- Iceers es una organización dedicada a la estudio y divulgación de información sobre el uso medicinal de plantas tradicionales como el cannabis, la ayahuasca o la iboga.
- Esta celebró recientemente un seminario sobre cannabis medicinal en Barcelona, que reunió a pacientes, padres de niños enfermos, representantes de clubes cannábicos, profesionales del sector y médicos, que compartieron sus experiencias y conocimientos prácticos al respecto.
- Aprovechamos la ocasión para entrevistar al Dr. Mariano Garcia Palau, especialista en tratamientos con cannabinoides y uno de los ponentes del seminario, que nos habló de las posibilidades terapéuticas del cannabis y de la situación legal en España.
Usted utiliza los tratamientos con cannabinoides para curar las enfermedades de sus pacientes. ¿Cuándo empezó a trabajar con el cannabis en su práctica médica? ¿Por qué?
De entrada, deberíamos decir que los tratamientos con cannabinoides no curan ninguna enfermedad a día de hoy. No se ha comprobado científicamente que los cannabinoides curen ninguna patología. Es la misma situación que la mayoría de fármacos que empleamos habitualmente en la medicina "convencional", mejoran la sintomatología o la enfermedad, pero sin erradicarla o curarla. Los antibióticos son una excepción; sí que realmente curan infecciones, aunque no siempre son efectivos.
Los cannabinoides son muy interesantes por su baja toxicidad y su espectro de acción sobre síntomas o patologías muy diversas. Su uso es seguro y los efectos secundarios que pueden aparecer, son previsibles y fácilmente solucionables. Esta es la gran ventaja que aportan los cannabinoides como moléculas activas. También la de los terpenos que encontramos en el cannabis y nos aportan sus efectos terapéuticos también. Son moléculas con la misma estructura química que los cannabinoides, que no dejan de ser terpeno fenoles.
¿Por qué hoy en día el paciente se siente estigmatizado en un país donde el uso de esta planta está muy extendido?
Realmente hay bastantes consumidores habituales en España. Las cifras varían con la edad, pero es posible que hablemos de un 11% de población por debajo de los 30 años de edad que en el último año han consumido cannabis. Los usuarios terapéuticos se podrían cuantificar en unos 150.000 pacientes, que sólo hacen uso terapéutico del cannabis. La información sobre cannabis es aún incorrecta y muy sesgada, hay una percepción social todavía relacionada con el concepto "droga".
Pensemos también que, en la televisión pública española, se habla de "alcohol y drogas", lo cual nos indica la más absoluta falta de cientifismo y la intención siempre de desvincular el alcohol del resto de sustancias, a pesar de que el alcohol es la ya droga a nivel mundial que más repercute en la salud del individuo, en su entorno familiar o social, y que genera más gasto sanitario derivado de su uso y abuso. La mayoría de personas aceptan mejor a un bebedor de alcohol que a un usuario de cannabis. Esta es la percepción de la mayoría de ciudadanos, aunque para nosotros el cannabis sea más habitual, todavía no es aceptado socialmente. Hay que cambiar la percepción que la mayoría de personas tienen del cannabis, y eso es complicado y requiere tiempo.
¿Cuál es la posición actual de los políticos al respecto?
En los últimos cuatro años se ha implementado el interés por el uso terapéutico del cannabis especialmente, en una búsqueda por parte de algunos pacientes, de sustancias naturales y tratamientos alternativos para sus dolencias. Los políticos en su mediocridad no son capaces de visualizar y racionalizar las posibilidades de una industria derivada del cannabis, que nos aportaría recursos terapéuticos, medioambientales, y una industria multidisciplinar en materiales derivados del cáñamo.
Vuelvo a insistir en que que el alcohol sea una droga legal en España y que el cannabis no, por supuesto desde el punto de vista lúdico también, es totalmente incongruente y surrealista. También podemos afirmar que en la situación actual del cannabis terapéutico, el Estado está incumpliendo la legislación internacional, ya que aun considerando el cannabis como sustancia estupefaciente, hay que regular su uso, como se ha hecho con los opiáceos. Lo que no puede ser es que se niegue el tratamiento y el uso de cannabis sistemáticamente. ¡Hay que regularlo, no prohibirlo!
Para regularizar el cannabis para uso terapéutico hace falta también investigación clínica...
La comunidad médico-científica comprueba la posibilidad de usar fármacos o moléculas activas mediante los ensayos clínicos. Nos aportan los estudios necesarios para evaluar la toxicidad, los efectos terapéuticos, los efectos secundarios, y las características de uso de las diferentes sustancias. En el caso de los cannabinoides, hay pocos ensayos clínicos realizados, lo cual hace que no tengamos datos comprobados científicamente sobre aspectos tan importantes como las dosificaciones exactas, los ciclos de tratamiento, las combinaciones de cannabinoides más efectivas en cada patología, etc. Sería muy importante, pues iniciar ensayos clínicos para obtener datos e información, que sí sería aceptada por el resto de profesionales de la salud. Pero los ensayos clínicos tienen un coste muy elevado y pueden tener una duración de 3 hasta 6 años en algunos casos. Solo los laboratorios farmacéuticos, y no todos, tienen la capacidad de realizar estos ensayos.
En Italia está permitido el cannabis terapéutico con autorización, pero la regulación existente es escasa y poco clara, mientras que en España directamente no existe ningún tipo de regularización. ¿Cree que ambos países podrían colaborar para regularizar la parte de legislación que falta en cada uno?
Realmente nos encontramos con el problema de las diferentes legislaciones en los países. Personalmente creo que el uso de cannabis debería ser para los pacientes un derecho, si pueden y quieren ser tratados con cannabis. El cannabis no es una panacea, pero si que nos puede aportar efectos que no encontramos en otros tratamientos, con ausencia de efectos secundarios. Se debería legislar de manera común en este ámbito, pero es muy complicado que así sea, y cada país regula a su interés o manera…. Tenemos ya modelos de regulación y dispensación de cannabis terapéutico, para poder imitar o mejorar.
¿Por qué la vaporización y la asunción sublingual son los métodos mejores para asumir el cannabis?
La vía inhalada mediante vaporización es muy interesante. De entrada, si usamos bien el vaporizador, no se produce combustión, por lo que se puede considerar una vía limpia, sin que se generen derivados cancerígenos de la combustión de la hierba o del concentrado. Además, el efecto es inmediato y se puede mantenerse unas 4 horas, siempre dependiendo de la dosis y de cada paciente. Podemos vaporizar prácticamente todos los cannabinoides y terpenos de la planta, en función de la temperatura de vaporización que usemos.
La vía sublingual, por su parte, nos asegura una mejor absorción que la vía oral. Por vía oral los cannabinoides tienen una biodisponibilidad muy variable, se absorben de manera irregular, dependiendo de múltiples factores, aunque sea la vía más utilizada, ya que, en forma de aceites, por ejemplo, es muy práctica su administración tanto en niños como en adultos. También por esta vía, evitamos el paso del THC por el hígado, por lo que su disponibilidad es mayor que si se absorbe por vía oral, ya que en este caso los cannabinoides pasan por el hígado y se metabolizan.
Uno de los últimos objetivos de la medicina cannábica es la selección de combinaciones entre terpenos y cannabinoides. ¿Puede hablarnos de algún ejemplo práctico que conozca?
Como mencionábamos antes, los cannabinoides son químicamente terpenofenoles, por lo que tenemos que pensar que los cannabinoides son los terpenos que solamente encontramos en la planta de cannabis. Hay probablemente unos 15.000 terpenos diferentes en la naturaleza, y de estos, 111 a día de hoy, solo los encontramos en el cannabis Sativa, ¡en ninguna otra planta del reino vegeta! Los terpenos, comparten efectos y probablemente vías de acción comunes con los cannabinoides. Hay poco estudiado sobre los terpenos, pero son un arsenal inapreciable de moléculas activas, que constituyen el efecto sequito en los aceites elaborados con la planta entera.
Por ejemplo, si usamos Mirceno, un terpeno muy común en las variedades Indicas, potenciamos en efecto inductor del sueño y relajante corporal, así como analgésico que nos aportan las variedades Indicas en general. Podemos potenciar el efecto antiepiléptico del CBD por ejemplo si usamos también linalool, que es un terpeno con propiedades anticonvulsivantes. Realmente se podría conseguir la mezcla perfecta entre cannabinoides y terpenos para cada patologia,probablemente podrían ser mucho más efectivos los tratamientos. Se conocen más asociaciones entre cannabinoides y terpenos que las antes mencionadas, pero son ejemplos de estas sinergias entre terpenos y cannabinoides.
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