Una ciudad del norte de Inglaterra abre la senda hacia la legalización: los policías dejarán de perseguir el autocultivo

Los amantes del cannabis de Durham, en Inglaterra, ya no serán vigilados por la policía en caso de que cultiven hierba para su propio consumo. Las fuerzas de seguridad del territorio han valorado que, a pesar de que esta actividad aún no se ha legalizado, no debe tener prioridad en sus tareas.

Las fuerzas de seguridad de la ciudad solo actuarán contra quienes consumen cannabis en caso de que reciban quejas de terceras personas o de que se descubra algún acto que vaya más allá de lo normal. Sin embargo, lo relacionado con uso y cultivo privado no se perseguirá de forma activa.

El comisario Ron Hogg dijo ser consciente de que esta cuestión puede derivar en un debate nacional e incentivar al gobierno a cambiar su política relacionada con la marihuana; tanto él como Mick Barton, su jefe de policía, apoyan la despenalización de la hierba. Por otra parte, considera que sería necesario poner en marcha un programa que trate de forma "justa y medida" a quienes disponen de pequeñas cantidades de cannabis.

Esta cuestión, sin embargo, ha alarmado a quienes se oponen a la legalización de la hierba, pues consideran que se está enviando un "mensaje equivocado". David Raynes, de la Alianza Nacional de Prevención de Drogas, ha declarado que no es necesario hacer pública una decisión como esta porque cree que servirá para animar a más gente al consumo. Hogg ha explicado que la única intención es centrarse en la persecución de problemas mayores.

A pesar de que los activistas británicos ven la iniciativa como un paso hacia la despenalización, las autoridades han querido dejar claro que continuarán teniendo en el punto de mira aquellos lugares que comercializan con la planta y cualquier otro aspecto asociado a la producción que pueda suponer delito.