- Si todo va según lo previsto, las farmacias uruguayas que lo deseen venderán marihuana a partir de abril de este año 2017. Se pondría así fin a un largo periplo desde que la legalización del consumo y autocultivo se aprobara en 2013.
- La entidad reguladora del país sudamericano y los puntos de venta ya han concretado los detalles finales, tanto los precios para el público como la necesidad de un botón del pánico. Pero mientras la distribución plena no se consigue, el tráfico ilegal de marihuana sigue enriqueciendo a quienes la comercializan a espaldas de las autoridades.
Uno de los países pioneros en la regulación de la marihuana (Uruguay legalizó el consumo y el autocultivo a finales de 2013) se encuentra en un momento decisivo. Más de tres años después de aprobarse en el Senado la Ley de Regulación y Control del Cannabis, y después de numerosas vueltas burocráticas, parece que a partir de abril de este 2017 las farmacias podrán por fin vender marihuana. Se sumarían así a los clubes de cannabis que existen en todo el país y a quienes ya cultivan en casa, que actualmente alcanzan un número de 6.235 cultivadores individuales y 38 clubes en todos el país, que pueden tener un máximo de 45 integrantes y mantener un cultivo de hasta 99 plantas.
En diciembre de 2016, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, anunciaba que la venta de cannabis en farmacias se retrasaba una vez más hasta 2017. A comienzos de año, el Gobierno justificó las demoras en unos análisis químicos que debían hacerse y aún no habían finalizado. Semanas más tarde, ya en febrero, Vázquez dijo que "en el trascurso de este año, sobre mitad de año, vamos a estar en condiciones de aplicar en su totalidad la ley".
Un botón del pánico
Hace solo unos días, el vicepresidente del Centro de Farmacias del Uruguay, Alejandro Antalich, explicó en una entrevista que las farmacias ya están preparadas para comenzar la venta y que incluso han puesto en marcha un plan de botón del pánico. Dicho protocolo de seguridad, reclamado por los establecimientos para acceder a vender cannabis, los conecta con el servicio de emergencias del Ministerio del Interior y busca ahuyentar a ladrones o narcotraficantes que quisieran hacerse con el producto del local. Cuando el personal de la farmacia lo active, la señal llegará a la unidad central y a las unidades móviles policiales cercanas.
El gremio llevaba tiempo pidiendo un botón como este por problemas de seguridad, ya que eran habitual los robos agresivos en sus locales y se temía por la integridad de los trabajadores. El proyecto cannábico ha acelerado su instalación. De hecho, no hará falta vender marihuana para tenerlo instalado de manera totalmente gratuita. Además de este dispositivo, las farmacias también contarán con un lector de huellas dactilares para comprobar la identidad de los usuarios inscritos en el registro y cuánta marihuana pueden adquirir.
Según explica Antalich, las farmacias también pidieron que la venta fuera voluntaria. Así, a tenor de sus datos, una decena de este tipo de establecimientos ofertarán cannabis en el país, cuando el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCAA) comience a distribuir el registro de consumidores, que deberán ser exclusivamente ciudadanos uruguayos o tener varios años de residencia en la nación, para así evitar el turismo cannábico. El farmacéutico también ha cuestionado los beneficios de la venta, debido al precio fijo que tendrá la marihuana y a la necesidad de que los clientes se inscriban en el IRCAA.
En los primeros meses, el IRCAA distribuirá solo una pequeña cantidad de marihuana para comprobar cuál es la aceptación. Las farmacias podrán tener hasta dos kilos de cannabis psicoactivo (no médico), a razón de 10 gramos semanales por persona y 40 gramos mensuales. Cada 15 días las farmacias verán repuesto su servicio. Ya existen dos compañías, Iccorp y Symbiosis, produciendo marihuana para suministrar a las farmacias en cuanto la venta se materialice. Lo hacen en unos terrenos del Estado, a 100 kilómetros de Montevideo, y con la protección de las fuerzas de seguridad nacionales. De momento, cada una de las dos compañías ha generado dos toneladas, que deberían bastar para el primer envío a farmacias y que ya han sido curadas y secadas. El precio del gramo será de 1,30 dólares (1,22 euros).
Luchando contra el mercado negro
La venta en farmacias trae consigo un avance en la lucha contra los narcotraficantes. Todavía, a pesar de que ya se permite la existencia de los clubes de fumadores y el autocultivo medicinal, siete de cada diez consumidores de marihuana se hace con ella en el mercado negro. De hecho, entre las razones por las que se legisló están la lucha contra esta industria ilegal, cuyos beneficios anuales se estiman entre los 30 y los 40 millones de dólares (28,2 y 37,61 millones de euros) y el alejar a los consumidores de lugares de venta callejera, muy peligrosos. En un país de 3,3 millones de habitantes, se estima que entre 135.000 y 200.000 personas son consumidoras de cannabis.
El retraso en la venta de cannnabis legal hace que todavía mucha gente acuda a este mercado negro. Existen expertos independientes que creen que, por ello, una vez que se implante la venta en farmacias aún quedaría un largo camino por recorrer hasta conseguir su completa erradicación. "El mercado legal se desarrollará poco a poco, pero mientras crece, la demanda permanece y, ya que el mercado legal no puede satisfacerla, se mantiene con el mercado ilegal", ha dicho Marcos Baudeán, profesor de la Universidad ORT de Uruguay.
A comienzos de marzo, el mismo director de la Policía Nacional, Mario Layera, explicaba en una entrevista que el tráfico no había descendido: en 2016 incautaron 4,3 toneladas de producto importado, frente a las 2,5 de 2015.
Los otros frentes abiertos
Mientras se espera el anuncio oficial del comienzo de las ventas, la marihuana sigue estando de actualidad en Uruguay. Además de la información que aportó Layera, recientemente la Asociación de Estudios del Cannabis de Uruguay (AECU) pidió que también se regularan los comestibles con marihuana, psicoactiva o no, así como la distribución de licencias para comercializar marihuana medicinal para la exportación a otros países, como Alemania, Italia o Canadá, así como para realizar nuevos estudios en torno a sus propiedades terapéuticas.
Mientras tanto, el presidente de la Junta Nacional de Drogas del país, Juan Andrés Roballo, ha defendido ante la ONU la política de Uruguay y pidió al organismo que cambiara el "paradigma prohibicionista y represivo" hacia el cannabis. La ONU ya advirtió en su informe 2016 que un mercado regulado del cannabis va contra los tratados de fiscalización de drogas a los que Uruguay se adhirió y que se limitan "exclusivamente a los estupefacientes con fines médicos y científicos".
De esta forma, la pequeña nación se une a otros países latinoamericanos, como Colombia y México, que también han aprobado normas para la regulación del cannabis y que han pedido al organismo supranacional mundial que actualice su política contra este tipo de sustancias.
Alejandro Antalich, vicepresidente del Centro de Farmacias del Uruguay, cree que "ya no hay marcha atrás" y que este será, por fin, el momento en el que la marihuana comience a venderse en las farmacias uruguayas. Han sido muchos los anuncios de fechas y ahora solo queda que esta sea por fin la definitiva. Los próximos meses, sin lugar a dudas, serán decisivos.
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