de las hojas grandes en su sitio.
En el tercio inferior hay que retirar las flores germinales más grandes; pero, eso sí, los cogollos más pequeños y todas las hojas deben permanecer intactos. No te pases con la poda: muchos de esos brotes pequeños no tienen importancia en términos de peso en seco, pero son vitales para estimular la regeneración de la planta. Por lo tanto, es recomendable que salves todos los brotes que puedas en las partes más bajas de la cepa.
El corte que buscamos debe realizarse a medio camino entre el tercio inferior y central, procurando que sea del tamaño de unos dos centímetros o menos. La operación debe llevarse a cabo con el cuchillo en horizontal y en línea recta, para intentar que no sea demasiado grande. Es recomendable evitar el corte en ángulo, ya que ese enfoque corresponde más al proceso de clonación y, en este caso, no es lo que queremos. Con esta metodología el objetivo es que la zona del corte sea lo más pequeña posible y evitar así el sufrimiento de la planta.
Una vez que las ramas frescas cortadas en la parte superior están ya colgadas para comenzar el proceso de secado, empiezan las labores de regeneración con el resto de la planta. Imagina que eres médico en la sala de urgencias de un hospital: tras el corte, el paciente empieza a estresarse y necesita atenciones urgentes. Hay que seguir una serie de pasos y el tiempo es crítico; durante este período debemos estabilizar el sistema vascular de la planta.
Este sistema vegetal es comparable más o menos al sistema cardiovascular de un animal, sin embargo, a diferencia de las arterias, las venas y los corazones de estos, las partes de las plantas son conectadas por medio de tejidos lignificados (xilema), un tejido vegetal de conducción que transporta agua, sales minerales y otros nutrientes de una parte a otra de las plantas, desde la raíz hasta las hojas.
Paso 1. Taponar la herida
En este punto, hay que considerar una simple cinta adhesiva como una suerte de escayola para nuestra planta. El objetivo de esta operación es reducir al mínimo el estrés de la cepa, tan sencillo como cubriendo el corte con este material. Además, con este paso también prevenimos que las fibras del tallo se infecten por la suciedad o su exposición a la luz y el aire. Si has conseguido cubrir la herida de forma hermética, enhorabuena: la urgencia ya ha pasado. Nuestro paciente está en calma, pero ahora necesita nutrientes y luz para recuperarse.
Paso 2. Nutrir a la planta
Una buena técnica de regeneración también exige que las raíces de la planta hayan sido previamente lavadas unas semanas antes. Este lavado consiste en verter una cantidad considerable de agua sobre la maceta para eliminar por filtrado los restos de nutrientes que pueden contaminar el resultado final de nuestra hierba. Es recomendable que el proceso se lleve a cabo con relativa frecuencia, pero tampoco es bueno ahogar a la planta. El objetivo es preparar las raíces para cuando ya pueda recibir otra vez nutrientes.
Con nuestra planta preparada, el siguiente paso consiste en regar por primera vez después del corte. Recuerda que la cepa aún se encuentra débil, por lo que la mejor opción es llenar la regadera con agua tibia y evitar las temperaturas más frías. También hay que tener en cuenta la cantidad de agua que recibe la planta; piensa que gran parte de la cosecha ha sido retirada y, por ello, las dosis deben reducirse considerablemente. Por último, es importante calibrar el pH, que por norma general debe estar entre el 5,8 y 6,8.
En cuanto a los nutrientes, es importante elaborar una mezcla que contenga nitrógeno, un componente esencial para la regeneración. La solución, eso sí, debe ser suave y contener, además del elemento mencionado, pequeñas dosis de fósforo, potasio, calcio, azufre, hierro y magnesio. No te alarmes con tanto compuesto: hay productos que ya vienen preparados y que pueden convertirse en un buen sustitutivo que evite errores en la formulación.
Paso 3. Requisitos de iluminación
Probablemente, antes de comenzar con el proceso de regeneración, la primera cosecha había recibido un ciclo de luz de 12/12. Es decir, doce horas de iluminación y doce de oscuridad, para que la planta entrara en fase de floración. Pues bien, este método exige una luz propia de un ciclo de crecimiento vegetativo, más de 12 horas de luz; y a poder ser 18 horas o continua 24 horas al día, sin permitir que la planta repose en ningún momento. Si estamos plantando en exterior, se puede utilizar la luz natural del sol durante el verano, cuando los días son más largos, para ayudar a la planta a volver a crecer de forma natural.
La intensidad de la luz también es importante. El objetivo del cultivador es provocar la fotosíntesis de forma inmediata, y por ello se recurrirá a una fuente de luz más intensa. Eso sí, con cuidado de no quemar la planta, a pesar de que ya tiene el sistema radicular formado y listo para devorar lúmenes.
Ahora que nuestra planta cuenta con agua, nutrientes y luz, debemos dejarla descansar. Ha experimentado un proceso duro y lo mejor es no molestarla con demasiadas atenciones, sin moverla de aquí para allá para no perturbarla con los cambios de luz y que pueda empezar a producir hojas.
Paso 4. Comprobación de resultados
En aproximadamente una semana, y si los pasos se han llevado a cabo adecuadamente, deberían observarse los primeros signos de una regeneración exitosa. Estos se revelan a través de la formación de hojas en la corona de los brotes, o con un par de cálices que empujan de los tallos hacía arriba. Estas primeras hojas ni siquiera se parecen a hojas de cannabis típicas (por ejemplo, no tienen los bordes tan dentados, son más suaves en su forma). Son hojas de emergencia que la planta regenerada despliega como si fueran paneles solares. La aparición de la ornamentación típica del cannabis puede esperar hasta más tarde.
Si la evolución no va más allá, sé paciente y espera una semana más, hasta los 14 días. Hay algunas variedades que necesitan más tiempo. Por el contrario, si después de todo el proceso no se ve signo alguno de regeneración, malas noticias: es posible que la cepa no haya sobrevivido, al no contar con el vigor suficiente para renacer.
Como puedes observar, la regeneración del cannabis no es una ciencia exacta y depende de muchas variables. Pero con estos trucos y un poco de buena mano, ya estás listo para comenzar tu andadura en el proceso. Seguro que una vez que lo pruebes, sabrás como sacarle el máximo partido.
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