- Veinte variedades anónimas sobre la mesa, un bong bien limpio, botellas de agua para refrescar la garganta y mucho, mucho control sobre las sensaciones que te provoca cada calada.
- Asistimos a la cata de variedades de la III Copa Cannábica Expogrow 2014 (que se fallará el domingo día 14 de septiembre) con los gladiadores del humo de Dinafem.
- Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo.
Lo primero que sorprende al entrar en el lugar donde se realiza la cata es el extremado orden de los elementos implicados en la misma, con especial preponderancia de las veinte variedades que la organización ha remitido a los distintos jueces de esta III Cannabis Cup Expogrow. La Copa, por primera vez, convierte a los propios participantes en jurado; y serán ellos los que puntuarán a los diferentes bancos a ciegas, menos al suyo propio.
En cualquiera de las categorías (Mejor Sativa o Indica) se analizan cogollos de 1 gramo de peso, catalogados cada uno con un número anónimo y envasados en bolsitas de plástico individuales. También habrá premios para la mejor extracción (con y sin disolvente) y para la mejor genética autofloreciente.
Pero, ¿qué es lo que se suele considerar para definir cuál es la mejor muestra para un jurado?
1- Examen visual:
Tacto, compacidad, color uniforme… muchos son los condicionantes visuales que influyen en el aspecto de un cogollo campeón. Desde principios básicos, como que la muestra no tenga presencia de semillas, plagas u hongos, hasta que esté bien cubierta de resina o que venga con un manicurado de peluquería. Y es que las hojas secas pueden dar mucha información sobre el tipo de cultivo realizado.
Para analizar todos los parámetros visuales, los jueces se ayudan de una lupa o, también, de fotografías en alta resolución tomadas ad-hoc, para hacer zoom en los recovecos más profundos de la hierba. Y tienen mucho ojo con esas pequeñas flores macho que a veces se cuelan y que se conocen como "plátanos" o "bananas", por su distintiva forma y color.
Aquí os mostramos unas fotos de algunas muestras participantes en la categoría de mejor extracción (con y sin disolvente), un mundo aparte en cuestiones de análisis visuales.
2- Examen olfativo:
El olor es la piedra de toque que decidirá si ese aspecto inicial del cogollo lo hace candidato para alzarse con el triunfo final. Aunque aquí lo que más influye es la percepción personal del propio juez y sus gustos (y para gustos, los olores). Pero con algunas generalidades. Por ejemplo, que debe haber una concordancia entre lo que se ve y lo que luego sabe; por eso el olor debe ser el nexo de unión para lograrlo, con un aroma homogéneo, penetrante, intenso…
Aunque también debe desmarcarse de los demás contrincantes en los matices, en la presencia de distintos terpenos, en un olor dividido en varias partes diferenciadas durante su manipulado. Por eso los jueces abren la bolsa, mueven la muestra repetidas veces, la aprietan un poco y hasta la vuelven a oler una vez pasada por el grinder, para obtener el máximo de sensaciones olfativas posibles. Es aquí donde se definirá la nota final del olor antes de volcar el contenido al grinder para su combustión.
3- Examen gustativo:
Se trata del momento crucial de la cata. Se vuelca el grindado en un papel blanco para inspeccionar posibles contaminaciones o partículas que puedan empañar las caladas, se carga (en este caso) el bong con las mejores trazas y se enciende el fuego. A continuación, se aspira la primera bocanada de humo con solemnidad casi religiosa. Si lo que se está juzgando es hachís, en este caso se utiliza una varilla de cristal previamente calentada con un soplete de mano.
Y aquí cada maestrillo tiene su librillo para sacar el máximo partido a las bocanadas: fumar y exhalar por la boca, por la nariz, por ambas vías a la vez, aguantar el humo durante interminables segundos… lo que el experto considere necesario para obtener la sensación más completa de sabores y efectos.
Porque si una muestra es muy potente hay que notarlo, al igual que se nota el carraspeo propio de los cultivos muy abonados, que pican como diablos. O el color del humo, su densidad, su presencia. O incluso la ceniza, que puede dar muchas pistas sobre la vida de la planta. También la observación de la propia combustión es tenida en cuenta: que no suelte muchas chispitas, que tenga un quemado uniforme…
A partir de ahí se hace el silencio y cada juez emite su voto de sabor, que se unirá a los dos guarismos anteriores (aspecto y olor) para configurar la puntuación final de la variedad en liza. Este procedimiento se repite para el resto de variedades participantes. Os dejamos con un video donde hemos intentado resumir este proceso, tanto para la cata de hierba como las extracciones de hachís. ¡Bon appétit y que gane el mejor!
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