- Los empresarios del cannabis en EEUU van ahorrarse algún que otro quebradero de cabeza. Si antes tenían que utilizar bolsas de McDonald's al pagar a sus empleados y andarse con cuidado al trasladar cantidades importantes de dinero, ahora podrán actuar como cualquier otro negocio. Esto es, operando a través de los bancos, que antes les daban la espalda atemorizados por las posibles represalias. Otra muestra más de que la nación norteamericana camina con paso firme hacia la legalización.
Cuando Ryan Kunkel mueve el dinero que ingresan los cinco dispensarios de cannabis que tiene en el estado de Washington, las escenas son más propias de una película de gánsteres que de la vida real. Contabiliza los billetes en la mesa de su pequeña oficina en Seattle y luego los deposita en una bolsa de cartón. Con el paquete en el maletero, toma los mandos de su BMW y pone rumbo a la oficina estatal de impuestos, para rendir cuentas ante las autoridades económicas de su país.
Sí, efectivamente, va a rendir cuentas al Estado porque dirige un negocio totalmente legal. En Washington está permitido el consumo de marihuana, tanto medicinal como recreativo. Pese a ello, Ryan debe estar muy atento por si alguien le sigue con ganas de adueñarse de aquello que no es suyo. Cualquiera diría que trata de esquivar a la Policía, como si fuera un delincuente. Es más, ha de planificar sus movimientos e ir modificando las rutas y los horarios para evitar sustos. Afortunadamente, las cosas han cambiado y pronto podrá dejar de hacerlo.
Gracias a la nueva guía aprobada por el Departamento de Justicia y la Red de Control de Crímenes Financieros del Departamento del Tesoro, los propietarios de negocios relacionados con el consumo de cannabis podrán abandonar ese escenario más propio de la ficción que de un país que se dirige hacía la legalización total de la marihuana. Con esta nueva normativa, las entidades bancarias podrán prestar al fin sus servicios a las empresas que comercializan la maría de forma legal.
Concienciadas de que, más allá de la legalización, hay otros asuntos importantes que abordar en torno a la cuestión del cannabis, las autoridades estadounidenses han tomado cartas en el asunto. Era de esperar. Si antes nadie quería saber nada de los amantes de esta hierba, ahora todos quieren su parte del pastel económico.
Las cifras son significativas. En Colorado, antes de que la marihuana fuera legal para consumo recreativo, la industria ya contribuía a las arcas públicas con más de 9 millones de dólares por impuestos sobre las ventas para consumo medicinal. Es más, tras abandonar la oficina de impuestos donde le dejamos, Ryan Kunkel había contribuido a las arcas estatales con más de 51.000 dólares. Pero le han puesto muy difícil ser legal, así que podría sentir la tentación de quebrantar las leyes ¿Por qué no sacar mayor tajada?
La pela es la pela
Como Ryan Kunkel, otros muchos vendedores de marihuana amparados por la ley han de pagar a sus empleados y proveedores con dinero en metálico, con el riesgo que eso entraña para los amantes de lo ajeno. He aquí una razón para cambiar las reglas del juego, pero no la única. Hay otra que tiene que ver con el bolsillo. Más allá de la seguridad, las autoridades buscan también hacerse con la parte que les corresponde de todo este negocio.
Si un empresario paga a sus trabajadores en metálico y después tiene que conducir con una bolsa de cartón en el maletero para abonar sus impuestos, puede caer en la tentación de no cumplir con el erario. Aunque Ryan, que es un tipo honrado, acude a la oficina a pagar lo que le corresponde, si ese mismo dinero pasa por un banco y las administraciones lo tienen controlado, pueden reclamar la parte que les toca incluso si otro empresario, menos honesto, trata de jugársela.
Y no solo eso. Además de estar al tanto de las cuentas, con esta nueva medida las autoridades cuelan un topo en el mercado de la marihuana, para contar con más ojos y oídos que le permitan detectar actividades sospechosas. Antes de que los bancos puedan prestar servicios a estas compañías, primero habrán de investigarlas, asegurarse de que poseen las licencias oportunas y avisar al estado por si aún no sabe de su existencia. Es más, todos los empresarios tendrán que rendir cuentas periódicamente a los bancos que, a su vez, tendrán que remitir sus informes a las autoridades.
La medida parece haber satisfecho muchas de las aspiraciones que albergaban los empresarios de la industria de la marihuana. "Esta es una gran victoria para nuestros miembros, nuestras comunidades y los bancos que tienen la oportunidad de servir a un nuevo y próspero mercado'', ha declarado Aaron Smith, director ejecutivo de la Asociación Nacional de la Industria Cannabis. No obstante, aún esperan que, más pronto que tarde, en EEUU el negocio de la hierba pueda operar como cualquier otra área del mercado.
Y aunque piensan que con la guía elaborada por el Departamento de Justicia se solventan muchos problemas, creen que las autoridades aún no otorgan suficientes garantías a las entidades bancarias. Pese a todo, la guía solo les exige "diligencia" en la comprobación. En caso de que, involuntariamente, operen con alguna empresa que infrinja la ley, la nueva norma les exime de toda responsabilidad siempre y cuando hayan cumplido con su parte del trato.
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