- Desde finales de noviembre ya se puede consumir marihuana con fines terapéuticos en el país sudamericano. Un logro que se debe atribuir a las madres y padres de niños con epilepsia, quienes, avalados por estudios médicos, han luchado para que el consumo del cannabis sea legal.
- Esto puede considerarse un paso más en la legalización de la marihuana en Latinoamérica, donde otros países ya cuentan con una legislación permisiva en el consumo de la planta, aunque hay familias que todavía piden una mayor normalización del autocultivo.
La legalización del uso del cannabis se extiende por América Latina. Primero fueron Uruguay y México quienes aprobaron normas para un consumo recreativo, luego les siguió Colombia y Chile con regulaciones en el campo terapéutico, y ahora le toca el turno a Argentina. Esta despenalización es una muestra más de la creciente aceptación de la planta en el continente americano y en el mundo entero.
En esta ocasión, la iniciativa argentina es fruto de la presión ejercida por madres y padres de niños con problemas de salud, a los cuales el uso del cannabis les ayuda en su enfermedad. Los casos de epilepsia infantil resistente a los tratamientos convencionales (también conocida como epilepsia refractaria) se han multiplicado en Argentina durante los últimos años. Desde las organizaciones Cameda (Cannabis Medicinal Argentina) y Mamá Cultiva, las familias llevan luchando más de un año para que sea legal el aceite del cannabis, que disminuye los dolores y síntomas de los enfermos y mejora así notablemente su calidad de vida y su entorno. Hasta el momento, a cientos de familias del país no les quedaba otra opción que extraer el aceite de la flor en la clandestinidad para que así sus hijos dejaran de padecer ataques epilépticos.
Ahora la nueva ley permite la investigación de la planta y la importación y distribución del aceite extraído del cannabis, pero no despenaliza el autocultivo. Un paso que es insuficiente para muchos, mientras que se convierte en una esperanza hacia una mayor permisividad legal para otros. Desde el Ejecutivo han querido tranquilizar a las familias asegurando que existirá un 'periodo ventana' de importación hasta que el Estado, a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), esté en condiciones de producirlo.
El aumento de países que despenalizan el uso del cannabis no hace nada más que constatar sus beneficios probados en numerosos estudios científicos.
Aún así, la controversia por este avance legislativo sigue existiendo. Valeria Salegh es la presidenta de la asociación Mamá Cultiva y considera que el aceite de cannabis no es una sustancia capaz de ser estandarizada como lo contempla el Gobierno. "Ya descubrimos que las moléculas aisladas no sirven para nada, necesitamos la planta completa", apunta Salegh.
Para las familias, la solución está en el autocultivo. Paulina Bobadilla, integrante de Mamá Cultiva Chile, una ONG que ya ha conseguido sus objetivos en el país vecino, asegura que conocen muchos casos en los que el aceite estandarizado no funciona. "Es lo mismo que con los medicamentos tradicionales, tienes que tener diferentes cepas para ir viendo cuál es la que funciona. Nosotros cultivamos tres, cuatro o cinco, depende del espacio que tengas", explica Bobadilla.
Ellas se basan en la experiencia con sus hijos y en los estudios que avalan la idoneidad del consumo del cannabis para combatir la epilepsia. "Es una planta milenaria y con muchas propiedades y por fin el poder legislativo empieza a verlo de esta manera. No se reglamenta el autocultivo, pero en el artículo 8 de la norma hay un registro que nos exime del artículo 5 de la ley de drogas (que otorga penas de cárcel a quien produzca marihuana). De alguna manera, generamos un paraguas legal para que nosotras sigamos con lo nuestro", destaca Salegh.
La lucha de estas familias comenzó en octubre de 2015, cuando una de las madres, María Luisa Alisi, consiguió el primer permiso de Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica de Argentina) para importar el aceite derivado del cannabis Charlotte Web hasta su país, y así tratar a su hija, que padece el síndrome de West, una enfermedad infantil caracterizada por los espasmos. A partir de ese momento, las solicitudes se multiplicaron. A los dos meses ya había 60 familias que reclamaban el producto y, al semestre, la cifra se disparó hasta 150. Así, padres y madres comenzaron a unirse y se dieron cuenta de que no estaban solos en esa batalla.
Bajo el lema 'El dolor no puede esperar', las familias emprendieron una campaña de presión al Poder Legislativo con el fin de que su voz llegara hasta las cámaras y la ley cambiara para favorecer el cultivo y consumo de la marihuana en Argentina. Una planta que, según ellas mismas dicen, ha salvado la vida de sus hijos. En el camino contaron con el apoyo social de los argentinos y de otras asociaciones que están luchando por implantar la misma regulación en otros lugares. A iniciativa de la ONG Mamá Cultiva varios famosos del país se unieron a la causa para grabar un vídeo apoyando el cultivo de plantas por parte de familias con enfermos.
La iniciativa de legalización también fue impulsada desde Lamadrid, un pequeño pueblo a 500 kilómetros de Buenos Aires, donde la comunidad que milita por la legalización crece mes a mes, sumando médicos, cultivadores, abogados penalistas y, sobre todo, decenas de madres de todo el país que vieron cómo la vida de sus hijos enfermos mejoraba una vez que dejaban de lado los fármacos y pasaban a ingerir el aceite de cannabis. La presión de estos grupos impulsó la demanda de una ley para legalizar su cultivo para fines terapéuticos.
Una demanda que también se ha visto reforzada por la presión social en estos últimos días. Diversas organizaciones a favor de la despenalización de la marihuana marcharon el pasado 8 de diciembre en Buenos Aires para pedir que el Estado autorice el cultivo personal. Ésta es la séptima edición de la "marcha por la marihuana" y este año congregó a miles de personas en la Plaza de Mayo de esta capital, para exigir la legalización de la marihuana con fines terapéuticos y recreativos, así como el fin de la persecución policial a los cultivadores de la planta. En Argentina un cultivador de marihuana es detenido cada hora, una estadística que amenaza a miles de personas que a lo largo y ancho del país cultivan cannabis para consumo personal.
La legislación del cannabis en Latinoamérica
Con esta aprobación, Argentina se une a Uruguay, Chile, México o Colombia, donde el consumo de cannabis no está penalizado de diferentes formas. En algunos con fines recreativos, en otros solo para uso terapéutico, pero en todos los países ha provocado un debate social que ha llevado a desestigmatizar la planta y hablar sobre sus bondades.
Uruguay fue el primero que abrió la veda. En diciembre de 2013 fue el primer país del mundo en aprobar una ley que regula la producción y el comercio de la marihuana. Productores y consumidores deben inscribirse en un registro y se permite la producción, distribución y venta del cannabis, el autocultivo (con un máximo de seis plantas por hogar), los clubes de consumidores (con un máximo de 45 miembros y de 99 plantas) y la compra de hasta 40 gramos al mes en farmacias autorizadas. Sin embargo, aún hoy, la venta al público no ha comenzado. Las últimas informaciones del Gobierno uruguayo han fechado el comienzo de la comercialización para 2017.
México, por su lado, también autoriza el cultivo, transporte y consumo en clubes sin ánimo de lucro tras un fallo judicial. Sin embargo, en el segundo país productor mundial de marihuana, aún queda mucho por hacer con su restrictiva legislación. La autorización, hasta el momento, solo será efectiva para quienes lo soliciten, pero ya se convierte en un paso hacia la liberalización en el consumo de la marihuana.
Los colombianos también cuentan en su legislación con una normativa que reglamenta la marihuana a nivel medicinal y científico. Así, podrán plantar, cultivar y distribuir ateniéndose a la ley, especialmente sancionadora con los cultivadores autorizados que incurran en irregularidades.
Por su parte, Chile, país que junto a Paraguay produce la mayor cantidad de cannabis de América Latina, ha despenalizado recientemente el autocultivo de la planta con fines terapéuticos y recreativos. Así los chilenos mayores de edad tienen derecho a cultivar una planta y portar dos gramos de hierba.
El aumento de países que despenalizan el uso del cannabis no hace nada más que constatar sus beneficios probados en numerosos estudios científicos. Además, cada vez son más los lugares donde está permitido el autocultivo, un paso que aún está pendiente en Argentina para que esta primera victoria sea completa. Queda por ver si las autoridades del país pronto deciden seguir la estela de algunos de sus vecinos latinoamericanos.
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