- Soplan vientos de cambio en el corazón de Europa. El Ministerio Federal de Salud de Alemania ha presentado 'Cannabis como medicina', un detallado proyecto de ley con el que pretende modificar la Ley de Estupefacientes y con el que pretende relajar las estrictas medidas que regulan el consumo de cannabis terapéutico y, sobre todo, convertirse en el principal partícipe de todo lo que tenga que ver con la planta y sus usuarios medicinales en el país.
Aunque desde 2008 Alemania da licencias para que ciertas personas accedan a cannabis medicinal, el grupo, que aún es muy reducido, tiene que hacer frente a importantes desembolsos. De esta manera, podría considerarse que el consumo de cannabis terapéutico es legal. Sin embargo, está limitado y restringido a escasos afortunados que, además, hacen frente a la carestía de los productos traídos desde los Países Bajos. Ahora será una agencia nacional la que controle la producción de cannabis destinada a determinados enfermos. En algunos casos, el seguro sanitario cubrirá el coste. Con estas medidas, el país pretende modificar la ley que hasta ahora regula estos términos y abrir el camino hacia la investigación de los usos médicos de la planta.
El gobierno alemán quiere dar importancia al cultivo y hacer que más personas tengan la oportunidad de acceder a la hierba. Ya ha encendido los motores para conseguirlo: en las últimas semanas ha lanzado píldoras de información sobre el futuro para los pacientes que necesitan la planta y aún no pueden optar a ella. Ese futuro beneficia sobre todo a enfermos crónicos y terminales. Sin embargo, hasta este 7 de enero los activistas y pacientes aún no tenían claro cuál iba a ser la dirección real de todas las novedades.
De momento las asociaciones médicas están invitadas a comentar el proyecto hasta el próximo 5 de febrero, mientras que las medidas se implementarán en verano de este año. Entre otras cosas, se prevé que todo lo relacionado con la planta se gestione desde dentro, para lo que se formará una agencia estatal que se instalará en el Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios y que también se encargará de la producción y comercialización legal en farmacias.
Estará formada, en principio, por cinco responsables, que también tendrán que controlar la calidad del producto, supervisarlo, examinar su embalaje y asegurarse de que el cannabis está fácilmente disponible como medicamento. De la misma forma, regularán que la materia prima se suministre a los mayoristas y se distribuya sin mucha demora.
Además, dicha agencia establecerá un precio máximo del cannabis en estos establecimientos. De forma mensual, el coste no podrá ser superior a 1.800 euros por paciente. Se trata de una suerte de legalización del cultivo y su distribución, que hará que sea el propio país el único responsable de toda la cadena hasta el usuario final.
Esos medicamentos se basarán en flores de marihuana, extractos, Dronabidol y Nabilona, que habitualmente se utilizan para tratar náuseas y vómitos durante la quimioterapia en enfermos de cáncer. Serán respaldados por el seguro de enfermedad obligatorio, como un medicamento necesario más, un paso especialmente concebido para quienes menos recursos económicos tengan. Hasta el momento, los escasos privilegiados tenían que desembolsar grandes sumas de dinero para adquirir cannabis terapéutico. A pesar del avance, solo algunos serán afortunados.
Lo que ocurre es que Salud solo cubrirá su coste en caso de que no haya otro tratamiento diferente que también funcione para el enfermo. Además, aquellos a los que se les pague el coste del medicamento tendrán que participar en una investigación que se alargará hasta diciembre de 2018 y que será la base para obtener más desembolsos hasta agosto de 2019. En todo caso, supondrá un gran alivio para los beneficiados.
Según ha explicado Marlene Mortler, del Comisionado de Drogas del Gobierno Federal, "se requiere una base segura" para conseguir esta legalización y, por ello, también se necesita más investigación sobre los efectos del consumo. No obstante, el Estado quiere dejar claro que su objetivo no es dirigirse hacia la legalización "general".
En cualquier caso, parece claro que quienes no tendrán otra alternativa, más allá de la cannábica, serán quienes sufran (entre 60 enfermedades graves) dolor crónico, enfermedades inflamatorias, trastornos psiquiátricos, enfermedades neurológicas o pérdida de apetito y náuseas causadas por otra patología. De hecho, desde el pasado 1 de octubre el país ya autorizó legalmente que este tipo de personas accedan por su cuenta a la planta.
Además, como se explicaba anteriormente, hasta el momento era necesario un permiso especial para obtener fármacos con marihuana, otorgado por el Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios. Sin embargo, desde el momento en que se apruebe la ley, cada médico podrá prescribir este tipo de medicamentos.
La cantidad máxima que se permita comprar será de 100 gramos al mes, aunque puede ser superada en casos justificados. Además de esto, los enfermos no tendrán posibilidad de cultivar sus propias plantas, por lo que dependerán de las cepas que a nivel nacional se pongan a su disposición. Según información oficial, esto está pensado por el riesgo de obtener dosis imprecisas y arriesgadas. Con este tipo de decisión pretenden "facilitar la vida a los pacientes" y quieren que el acceso a medicamentos basados en cáñamo sea más rápido y barato que hasta el momento.
Los activistas opinan que estas circunstancias, aunque todavía algo difusas por la falta de información, forjan el camino hacia una nueva realidad y ayudarán a que otros cambien su mentalidad y entiendan que la marihuana puede ser una solución natural para problemas reales.
De momento, el proyecto debe ser aceptado por los principales actores implicados y ha sido enviado a la Unión Europea, puesto que los posibles cambios en leyes nacionales de drogas tienen que ser conocidos por todos los estados miembros; esto también podría provocar cambios. Los activistas ahora esperan para ver cómo se desarrollará el proceso y bajo qué términos acabarán aprobándose estas medidas. Alemania, no obstante, parece que va por buen camino.
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