- África ocupa el segundo lugar después de América en términos de producción y consumo de marihuana, según el Informe Mundial sobre Drogas 2019 de las Naciones Unidas.
- A pesar de ser ilegal en la mayoría de los países, la planta se sigue cultivando ampliamente por motivos culturales o sociales.
- Esta experiencia de cultivo, unida a la condiciones climatológicas y a la mano de obra barata, han colocado a África en el punto de mira de los inversores, que ven al continente como el próximo granero mundial del cannabis medicinal.
África es un mercado que suele pasarse por alto en el panorama mundial del cannabis por varios motivos, como la ilegalidad de la planta en todo el continente y las malas condiciones económicas de muchos países africanos. Pero es un lugar con el potencial de convertirse en un enorme mercado de cannabis medicinal a largo plazo, debido a la gran población y al clima favorable, que hace que el cultivo de esta planta sea más fácil que en la vecina Europa.
Un informe de la consultora Prohibition Partners sugiere que para 2023, el mercado del cannabis en África podría alcanzar los 7.100 millones de dólares (6.300 millones de euros). La mayor parte de este valor se asigna al mercado recreativo, siendo la estimación del mercado medicinal mucho menor: alrededor de 800 millones de dólares (710 millones de euros) y alrededor de 420.000 pacientes.
La ONU estima que en África se producen cada año más de 38.000 toneladas de cannabis, lo que resulta en un mercado negro de lo más lucrativo. Solo en Marruecos, y según la Red de Marruecos para Uso Industrial y Medicinal del Cannabis citada por Prohibition Partners, la industria clandestina del cannabis está valorada en 10.000 millones de dólares (8.800 millones de euros) y emplea a 800.000 personas.
De los 54 países del continente africano, solo tres (Lesoto, Sudáfrica y Zimbabue) permiten el uso médico de la marihuana, mientras que Zambia está esperando a promulgar una ley que lo permita. También Malawi es el último país africano en considerar la legalización del cannabis terapéutico, ya que su industria tabacalera, su mayor fuente de divisas, ha disminuido mucho debido a las campañas contra el tabaco.
Pero ningún país africano tiene una legislación clara que permita el uso recreativo. Por ejemplo, en Sudáfrica, el uso recreativo es ilegal, pero el cannabis se ha despenalizado para el cultivo y consumo privado. En Egipto, el uso recreativo es ilegal, pero tolerado. En Marruecos, aunque también es ilegal, a menudo no se cumple la prohibición del uso médico y recreativo. En otros países, como Ghana y Nigeria, el cannabis se cultiva ilegalmente pero masivamente, generalmente para la exportación a otros países del entorno.
Aún así, soplan vientos de esperanza desde la parte más meridional del continente. Y es que el primer país que permite el cultivo legal es Lesoto, una pequeña nación montañosa sin litoral que tiene un clima favorable, agua abundante y suelo fértil para el cultivo del mejor cannabis medicinal.
Lesoto
Lesoto es una monarquía constitucional sin salida al mar, completamente rodeada por Sudáfrica, con una población de 2 millones de habitantes. El cultivo de cannabis está arraigado en su cultura, pues se estima que alrededor del 70 % del cannabis que llega a Sudáfrica se cultiva en los campos del reino. Pero Lesoto, en particular, ha atraído la atención de los inversores extranjeros debido a la posibilidad de cultivar cannabis para la exportación.
Solo en Marruecos, la industria clandestina del cannabis está valorada en 10.000 millones de dólares y emplea a 800.000 personas.
En 2017, el Reino de Lesoto fue la primera nación africana en legalizar el cultivo y la exportación de cannabis medicinal, lo que permitió que muchos agricultores que anteriormente cultivaban para el mercado negro vieran legitimada su actividad. Con compañías internacionales que buscan producción de bajo coste y el gobierno implementando las condiciones adecuadas, Lesoto espera utilizar la ventaja del pionero para ayudar a impulsar el empleo local y la inversión internacional. Así, después de que se otorgaron las licencias iniciales en 2018, varias firmas internacionales obtuvieron rápidamente el derecho al cultivo a través de una serie de adquisiciones.
El año pasado, la canadiense Canopy Growth Corp. adquirió Daddy Cann Lesotho, que tiene una licencia para cultivar, fabricar y exportar cannabis por un acuerdo valorado en casi 30 millones de dólares. También la canadiense Supreme Cannabis es propietaria de Medigrow Lesotho, un productor de aceite de cannabis.
Ahora, la empresa con sede en Toronto White Sheep Corp. ha iniciado una instalación de cultivo de cannabis en las afueras de la capital Maseru con capacidad para producir 58.200 kg al año, una vez que esté completamente operativa.
De esta manera, Lesoto está a punto de convertirse en uno de los primeros proveedores mundiales de cannabinoides para la exportación mundial, gracias a su gran altitud, la baja humedad y el clima soleado, además de por la estabilidad política, la postura pro cannabis y la fuerza laboral con experiencia de sus habitantes.
Zimbabue
Zimbabue se convirtió en el segundo país de África en legalizar el cultivo de cannabis con fines médicos y científicos en abril del 2018, también con la esperanza de aprovechar una industria millonaria. El ministro de salud afirmó que las personas y las empresas podrían solicitar licencias de cinco años, que permitirían cultivar, transportar y vender cannabis, aunque solo se podrá importar y exportar productos desde el Aeropuerto Internacional Robert Mugabe.
Pero apenas dos meses después del anuncio, los funcionarios de Zimbabue detuvieron el proceso de concesión de licencias después de que el gobierno recibiera más de 350 solicitudes que ofrecían estimaciones muy diferentes sobre cuánta tierra se necesitaría para cultivar cannabis y cuánto dinero se podría obtener de las parcelas.
Actualmente Zimbabue ha reanudado el proceso y está a punto de otorgar licencias a 37 productores. De hecho, en mayo de 2019 se aprobó la primera granja legal de cannabis de la nación: un cultivo de 10 hectáreas en una prisión (la multinacional Ivory Medical se hizo con esta primera licencia). Se eligió esta prisión debido a su alta seguridad, e Ivory planea expandir los cultivos en 80 hectáreas más. La empresa está arrendando el espacio al gobierno.
Ahora las cosas pueden cambiar. Aunque todavía son incipientes los cambios legislativos en Zimbabue, la concesión de la primera licencia de cannabis medicinal les permitirá demostrar los múltiples beneficios de la planta tanto para su consumo como para las economías locales. Algo que, sin duda, podría garantizar un futuro mejor a sus habitantes.
Sudáfrica
El caso contrario puede darse en Sudáfrica, que mira hacia su mercado interno de 60 millones de habitantes. Sudáfrica despenalizó el cultivo y consumo privado y legalizó el cannabis medicinal en febrero de 2017, pero hasta principios de este año no ha empezado a conceder licencias para cultivar cannabis para uso médico. A pesar de esto, los productos terapéuticos con CBD están disponibles en Sudáfrica, aunque casi todo el mercado se encuentra fuera de los canales legales.
Pero un reciente cambio en la Ley de Medicamentos de Sudáfrica significa que el país es el primero en África en forjar un mercado aprobado por el gobierno federal para comercializar CDB sin receta.
En Sudáfrica, el uso recreativo es ilegal, pero el cannabis ha sido despenalizado para el cultivo y consumo privado.
Hasta hace poco, el CDB se consideraba una sustancia de la Lista 7 de medicamentos, que incluye sustancias como la heroína. Ahora el Departamento de Salud ha dado un giro al crear un espacio significativo para que los productos de CBD se vendan a los consumidores. A partir del 23 de mayo de 2019, el CBD pasa a la Lista 4 de medicamentos (los que se pueden vender con receta) y todos los productos que contienen una dosis máxima diaria de 20 mg. de CBD y están destinados a mejorar la salud en general están exentos de las regulaciones de la Ley de Medicamentos.
En otras palabras, los productos de CBD que contienen menos de 20 mg. para una dosis diaria se considerarán productos de venta libre y pueden comercializarse abiertamente en farmacias, tiendas y otros puntos de venta.
Todos los productos que contienen una dosis diaria de más de 20 mg. de CBD seguirán siendo considerados una sustancia programada en la Lista 4 de la Ley de Medicamentos y requerirán una receta para venderse solo en farmacias.
Este cambio tiene implicaciones en el uso comercial del CBD para la fabricación de otros productos, incluidos alimentos y alcohol. Y es música para los oídos de los proveedores de CBD para el sector consumo, lo que les brinda la oportunidad de introducir sus productos en Sudáfrica con mayor facilidad.
Si bien estos cambios significan que el Departamento de Salud ha relajado la regulación del CBD, la exención se aplica solo por un año, lo que indica que el gobierno está adoptando un enfoque de esperar y ver, antes de comprometerse firmemente a una posición política respecto al CBD.
El reciente cambio del estado legal del CBD, junto con la emisión de las tres primeras licencias para cultivar cannabis para uso médico a principios de este año, marcan una perspectiva cambiante sobre el papel del cannabis en Sudáfrica que, con suerte, allanará el camino para la expansión del mercado medicinal en un futuro próximo.
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