El Gobierno australiano calcula que se ingresarían 650 millones en impuestos si el cannabis se legalizara

Son muchos y de gran peso los argumentos que usuarios y colectivos procannabis dan para conseguir la legalización en sus países correspondientes. Algunos alegan, sin falta de razón, que se trata de una planta con innumerables beneficios terapéuticos; otros sostienen que regularla haría que los consumidores accedieran a hierba totalmente controlada y sin adulteraciones. Mientras, hay algo que nunca pasa inadvertido: todo el mundo (tanto quienes apuestan por ese avance político como los que no) es consciente de los cuantiosos ingresos que esta decisión generaría para un país.

Una de los naciones que más ha pensado recientemente en este asunto es Australia. La Oficina de Presupuesto Parlamentario ha estimado la cantidad de dinero que el Gobierno podría recaudar si, para el próximo julio de 2017, legalizara hipotéticamente el consumo recreativo de cannabis, el cáñamo, el cultivo y el comercio y le aplicara impuestos del 10 %. Según este organismo, los ingresos aumentarían en alrededor de 650 millones de dólares (588 millones de euros). Además, los gastos de la Policía Federal y de la Fuerza de la Frontera australianas también se reducirían, mientras que el consumo crecería a 333 toneladas hasta 2017 y a 378 hasta 2018.

La cuestión surge pocos meses después de que el Ministerio de Salud anunciara que modificaría la legislación para permitir el cultivo controlado de la planta para usos medicinales. Ha sido la propia ministra de salud, Sussan Ley, quien hace algunos días presentó en el Parlamento Federal ese proyecto de ley que, además de permitir el cuidado de la hierba, también quiere facilitar la fabricación de medicamentos cannábicos.

Las condiciones con este objetivo serán estrictas, con la intención de garantizar el control y la seguridad necesarios a los pacientes. Además, la norma pretende establecer un sistema plenamente australiano para obtener fármacos de marihuana y recetarlos al usuario final con la aprobación de un médico.

También se establecerá un mecanismo para solicitar y obtener una licencia que autorice el cultivo de la hierba con el propósito de fabricar medicamentos, así como otro a fin de conseguir el permiso necesario para investigar plantas de cannabis con aplicaciones medicinales. Además, quienes deseen cultivar necesitan demostrar que tienen acuerdos con fabricantes autorizados. De esta manera, la legislación asegurará que existe una cadena de producción adecuada y que no se genera un exceso de oferta.

Se trata de un gran avance, puesto que, por primera vez en mucho tiempo, el partido de la oposición y los liberales han aceptado casi por unanimidad modificar la Ley de Estupefacientes de 1967. Puede que solo sean necesarios unos pocos meses para ver un sueño hecho realidad, al menos, para los pacientes australianos.