Canadá regula el cannabis como medicamento y desata una estampida de empresarios a la caza de licencias

De hecho, desde que las autoridades canadienses tomaron la medida, el Ministerio de Sanidad del país ha recibido casi 900 solicitudes para obtener el permiso de cultivar cannabis con estos fines, a una media de 25 peticiones por semana.

La conferencia financiera ‘Green Rush’, celebrada a principios de mayo en Vancouver, ha sido uno de los principales lugares de debate de la nueva situación y ha reunido a importantes empresarios del país.

La cara más representativa del encuentro fue la de Harry Barr, presidente de ‘Next Gen Metals’, una de las principales empresas dedicadas a la industria del cannabis terapéutico. Barr aseguró que su firma tienes planes de invertir capital riesgo en otras compañías del sector, e incluso explica que la empresa que dirige ya está obteniendo muchos beneficios. De hecho, ha pasado en los últimos meses de cotizar en bolsa a 0.033 euros a hacerlo a 0.47 euros por acción.

No es la única. Incluso algunas compañías mineras del país han solicitado permiso para producir marihuana para uso terapéutico. Una de ellas, Affinor, ha multiplicado por cinco su valor al pasar de producir oro a plantar cannabis. Ahí es nada.

También es el caso de Tweed Marijuana, la primera empresa de cannabis del país que cotizó en bolsa y cuya capitalización búrsatil supera ya los 67 millones de euros.

Mike Harcourt, exalcalde de Vancouver, por su parte, se convirtió hace menos de un mes en el presidente de ‘True Leaf’, otra compañía dedicada a la marihuana medicinal que pretende cultivar y distribuir el producto en gran parte del territorio canadiense, y que espera entrar en el próximo mes en el mercados de valores del país.

Harcourt se ha puesto al frente de la empresa con la intención de abordar “las preocupaciones sobre seguridad, eficacia científica y fiabilidad” del cannabis. Su intención es que, más allá del uso recreativo, se acabe llenando “el vacío de conocimiento para médicos y usuarios finales”, para que entiendan que es posible aliviar una dolencia específica utilizando marihuana, aseguraba Harcourt en un comunicado.

Por el momento, sólo son 13 las compañías autorizadas para producir marihuana destinada a pacientes con receta médica, en un país donde ya son 40.000 las personas que la necesitan, y donde se prevé que el número ascienda a 450.000 en unos diez años.

Quienes consigan la licencia para producir cannabis medicinal deberán acogerse a una serie de normas para producirlo y distribuirlo. Además, la medida ofrece a los pacientes la capacidad de elegir su proveedor, y una de las intenciones del cambio es que los problemas de seguridad derivados del cultivo casero se reduzcan.

Ahora los pacientes que consuman marihuana para uso terapéutico necesitarán un consentimiento médico en papel. Después, el productor con licencia tiene que confirmar que la autorización médica es apta, y el paciente podrá obtener solo la cantidad de marihuana necesaria para su tratamiento en un periodo de tiempo determinado. El médico no solo puede autorizar, sino también vender, proporcionar y administrar el cannabis a los pacientes.

Kash Heed es otro expolítico canadiense, que fue jefe del Departamento de Policía del Oeste de Vancouver, y que ahora es consultor de empresas de marihuana para uso terapéutico. De hecho, trabaja con algunas de las compañías de la zona que compiten para convertirse en las productoras de marihuana medicinal con licencia. Heed considera que la legalización total de la marihuana es necesaria, y cree que puede hacerse combinando la experiencia política con el deseo ciudadano de esa regularización.

Además, declara que, después de 30 años de trabajo en el gobierno, sabe que es posible llegar a un consenso en política cannábica que, además, beneficie a las empresas del país que pueden verse animadas con el impulso de la nueva regulación. Asegura que, de aquí a los próximos cinco años, Canadá tomará otras medidas similares a la actual y que, incluso, legalizará la marihuana para uso recreativo, “independientemente de quién esté al frente del país”.

Es optimista y considera que ese periodo de tiempo será aprovechado para poner en marcha programas dedicados a la prevención, a la educación y a la atención de la salud, para los que la medida impulsada en el ámbito medicinal puede ser un buen ejemplo. Y es que opina que la legalización en los estados norteamericanos de Colorado y Washington tendrá, tarde o temprano, repercusiones – económicas y de mercado - sobre el país, como resultado de lo que algunos políticos han definido como “la fiebre verde”.

De momento, y a pesar de que los políticos liberales de Canadá se han manifestado a favor de la despenalización de la marihuana, el gobierno conservador (que lidera en el país) no muestra interés en que esa legalización se lleve a cabo. Aunque este sector está empezando a ablandar su opinión al plantear la posibilidad de que se cree una normativa, basada en el pago de multas, que evite penas para quienes son acusados de poseer pequeñas cantidades de marihuana.

Mientras tanto, en el ámbito médico, se prevé que las ventas de cannabis para 2024 alcancen un valor de 1.300 millones de dólares con casi medio millón de pacientes autorizados a consumirlo de forma legal. Incluso ya se ha instalado la primera máquina expendedora de marihuana del país en el dispensario conocido como ‘Sociedad del Dolor’, y destinado a personas con padecimientos crónicos.

Los analistas se plantean que, si la ansiedad de las empresas canadienses por entrar a formar parte de la industria cannábica sigue aumentando, esta situación puede traducirse en una llamada a la legalización de la marihuana recreativa a largo plazo, y a pesar de las reticencias de los grupos políticos conservadores. 

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