- El Gobierno de Xavier Trias, el actual alcalde de Barcelona, acaba de presentar un plan urbanístico con el que quiere reducir los clubes cannábicos de la ciudad de 123 a 11. Lo hace a pocos días de las elecciones y su decisión ha pillado por sorpresa a todo el sector, aunque por suerte todavía debe superar varios obstáculos. Por lo pronto, el 24 de mayo sabremos si CiU vuelve a ganar las elecciones. Las encuestas no están de su parte.
En plena campaña electoral, el pasado día 6 de mayo, la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona formalizó la aprobación inicial de un plan especial urbanístico con el que se pretende cerrar gran parte de los clubes sociales de cannabis abiertos en la capital catalana. De esta forma, y según las primeras estimaciones, la urbe verá cómo se reduce su oferta de locales de 123 a 11 de aquí a 2017. Todo ello, si CiU sigue en el poder y su plan es apoyado en el Pleno.
A pesar de que el consistorio, en un principio, hablaba del posible cierre de "una veintena de clubes", la cifra se ha ampliado drásticamente después de que el ayuntamiento decidiera que debe existir una distancia mínima de 150 metros entre estos locales y lugares sanitarios, culturales, docentes y deportivos susceptibles de ser frecuentados por menores de edad.
Con la aprobación inicial de este plan, según ha explicado a Dinafem Jaume Xaus, portavoz de la Federación de Asociaciones Cannábicas de Cataluña (CatFac), también se pretende prorrogar por un año más la moratoria de licencias, que finalizaba en junio, "por lo que las asociaciones que no tuvieran licencia o que tuvieran la tramitación sin terminar seguirán sin poder abrir".
El alcalde de la ciudad, Xavier Trias, explicó que la decisión pretende "evitar que Barcelona se convierta en un referente de cannabis en el mundo". La considera una media lógica desde el punto de vista sanitario, para evitar que en estos lugares "se acabe generando un mercado de la marihuana". Además, entre sus objetivos está evitar que los jóvenes banalicen el consumo. "Si alguien quiere ver los estragos que causa el cannabis en los jóvenes", dijo el alcalde, "sólo tiene que ir a los hospitales y que allí les expliquen la situación".
El plan se hará público en menos de diez días y la fase para presentar alegaciones estará abierta durante dos meses. "Lo único que sabemos de momento es que ese plan aleja a las asociaciones de cualquier centro o espacio donde puedan haber menores", dice Xaus. "Cuando leamos el texto decidiremos si presentamos enmiendas o algún recurso en última instancia".
El portavoz de CatFac explica que la decisión del consistorio ha cogido por sorpresa no solo al sector cannábico, sino también al resto de partidos políticos, al Consejo de Drogodependencias del Ayuntamiento, al sector sanitario y a los expertos en reducción de riesgos. "Es algo que no esperábamos porque lo habíamos trabajado a todos los niveles y con un enfoque muy distinto, en el que había consenso incluso por parte de CiU". De hecho, las asociaciones del sector estaban presentes en el propio Ayuntamiento cuando se enteraron de la decisión que han tildado de "electoralista".
Incluso las asociaciones de usuarios de cannabis, en el marco de la campaña "Somos lo que Cultivamos", solicitaron una reunión con el alcalde, el pasado 18 de febrero, para explicarle la situación de las más de 300.000 personas en Barcelona que forman parte de estas asociaciones, así como todas las propuestas de autorregulación que se estaban trabajando entre las dos federaciones. El alcalde, ni siquiera respondió a esta petición.
Según estas federaciones, "justamente Trias, hace prácticamente un año, decidió hacer una moratoria de las licencias de actividades en clubes y asociaciones instando a un proceso participativo con todo el sector, para encontrar un encaje satisfactorio para todas y todos en nuestra ciudad. Ahora, a punto de llegar al plazo que él mismo se marcó, no tiene en cuenta todo el trabajo que se ha estado haciendo para llegar a un consenso".
Está claro que ha tenido lugar un cambio de rumbo dentro del propio partido, sin previo aviso, en plena campaña electoral y "sin motivo ni criterios". Los argumentos que ha utilizado el consistorio catalán, dice Xaus, no se corresponden con cuestiones de seguridad o de salud, sino con "opiniones moralistas". La federación a la que pertenece no entiende por qué una decisión así "tiene que ser utilizada en clave electoralista para arañar un puñado de votos".
Además, el activista afirma que ésta no es la primera ni la segunda vez que el Ayuntamiento de Barcelona, cuando tiene que hacer frente a algún problema relacionado con el cannabis o el cultivo de semillas de marihuana, lo que hace es alejarla de las escuelas y de los menores "para decirle a la ciudad que el problema está arreglado, sin hablar, sin explicar nada, sin mirarlo de frente. Es decir, limitando a estas entidades para que no estorben más y que las tensiones se calmen".
Pero, ¿realmente los clubes cannábicos son vistos como un problema tan grande para Barcelona? Según Xaus, parece ser que sí, sobre todo a raíz del aumento del turismo cannábico procedente de Italia, Francia o Alemania, y por algunos titulares de prensa que hablan de Barcelona como la nueva Ámsterdam.
Además se han encontrado asociaciones y CSCs con "prácticas que dejan mucho que desear", con usuarios invitando a otros a consumir cannabis, repartiendo descuentos por la calle, menores en sus instalaciones y hasta lugares donde el cannabis estaba adulterado con sustancias de gran peligro para la salud. "Es algo que genera muchas discrepancias dentro del consistorio", dice Xaus. Aunque no sea lo habitual, existe precisamente porque es un sector que no está regulado y algunos prefieren dejar a un lado la lucha política "para encontrar la oportunidad de hacer dinero fácil mientras dan muy mala imagen al propio movimiento cannábico y generan miedos en el legislador".
Esa dudosa actuación podría recrudecerse por culpa de la decisión del Ayuntamiento. Según un comunicado de la CatFac, cerrar el 80% de los clubes supondría "dejar el sector en manos de un monopolio mucho más difícil de controlar".
Además, tanto CatFac como Fedcac lamentan una decisión que "no tiene en cuenta los derechos de las personas usuarias, la inseguridad jurídica que sufren y el aumento del mercado negro" que la situación puede generar. Consideran que el alcalde no ha tenido en cuenta todo el proceso de trabajo llevado a cabo por el propio Consejo de Drogodependencias del Ayuntamiento, donde diversos expertos y representantes de las asociaciones han discutido y consensuado criterios para regular las asociaciones garantizando la convivencia y la posibilidad de un cultivo regulado de semillas de marihuana para el autoconsumo de los socios.
Después de las elecciones, si CiU se mantiene al frente del Gobierno tendrá que negociar el plan con el resto de partidos y someterlo a aprobación del Pleno. No obstante, Xaus comenta que los activistas cannábicos esperan que, cuando llegue ese momento, "el panorama político haya cambiado en Barcelona" para que la cuestión se reorganice y todo empiece de cero. "Las circunstancias y criterios que se han tenido en cuenta en el presente plan no tienen ningún apoyo político más que el de CiU", asegura.
Que el cambio tiene visos de producirse es un hecho. Según la última encuesta del CIS, Ada Colau, candidata de Barcelona en Comú, es la candidata mejor situada para ganar las elecciones. El suyo es uno de los partidos, junto con Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya Verds (que se presenta por Barcelona integrado en Comú), dispuestos a regular los clubes sociales de cannabis "teniendo en cuenta la opinión del sector", afirma Xaus.
Las asociaciones cannábicas denuncian que cerrar las puertas a los clubes sociales de cannabis es lo mismo que empujar a sus usuarios a un mercado ilegal y dejarlos en manos de organizaciones criminales. Ahora habrá que esperar a que el plan se haga público y a las elecciones municipales para saber si CiU vuelve a estar al frente del consistorio catalán. O si el anuncio termina siendo, simplemente, una medida desesperada por captar votos de un alcalde que ya se ve sin su bastón de mando.
Parece que después de la etapa inicial donde se abrieron multitud de clubes, con todo tipo de acciones y mentalidades, el futuro de estos pasa por un mayor control y regulación que ayudara a eliminar las malas práctiacs y la afluencia de personas movidas únicamente por el beneficio y sin mucho interés por consideraciones de tipo sanitario, social o asociativo. Es de esperar que todos aquellos clubs que tratan de operar en la más estricta legalidad encuentren su encaje en una regulación promovida y respetada por todas las partes implicadas.
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