Un relato en primera persona sobre la necesidad del cannabis terapéutico en Francia

Esta es la pequeña historia de Marie Borrel, una escritora y periodista francesa, directora de una revista sobre medicina alternativa, que se pregunta por qué el cannabis sigue siendo ilegal en su país. A pesar de las restricciones políticas, ella lo consumió para aliviar los devastadores efectos secundarios de la quimioterapia en su lucha contra el cáncer. Gracias a la marihuana sus vómitos, cansancio y dolor disminuyeron considerablemente y el apetito y el sueño volvieron de nuevo.

Solo necesitó una semana para que los efectos del tratamiento se doblegaran a los beneficios del cannabis. Su relato queda recogido en el libro 'Médi Cannabis, comment j'ai surmonté mon cancer grace au cannabis' ('Médi Cannabis. Cómo he superado mi cáncer gracias al cannabis'), del que es autora. En él asegura que recibió apoyo de su familia y que tanto los médicos como las enfermeras fueron comprensivos con ella y nunca intentaron convencerla de que dejara la medicina alternativa.

Cuando tras cinco meses su tratamiento finalizó, no pudo dejar de pensar en la gran cantidad de personas que sufren enfermedades y se tratan con fuertes ansiolíticos, antidepresivos, analgésitos o somníferos. Enfermos que no pueden acceder a una planta medicinal antigua, eficaz y permitida para fines terapéuticos en muchos otros países como Israel, Canadá, Estados Unidos o República Checa.

Borrel hace una llamada a los franceses y explica que la planta suele utilizarse en un entorno clínico supervisado, con personas que sufren enfermedades específicas, y que cientos de investigadores de todo el mundo han publicado resultados positivos sobre los efectos medicinales de la hierba.

Por tanto, cree que la ciencia y la medicina evolucionan mucho más rápido que las actitudes y los temores de algunos. "¿Por qué?", se pregunta. "Hasta la fecha no he encontrado una respuesta satisfactoria. Mientras tanto, los pacientes continúan sufriendo", sentencia.