- La turba es un componente fundamental de los sustratos para plantas de invernadero y viveros, pero la extracción de este material es insostenible debido a sus impactos ambientales negativos.
- Varios países europeos han prohibido la venta de turba a los consumidores, por lo que los fabricantes de sustratos deberían prescindir voluntariamente de ella a partir de 2025, con una prohibición total que entrará en vigor en 2030.
- La cañamiza, la viruta resultante de trocear los tallos del cáñamo, es un subproducto de su cultivo (fibra, semilla, medicinal) y es un material renovable sin explotar. Ahora un novedoso enfoque considera reutilizar esta fibra del cáñamo como sustituto de la turba en sustratos para la producción hortícola.
El cáñamo está surgiendo como un remedio inesperado para uno de los daños ambientales ocultos de la industria de la horticultura. Durante años, los jardineros han utilizado un aditivo del suelo particular para facilitar el crecimiento de una amplia variedad de plantas: la turba, un ingrediente universal para el cultivo de casi todas las especies vegetales en la mayoría de los sistemas de producción.
Es un ingrediente común en las mezclas de tierra para macetas y es fácil de encontrar en las tiendas de jardinería. Lo que es realmente difícil es superar todas las buenas cualidades de la turba, como su alta capacidad de retención del agua, adecuada porosidad y buena aireación. Además, no se descompone demasiado rápido.
Pero los costes ambientales de conseguir turba son muy altos: se necesitan muchos miles de años para que se desarrolle una turbera y, cuando se extrae, realmente no se puede reemplazar. Se trata de humedales donde se acumula materia orgánica generada después de décadas de descomposición, zonas pantanosas que juegan un importante rol en la protección del medioambiente, ya que son clave para mantener la biodiversidad, además de evitar inundaciones o sequías. Y lo más importante: nos ayudan a combatir el cambio climático, ya que acumulan en su interior más carbono que todos los bosques del mundo juntos. Además, la extracción de turba produce una nefasta consecuencia: la liberación de CO2 causante del 10% del efecto invernadero. Por eso es necesario protegerlas.
La industria de la turba se enfrenta a una oferta cada vez menor, así como a posibles nuevas restricciones a la venta: muchos países han aprobado o propuesto leyes que prohíben la venta de turba a los consumidores, debido a estos impactos ambientales. Ahora investigadores de la Universidad de Connecticut se han preguntado si una fibra de cáñamo, en concreto la cañamiza, podría imitar las propiedades de la turba que la convierten en un atractivo aditivo para producir sustratos.
Una fibra con gran potencial
La cañamiza procede del núcleo interno del tallo de cáñamo, material leñoso de alto contenido en celulosa que lo hace poroso y altamente absorbente; y cuyos usos son de amplio espectro y gran potencial industrial. Esta cañamiza se considera un subproducto que a menudo se descarta del proceso de fabricación de textiles de cáñamo, en el que las tenues fibras exteriores del tallo se hilan para formar una tela o cuerda.
Los investigadores norteamericanos plantearon la hipótesis de que el tamaño de partícula de la cañamiza, similar al de la turba, podría ayudar a proporcionar algunos de sus mismos efectos, por lo que comenzaron a realizar pruebas. Y los resultados han sido muy prometedores. Por ejemplo, en estudios realizados con petunia cultivada en invernadero, descubrieron que puede reemplazar la turba hasta en un 66%... y aun así producir una planta con calidad de mercado similar, en la misma cantidad de tiempo y con la misma fertilidad.
De esta forma, la reutilización de la cañamiza conlleva un doble beneficio ambiental: desvía una enorme fuente de desechos de la industria del cáñamo y reduce la necesidad de recolección destructiva de turba.
A continuación, el equipo de investigación probará la eficacia de la cañamiza con otras plantas en sustratos de cultivo para plantas leñosas (perennes y caducifolias), herbáceas perennes y pastos ornamentales, plantas de jardín y hortalizas. Y prevén una respuesta muy positiva del nuevo material. De hecho, en una encuesta previa al ensayo, informan, el 100% de los productores indicaron que "estaban extremadamente o muy interesados en la investigación que evaluara alternativas sostenibles a la turba" y que "el uso de cañamiza, un recurso renovable para la producción de plantas, sería considerado muy favorablemente por parte del público".
A medida que el suministro de turba se topa con restricciones inminentes y se consuma cada vez menos en el mundo, investigaciones como la de la Universidad de Connecticut serán cruciales para ayudar a la industria hortícola a capear la tormenta que se avecina. Y es que para que te hagas una idea, un gran vivero puede utilizar más de cinco piscinas olímpicas llenas de turba para su producción de sustrato anual.
Otras perspectivas del cáñamo como material revolucionario
El mercado de cáñamo está creciendo rápidamente a medida que aumenta el interés en alternativas ecológicas y sostenibles a escala global. Las empresas de las industrias textil y de la construcción se están dando cuenta de su potencial como recurso flexible y sostenible. Y se espera que el mercado de cáñamo experimente un crecimiento e innovación significativos a medida que las leyes cambien y las preferencias de los consumidores tornen hacia opciones más respetuosas con el medio ambiente. Por ejemplo:
Con el auge de biocompuestos: las cualidades de fibra natural y aglutinante de resina del cáñamo son las que están fomentando su uso en materiales compuestos que son parcial o completamente derivados de fuentes biológicas. Los fabricantes están utilizando plásticos a base de cáñamo más ligeros, más fuertes y más respetuosos con el medio ambiente para reemplazar los plásticos tradicionales en todo, desde tableros de muebles hasta paneles de automóviles.
Revolución en la construcción: la industria de la construcción está tomando nota de las cualidades aislantes y retardantes de fuego del cáñamo; los bloques prefabricados de cáñamo ofrecen un mejor rendimiento térmico y una menor huella de carbono que los ladrillos tradicionales. Las cualidades de amortiguación acústica del cáñamo también están ganando terreno en aplicaciones sensibles al ruido, como estudios de grabación y escuelas; y este material adaptable está destinado a revolucionar las prácticas de construcción ecológica.
Nanotecnología nivel microscópico: los avances científicos están revelando el potencial oculto del cáñamo. Al incorporar nanocelulosa derivada de fibras de cáñamo, los científicos están creando materiales ultrarresistentes y livianos, adecuados para su uso en implantes médicos y componentes aeroespaciales. Con la ayuda de esta tecnología, se espera que el mercado del cáñamo penetre en más industrias de alta tecnología.
En resumen, el cáñamo se está posicionando como un material revolucionario en la búsqueda de soluciones sostenibles. Su versatilidad lo convierte en un recurso valioso en diversas industrias, incluyendo la textil, la de construcción y la automotriz. Y ahora también en la horticultura y producción de alimentos. El cultivo de cáñamo ofrece un impacto ambiental positivo, gracias a su capacidad para crecer con bajos insumos de agua y pesticidas, además de mejorar la salud del suelo. Su rápida capacidad de regeneración y para capturar carbono amplifican su valor ecológico. Al integrar el cáñamo en más aplicaciones, se podría reducir significativamente nuestra dependencia de materiales no renovables y contaminantes, ofreciendo un futuro más sostenible y respetuoso con nuestro planeta.
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