Blue Kush, una acertada mezcla de cualidades aromáticas y gustativas

Un cruce que encarna con orgullo los rasgos de sus predecesoras

La OG Kush es una genética de élite que lleva años conquistando al mercado norteamericano por su potencia y sabor, mientras que la Blueberry, la creación más famosa del breeder DJ Short, tiene como tarjeta de presentación su aroma y sus fantásticas características visuales. Nuestra Original Blueberry utilizada para este cruce es principalmente una variedad Indica (80% Indica, 20% Sativa), seleccionada en el año 2000. Era inevitable que estas dos genéticas tan consolidadas se unieran para combinar sus virtudes de una forma equilibrada.

¿Qué le aporta la Blueberry a la OG Kush? Lo primero y más obvio es la coloración. Tener una planta con la calidad gustativa y el efecto de la OG Kush, pero con un toque de color como el que ofrece la Blueberry con las bajadas de temperaturas nocturnas, era una opción bastante interesante. Porque esta planta puede desarrollar diferentes tonalidades dependiendo de las condiciones de crecimiento, que van desde los azules y púrpuras a los lavanda de las ramas superiores, mientras que la capa inferior de la canopia puede retener algunos tonos verdes muy marcados.

Pero también es cierto que la Blueberry tiene un tipo de aroma que es muy diferente al de la OG Kush. La OG Kush es lo que se dice una variedad overtone (en inglés), con un aroma muy dominante, muy claro, muy obvio; y la Blueberry ofrece notas undertones, que son más sutiles, más cremosas, más a frutos del bosque. Es un tipo de aroma que no pega tan fuerte a la nariz, como ocurre con el olor a amoniaco, a gasolina; pero que a su vez es muy denso y penetrante. Al final se utilizó la Blueberry como polinizadora, y la combinación funciona muy bien porque el resultado sigue teniendo el clásico aroma de la Kush, a petróleo con notas de limón, pero con unos matices cremosos a frutas del bosque que densifican el conjunto y disparan las papilas gustativas.

Estructura física de ramas más gruesas para cultivo optimizado

Al igual que ocurre con el sabor, la OG Kush también tiene una estructura bastante característica, con un estiramiento de ramas que puede llegar a producirse en exceso. La Blueberry también posee un estiramiento importante, ya que es una planta bastante índica pero que crece como sativa. Pero no llega a los extremos de la OG Kush. Lo que ocurre con este híbrido es que se confiere a la planta una estructura más recogida y compacta, con una estatura media que ofrece buenos resultados en interior, en particular en hidroponía o con los métodos de cultivo optimizado SCROG y SOG.

En el caso de la Blue Kush, los tallos son mucho más gruesos que en la OG Kush, con una distancia entre nudos más corta, lo cual es de mucha ayuda para soportar el peso de la planta. Es un factor muy importante, y con este híbrido hemos logrado una estructura más convencional y no tan estirada como se da en la OG Kush, cuyo tallos tan finos muchas veces es necesario entutorar, por el riesgo de rotura debido al peso de los cogollos.

Por eso la Blue Kush es muy adecuada para cultivar en SCROG, porque sigue teniendo un estiramiento importante para adaptarse muy bien a las mallas, pero a la vez se soporta mejor sin ayuda. Y una vez que se pone en floración sigue teniendo un factor de estiramiento bastante alto. Para el SOG (Sea of Green), donde no se utiliza la poda, la Blue Kush también se adapta a la perfección.

Colocón con sabor cremosamente afrutado

Nuestra variedad Blue Kush posee un 18% de THC y entre un 0,1 y un 0,2% de CBD. Gracias a su gran porcentaje de THC produce un efecto muy potente, mas bien relajante y duradero, con un buen equilibrio físico y mental. A muchos consumidores, sobre todo en Canada, les atrae esa combinación de efecto psicoactivo, aroma y sabor que se logra con la Blue Kush.

Su producción además es alta, y se trata de una planta fácil de cultivar y con floración de no más de 60 días, que crece con mucho vigor y que produce cogollos compactos y resinosos, muy bellos a la vista gracias a la combinación de brillantes púrpuras y azules. Y con una intensa fragancia que abarca notas de limón y gasolina para terminar en un cuerpo de frutos rojos, que tras el secado y el curado se convierten en verdaderas perlas de sabor. Unos cogollos, en suma, que resultan apetecibles de verdad. Un auténtico regalo para los sentidos.