- Son una herramienta fundamental para el cultivo de cannabis, pero el uso de productos químicos puede afectar la salud de los consumidores y el medio ambiente.
- En un marco que tiende hacia la legalización, el debate se centra en garantizar el cuidado de las plantas frente a insectos y otros riesgos, sin que ello suponga un perjuicio para las personas.
- En California y Colorado ya han legislado sobre ello.
En aquellos lugares en los que se ha legalizado la marihuana, el uso de pesticidas para el cultivo de cannabis es una preocupación para las autoridades. Así ha ocurrido en California y Colorado, donde existe un debate sobre qué productos debían autorizarse y cuáles no para el tratamiento de las plantas. Y es que donde el cultivo del cannabis no está permitido es frecuente que los pesticidas y fungicidas se utilicen sin control, con el daño correspondiente para el agua, el entorno natural y la salud de los consumidores.
Con la legalización, California ya ha avanzado que toda la marihuana legal se someterá a pruebas de laboratorio, con el objetivo de descartar la existencia de residuos de algunos de los 66 pesticidas que la Oficina de Control de Cannabis ha incluido en una lista de productos prohibidos. Uno de los problemas más difíciles de superar es la contaminación por productos que se utilizan en cultivos cercanos; así, no hay garantía siquiera de que las plantas cultivadas de forma orgánica cumplan las obligaciones. Los estándares impuestos al cultivo de la marihuana son más altos que para otros.
El cannabis como referencia ecológica
En cualquier caso, en todos los lugares donde la marihuana es legal, la tendencia es apostar por los productos menos dañinos para el ser humano. En este sentido, los pesticidas químicos son considerados una amenaza, con riesgos potenciales tanto si la planta tratada se fuma, se vapea o se aplica tópicamente.
El riesgo más evidente del uso de pesticidas químicos en el cultivo cannábico es que los efectos de estos productos, así como los estudios que se realizan sobre su potencial riesgo para la salud de las personas, se centran únicamente en la ingesta. Frente a ello, hasta la fecha ninguna investigación ha esclarecido qué pasa exactamente cuando se fuma marihuana que haya sido fumigada con productos peligrosos. Por tanto, desconocemos por completo los efectos secundarios.
Esta preocupación en el sector del cannabis ha promovido un debate en todo el sector agrícola estadounidense, ya que los expertos afirman que los pesticidas químicos siguen siendo los más utilizados. Por ello, cualquier producto agrícola, entre ellos los alimentos, pueden estar contaminados con sustancias químicas dañinas para los consumidores. Así ocurre con los herbicidas químicos como el glifosato, el ingrediente activo del Roundup de Monsanto/Bayer (el herbicida más vendido del mundo) y que los investigadores rastrearon recientemente en productos alimenticios comunes. Su uso generalizado además ha provocado que las malas hierbas desarrollen resistencia a ese compuesto.
La administración federal no ha elaborado una aprobación específica para los pesticidas, pero sí existe en algunos estados, como California y Colorado, que han señalado qué métodos resultan aceptables y cuáles no, según su legislación. Entre los métodos más seguros están el ácido cítrico y el azufre, así como numerosos bioplaguicidas, que utilizan microorganismos vivos y ciertos químicos naturales para combatir las plagas de las plantas.
Los bioplaguicidas son compuestos naturales no sintéticos que tienen características de pesticidas. La EPA (la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos por sus siglas en inglés) reconoce tres tipos diferentes de biopesticidas: pesticidas microbianos, que utilizan microorganismos bacterianos o fúngicos; protectores incorporados a la planta (PIP), material genético con características pesticidas que pueden incorporarse en una planta; y pesticidas bioquímicos, sustancias naturales que pueden acabar con las plagas a través de mecanismos no tóxicos.
Los bioplaguicidas funcionan
Existen ejemplos de bioplaguicidas que son efectivos y que en muchos casos funcionan mejor que los pesticidas químicos. Su efectividad se basa en que los productos biológicos actúan de múltiples modos, lo que aumenta sus posibilidades de éxito sin afectar a otros organismos que no son dañinos, como las abejas. Cuanto más a menudo use un solo modo de acción con un pesticida, mayor será el riesgo de que las plagas desarrollen resistencia a ese pesticidad. Otro factor es que los productos biológicos pueden emplearse simultáneamente o para tratar diferentes plagas. Además, ya que estos productos contienen bacterias cuidadosamente seleccionadas y minerales naturales, suponen una ventaja cuando se usa la marihuana para el tratamiento de enfermedades.
Cuanto más a menudo se use un solo modo de acción con un pesticida, mayor será el riesgo de que las plagas desarrollen resistencia.
El primer biopesticida se comercializó hace 70 años, y su uso nunca dañó el entorno ni la salud de las personas. Las evidencias han hecho que la aprobación de estos productos por parte de la Agencia de Protección Ambiental se haya agilizado, aunque no es fácil. Esto sugiere que la aparición de innovaciones y nuevos productos va a ser constante gracias al aumento de la demanda de cannabis.
Esto, por una parte, va a permitir a las empresas que comercializan estos productos obtener grandes ingresos para consolidar su negocio y seguir experimentando. Por otra, las autoridades estarán cada vez más atentas para que el consumo resulte tan seguro como sea posible. Todo este proceso repercutirá en otros cultivos, lo que ayudará a que la agricultura estadounidense gane en sostenibilidad y resulte menos perjudicial para el ser humano y para el entorno.
Alternativas para los pequeños productores
Para los pequeños productores que cultivan para consumo propio existen alternativas con las que evitar los productos químicos dañinos. Una estrategia es la de realizar cultivos asociados, que consiste en cultivar plantas beneficiosas cerca de las de marihuana. Estas plantas actúan de diferentes formas para protegerlas contra insectos que quieran devorarlas. Por ejemplo, la albahaca sirve para ahuyentar a mosquitos y pulgones, mientras que el cilantro repele a los ácaros y a los pulgones.
También colocar plantas de tabaco cerca del cultivo de cannabis puede tener beneficios. Estas plantas actúan como una suerte de cebo natural que funciona de forma efectiva contra las plagas, ya que sus grandes hojas resultan muy atractivas para, por ejemplo, la mosca blanca que, atraída por la nicotina, cae directa en la trampa (la nicotina es una sustancia que actúa como veneno contra los parásitos y acaba matándolos).
Otra alternativa es el control biológico de plagas utilizando insectos beneficiosos, que protegen al cannabis de otras especies. Esta práctica biológica es bastante utilizada entre los cultivadores y los insectos se pueden comprar en tiendas especializadas. El método no es nuevo y viene de lejos: como muchos jardineros ya saben, por ejemplo las mariquitas son muy útiles a la hora de deshacerse de los áfidos, más conocidos como pulgones. Para atraerlas y que te ayuden en tu cultivo, puedes cultivar plantas que las atraen, como el eneldo o el hinojo.
Existen alternativas con las que evitar los productos químicos dañinos, mejorando la calidad y la experiencia del consumo.
También existen microorganismos fundamentales para la salud de los cultivos, que viven en el suelo y que generan procesos biológicos que ayudan a la planta a protegerse y sobrevivir. Contribuyen a la descomposición de la materia orgánica, lo que significa facilitar los nutrientes para la planta. Uno de ellos es el nematodo depredador, un minúsculo organismo que se encuentra en el suelo y ataca a cualquier posible enemigo de la planta sin perjudicarla, como a los nematodos fitoparásitos, que se alimentan de las raíces.
Por último, los hongos micorrizas pueden formar una buena simbiosis con la planta, en una relación donde los dos se benefician. Estos hongos ayudan a que la planta acceda de forma efectiva a los nutrientes, mientras que ellos reciben los exudados azucarados.
En definitiva, conforme la regulación avanza también lo hacen los pesticidas que miran por la salud de la planta y de las personas. La experiencia de California y Colorado demuestra que pronto veremos un mayor mimo en el uso de estos productos, que repercutirá en la calidad final de la marihuana.
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