- Desde los campos de Taranto, en la región italiana de Apulia, llega una historia cargada de superación y esfuerzo. Los ganaderos y agricultores de la zona han comprobado durante los últimos años que sus campos de cultivo han quedado completamente inservibles debido a la actividad contaminante de una industria cercana. La innovación ha dado lugar a que esos mismos campos estén llenos ahora de plantaciones de cannabis.
Ilva es la mayor planta de acero de Europa. Con sus 15 millones de metros cuadrados, proporciona en la región de Apulia, en el sur de Italia, alrededor de 14000 empleos. Sin embargo, también ha causado contundentes estragos en la zona debido a su actividad. De hecho, en numerosas ocasiones tanto la industria como el Gobierno italiano han sido acusados en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de causar miles de muertes ignorando las normas de emisiones marcadas.
Además, las emanaciones tóxicas que ha estado emitiendo esta planta industrial a la atmósfera durante décadas no solo han puesto en riesgo la salud de las personas, sino que también han destrozado los campos de cultivo en un radio de 20 kilómetros. Esta situación se debe a la dioxina, un compuesto cancerígeno que se libera en la atmósfera por la actividad de grandes industrias y que después vuelve a caer a la tierra para ser absorbida por la superficie.
Su actividad genera una gran controversia y malestar. Uno de los momentos más críticos en la región se produjo en el año 2008. Entonces, el gobierno regional de Apulia obligaba a dos agricultores locales, Vicenzo y Vittorio Fornaco, a sacrificar su rebaño de 600 ovejas. El motivo no era otro que los altos niveles de dioxina en la hierba, que había dejado a los animales inservibles para su consumo humano. Estos ganaderos, como muchos otros compañeros, decidieron pasarse a un cultivo alternativo: plantaciones de cannabis. CanaPuglia es una asociación que ha decidido enfrentarse a la polución emitida por la industria plantando grandes cosechas de la planta a su alrededor.
La decisión queda muy lejos de ser mero capricho. Desde CanaPuglia aseguran que las raíces del cannabis son capaces de limpiar las tierras contaminadas, gracias a que absorben los compuestos tóxicos. La variedad que cultivan es una Cannabis Sativa legal, que contiene niveles muy bajos del cannabinoide THC, causante de los efectos psicoactivos.
Esta extraordinaria capacidad de la planta, ya no solo para sobrevivir en entornos altamente contaminados, sino también para limpiarlos, no es ni mucho menos nueva. Corrían los primeros años de los noventa cuando expertos en agricultura se aventuraban a llevar el cannabis a las zonas cercanas a Chernóbil (Ucrania). Allí llevaron a cabo experimentos para determinar cómo la planta podía colaborar en la recuperación de las tierras y obtuvieron resultados muy positivos.
Las cosechas en Apulia demuestran que el cannabis es muy efectivo reduciendo los niveles de dioxina. Además, gracias a ellas, unos 100 agricultores y ganaderos que vivían cerca de la factoría no han tenido que desplazarse para poder continuar con su labor. Si las plantaciones despegan, no es tan descabellado pensar que muy pronto Apulia podría llegar a convertirse en uno de los epicentros del cannabis con bajo THC en Italia.
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