- Si hay una país en el que la industria del cannabis está evolucionando este es Estados Unidos.
- Con un marco legal cambiante y una fuerte comunidad cannábica que ha estado empujando el sector desde los años 70, este país se ha convertido en referencia mundial tanto de calidad como de innovación.
- En los últimos dos años, también se ha producido una gran profesionalización en cuanto a la producción a gran escala, nuestro colaborador Jose DT os cuenta todos los detalles en este artículo.
Contexto legal
Desde que en 1996 el Estado de California fuera el primero en regular la venta y el uso de cannabis con fines terapéuticos, se inició un efecto dominó, lento pero imparable, de Estados que han ido creando legislaciones favorables en la materia. A día de hoy, en todo el país hay 11 Estados donde es legal con fines recreativos y 33 Estados donde es legal para uso medicinal. A nivel federal no se ha producido ningún tipo de avance con respecto al uso terapéutico y recreativo, pero en lo que se refiere al uso del cannabis con fines industriales, conocido de forma común como cáñamo, sí se han generado legislaciones que han permitido una situación de completa legalidad en todo el país para los productores de este tipo de cannabis.
The agriculture act. of 2014 o 2014 U.S farm Bill, creada durante la presidencia de Barack Obama, fue la primera legislación que abrió una pequeña grieta en la férrea prohibición del cannabis a nivel federal en EEUU y permitió el uso de las variantes industriales para programas de investigación. Aun así, la mantuvieron dentro de la lista 1 de sustancias controladas junto a la heroína, la cocaína o las metanfetaminas entre otras, y por lo tanto, cualquier cultivo de cannabis industrial sin su respectiva licencia para la investigación tendría la consideración de delito. En The agriculture act. of 2018 o 2018 U.S farm Bill, creada durante la actual presidencia de Donald Trump, se incorporó la legalización a nivel federal del cannabis industrial, que pasó de estar en la lista 1 de sustancias prohibidas a conseguir un estatus de legalidad, y por lo tanto, a que se permitiera su cultivo por todo el país.
Sin embargo, el poder para la regulación de productos alimentarios y cosméticos con contenido de CBD pasó a manos de la FDA (Food and Drug Administration), organismo de ámbito federal que aún considera ilegal estos productos, generando situaciones totalmente diversas en cuanto a la disponibilidad de los mismos en los diferentes Estados, en función de su regulación interna, y bloqueando la posibilidad de comercio interestatal e internacional de estos productos.
Tipos de producciones cannábicas a gran escala
Producción de flor de THC
Estas producciones están restringidas a los Estados donde está permitido el uso recreativo o medicinal. Estas granjas están centradas en la obtención de flor de máxima calidad, tanto en sus cualidades organolépticas como en los niveles de THC. Esta flor se vende para fumable y se usa para la obtención de diferentes productos (extracciones, alimentos y bebidas con THC, líquidos para vapers, sprays sublinguales, etc.).
Producción de flor de CBD
Este tipo de producciones está permitida en todo el país, siempre y cuando no superen el límite establecido para el THC del 0,3%. Podemos dividirlas en dos tipos, que se definen en función del uso que se le da a la flor. Por un lado, tenemos las producciones para flor de boutique, denominadas así las flores usadas para el mercado de fumable de este cannabinoide, en las cuales se busca, como pasa con la flor de THC, una flor de alta calidad, con un contenido en CBD alto y unas cualidades organolépticas excelentes, y por otra parte están las producciones destinadas a biomasa. En estas producciones se usan variedades con unos criterios de selección inferiores con respecto a la calidad de la flor, pero más resistentes desde el punto de vista agrario. Son variedades generalmente más "cañameras" y se usan casi en exclusiva para la extracción del CBD.
Producción de flor de CBG
Las genéticas de CBG llegaron a EEUU durante el 2019, y aunque durante la pasada temporada no se establecieron grandes producciones de las mismas, estas genéticas han despertado un gran interés en el sector debido a las diferentes aplicaciones de las mismas en comparación con los demás cannabinoides, y la posibilidad de un mayor control para conseguir niveles bajos de THC. Hay varias empresas trabajando con estas genéticas a fin de poder servirlas para la temporada de exterior de 2020, en la que todo hace prever que se producirán también plantaciones para la producción de este cannabinoide en grandes extensiones por todo el país, pues al contar estas genéticas en la mayoría de los casos con contenidos de THC inferiores al 0,3% que establece la normativa, se pueden cultivar dentro de los parámetros legales del cannabis industrial.
Producción de semillas feminizadas de genéticas de CBD
La legislación agrícola desarrollada en 2018 con respecto al cáñamo, permitió en todo el país las explotaciones destinadas a la producción de variedades ricas en CBD, lo que creó en el mercado una enorme demanda de semillas feminizadas de alta calidad para este tipo de producciones.
Producción para otro tipo de usos industriales
Se trata de producciones de cáñamo para los usos industriales tradicionales, que son básicamente la fibra del tallo, para producción de tela, papel y multitud de materiales, y la semilla o cañamón para uso alimentario. Este tipo de producciones son minoritarias en el país, debido a la baja rentabilidad de las mismas con respecto a los otros tipos de producciones cannábicas legales.
Innovaciones agronómicas en el cultivo de cannabis de EEUU
Los diferentes modelos de granja productora de cannabis han ido diversificándose y evolucionando en los últimos años, especialmente tras la legalización a nivel federal del cáñamo, que ha generado el desarrollo de instalaciones agrarias diferentes a las que se venían utilizando habitualmente en el sector.
Modelo antiguo
En él se encuadran las granjas para producción de flor de THC que existen en el país, las cuales se han ido desarrollando a lo largo de las tres últimas décadas desde que empezaron las legalizaciones en los diferentes Estados, aunque desde los tiempos de la prohibición total existen las granjas de montaña, que generalmente se ubican en zonas remotas y de difícil acceso, tienen un nivel de tecnificación bajo y unas instalaciones básicas, que de forma habitual constan de invernaderos construidos a mano con PVC y madera, y pequeños interiores ubicados habitualmente en garajes o instalaciones similares dentro de la propiedad.
A pesar de la legalización, muchas de estas granjas se mantuvieron en un estatus de ilegalidad, mayormente por el ahorro económico que conllevaba evitar el coste de la licencia e impuestos que vinieron adheridos a la legalización, y también en parte por motivos culturales y de idiosincrasia propia de los farmers que han vivido durante décadas en el mundo de la ilegalidad.
La mayoría de granjas que empezaron a funcionar con la llegada de las legalizaciones estatales, cuentan con su licencia respectiva. Esta licencia, a parte del coste económico que conlleva, exige la construcción de un vallado perimetral de seguridad, de un sistema de videovigilancia, y de un protocolo para el control de acceso. Generalmente tienen un nivel de profesionalidad más alto, cuentan con invernaderos más tecnificados, construidos con estructuras de hierro galvanizado, suelos de hormigón, control climático y sistemas lumínicos de apoyo. Muchas de estas granjas también poseen grandes instalaciones de cultivo de interior, con potentes equipos lumínicos y de control de clima. En este tipo de granjas generalmente tienen una sistemática de trabajo mucho más profesional y se tiene un control máximo de los factores agronómicos relacionados con el cultivo. Esta modalidad de granja productora también se ha empezado a usar recientemente en algunos casos para producir flor de CBD de alta calidad para el mercado de flor de boutique.
Modelo nuevo
Dentro de esta nueva generación de granjas cannábicas que han aparecido al abrigo de los recientes cambios legislativos en los que se ha visto inmerso el cannabis industrial, cabe destacar dos tipos de modalidades:
Las granjas de producción de flor de CBD a cielo abierto
Este tipo es el que más ha prosperado con la nueva legislación de 2018. El coste de los permisos para estas es irrisorio en comparación con las licencias de THC, y esto ha permitido que se desarrollen explotaciones de gran extensión por todo el país, que en muchos casos superan el centenar de hectáreas. Hay zonas, como el sur de Oregón, donde el cannabis industrial se ha vuelto una parte más del paisaje del Estado, y se ha convertido en el producto agrícola más importante de la región. Esto ha introducido al colectivo de granjeros cannábicos de EEUU en una vertiente a la que no estaba habituado, la puramente agrícola, y ha traído consigo muchos cambios, el primero y más importante de todos, el cambio de trabajar con sustrato en lugar de trabajar en el suelo. Para este tipo de extensiones, el trabajo de los tractores y sus aperos para la labranza (subsolador, volteador, rotovator), es indispensable para una preparación adecuada del terreno y así evitar la compactación y conseguir una buena percolación. Estos trabajos, más las aportaciones de materia orgánica para mejorar textura, vida microbiana y contenido nutricional, son la base que marca la diferencia en cuanto a la calidad del suelo con el que trabajan en estas granjas. Otra de las labores importantes en estas granjas, y con la que anteriormente, al trabajar con sustrato y en ambiente cerrado, no tenían que lidiar los growers, es el control de las malas hierbas. Para ello están usando generalmente los métodos de cobertura de suelo más habituales en todo el mundo, el plástico PEBD (polietileno de baja densidad) negro, y las coberturas vegetales deshidratadas. El plástico es más barato de instalar y más efectivo de los dos, pero las coberturas vegetales son más ecológicas, aportan materia orgánica y ofrecen mejores condiciones de temperatura y respiración a las raíces. En algunas de estas granjas utilizan para la plantación el tractor con un apero plantador, y en algún caso este apero cuenta con un elemento de trabajo incorporado que permite la instalación y entierro de las tuberías de riego a la vez que realiza la plantación, lo que agiliza mucho el establecimiento del cultivo, pero solo pueden usarse en los casos en los que no se usa plástico PEBD para la cobertura, pues imposibilita el trabajo de este tipo de apero.
El cálculo erróneo con respecto a la extensión de los secaderos que necesitaban para el secado de la flor, ha hecho que parte de la producción se haya recolectado de forma tardía y en pésimas condiciones, y que gran parte de la cosecha nacional se haya quedado en el terreno sin recolectar por esta carencia de estructuras.
El crecimiento de este tipo de explotaciones ha sido enorme a lo largo del año pasado, quintuplicándose el total a nivel nacional según datos de Forbes, que arroja una cifra de 511.442 acres (206.973 hectáreas) en la pasada campaña. Sin embargo, hay que destacar que en un porcentaje importante de las mismas surgieron diferentes problemas que ocasionaron una reducción de las cosechas, la mayoría de ellos generados por la gestión de explotaciones por growers cannábicos sin experiencia agraria, o por granjeros sin experiencia cannábica, con sus respectivas carencias teóricas y prácticas. Esto generó, en muchos casos, retrasos en las instalaciones de los cultivos, problemas de compactación, percolación y drenaje por una mala gestión de los trabajos sobre el suelo, problemas nutricionales y de plagas por falta de experiencia con el cultivo, y el que más perjuicio ha generado en el sector, que es el cálculo erróneo con respecto a la extensión de los secaderos que necesitaban para el secado de la flor, lo cual ha llevado a que parte de la producción se haya recolectado de forma tardía y en pésimas condiciones, y que gran parte de la cosecha nacional se haya quedado en el terreno sin recolectar por esta carencia de estructuras para el secado.
A pesar de ello se consiguió una cosecha récord a nivel nacional, y es previsible que durante varios años se vuelva a batir este récord, debido a la creciente demanda de la flor de CBD y de sus productos.
Granjas muy tecnificadas para la producción a gran escala de semillas de CBD feminizadas
Surgieron ante la gran demanda de este tipo de semillas que se creó con la legalización del cannabis industrial. Estas instalaciones suelen estar conformadas por zonas de cultivo de interior o combinando estas con invernaderos. En cualquiera de los casos, tienen un nivel de tecnificación muy elevado, posiblemente el más alto que ha existido hasta el día de hoy en la industria cannábica. Cuentan con sistemas informáticos muy completos y complejos que pueden manejar al milímetro y de forma autónoma factores como el control climático, de riegos, nutrición, iluminación, etc. En estas granjas las zonas de cultivo de interior suelen estar equipadas con la última tecnología en equipo lumínicos, abundando los equipos de tipo LED y especialmente de tipo LEC (light emitting ceramic) conocido también como CMH (halogenuro metálico cerámico), reciente tecnología que, en comparación con los típicos equipos de alta presión de sodio o halogenuro metálico, es capaz de conseguir idénticas producciones consumiendo solo la mitad de energía y reduciendo el calor generado también a la mitad.
Las zonas de indoor en estas instalaciones suelen estar divididas en diferentes áreas para realizar las labores necesarias en el desarrollo y producción de genéticas, y cuentan como mínimo con áreas de conversión, caracterización, clonación y mantenimiento de madres. La forma habitual de trabajar en estas explotaciones es muy pormenorizada y profesional, contando en muchas ocasiones con protocolos específicos de trabajo, de limpieza y de seguridad, muy importantes en estas producciones, pues generan una dinámica positiva en la localización temprana de problemas y en la maximización de los beneficios.
La cantidad de semillas que se producen en cada ciclo en estas granjas es enorme, y para las labores necesarias para el procesado de la flor y el conteo de semillas cuentan con maquinarias muy avanzadas que primero separan en diferentes procesos la semilla de la flor, y discriminan la mayoría de semillas inviables. Posteriormente las cuentan, con maquinaria con capacidad para contar cientos de miles de semillas en unos pocos minutos con un margen de error ínfimo. Estas enormes producciones que se generan hacen de estas instalaciones las más lucrativas de todas las que han existido en torno al cannabis. Solamente un ciclo independiente puede genera varios millones de semillas, por lo que el potencial productivo por metro cuadrado supera lo nunca visto anteriormente en el sector, aunque requiere un nivel muy alto de capacitación y de profesionalidad, así como una inversión mucho más fuerte que en cualquier otro tipo de producción.
El mercado estadounidense del cannabis ha demostrado una gran adaptabilidad y, a pesar de que tiene que lidiar constantemente con la administración federal, va avanzando pasos, logrando mantener un excelente posicionamiento a nivel global y consiguiendo tener un lugar cada vez más importante entre los productos agrícolas del país.
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