La ciencia explica el estrecho vínculo entre el café y el cannabis

Muchos usuarios de marihuana aseguran que, después de fumar una Sativa, consiguen lo mismos efectos que después de beber café. Son dos placeres, de mañana o de tarde, que nadie quiere dejar de lado. Su relación, según la ciencia, es más estrecha de lo que se piensa: el secreto del vínculo está en la raíz de todo o, en otras palabras, en las plantas de las que ambos productos provienen.

Tanto una como otra son derivados de plantas con elementos que, al descomponerse, causan reacciones fisiológicas muy parecidas. Pueden activar al sujeto, generar efectos eufóricos (aunque en el caso de la hierba, depende del tipo) y, además, producir la misma sensación agradable de placer.

Según estudios de la Universidad Estatal de Ohio y del Instituto Nacional Sobre el Abuso de las Drogas, se trata de algo que también tiene que ver con cómo esos compuestos derivados de las plantas funcionan sobre el cerebro y sobre el sistema nervioso. El café contiene una sustancia química que actúa en este órgano imitando la acción del componente psicoactivo de la marihuana.

Los investigadores han explicado que cuando alguien comienza a beber café siente euforia y sigue bebiéndolo, aumentando las dosis para conseguir los mismos efectos que al principio. Es en ese proceso cuando la cafeína estimula el sistema neurotransmisor de la marihuana y hace que la persona necesite una cantidad mucho más grande de la bebida para notar sus efectos.

Además, los investigadores han descubierto que cada uno de los productos se complementa con el otro: cuanto más café con cafeína bebe un usuario de cannabis más cantidad de marihuana consumirá, mientras que cuanta menos cafeína del café consuma, menos fumará. De alguna forma los componentes de la bebida 'animan' a tomar la hierba a quienes están acostumbrados a ello. En todo caso, la cafeína aumenta el efecto de la propia marihuana.